CAPÍTULO 31 ¡Decide!.

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—¿Qué?—dijimos casi que al unísono. Unos más fuerte que otros, creo que yo fui la única asustada.

Mike tuvo que esperar que se calmaran la lluvia de preguntas antes de comenzar a explicarnos.

—Ya sabíamos que el desperfecto del auto donde viajaba Gabriel, no había sido accidental. Luego ocurrió lo del asalto en la pizzería que parecía ser algo fortuito, pero algo no terminaba de encajar. Era un robo donde no robaron. Lo que parecían ser dos rompecabezas distintos, tuvieron una pieza en común que los unía. Los chicos del robo a la pizzería estaban realizando una iniciación para la pandilla Hades, cuyos integrantes suelen tatuarse un cerbero. Y uno de los mecánicos que trabaja en el taller de la empresa que nos rentó el auto, tiene tatuado un cerbero y ha sido reconocido como un integrante de esa pandilla.

—¿Y cómo llegaron de allí hasta Stuart?—preguntó Rámses.

—Los reos con cargos de violación son los más despreciados en las cárceles. Stuart ha tenido que sobrevivir en la cárcel de una u otra manera, la dinámica en la cárcel es aliarse a algún grupo que sirva para protegerte, que mantenga alejados a los que quieren matar a un violador o quizás pagarle con la misma moneda. Así que ha mantenido cierta amistad con alguna pandilla interna, ¿adivinan de cuál pandilla hablo?.

—Hades...—murmuró Marypaz, Mike asintió.

Los chicos explotaron en preguntas, querían saber que haríamos al respecto, que acciones judiciales tomarían para evitar eso. Gabriel habló de aumentar su sentencia, Rámses de enviarlo a aislamiento de por vida. Marypaz quería saber que podían hacer para protegerme a mí. Jeremy quería comprar a la pandilla para que dejaran de proteger a Stuart. Pero yo no hablaba, tenía un nudo en la garganta que no podía saber si era de ganas de llorar o de la rabia que sentía de que ese hombre, esa basura, no pudiera quedarse en mi pasado, no pudiera enterrarlo de una buena vez por todas. Los chicos seguían hablando en voz muy elevada, tanto que no lograba entender lo que decían, pero esta vez fue Fernando quién pidió a todos calma antes de que Mike pudiese seguir hablando.

—Lo que tenemos son hechos circunstanciales que no son suficientes para poder incriminar a Stuart en nada. Lo del aislamiento en realidad es una excelente idea—dijo mirando a Rámses—, una que, si podemos llevar a cabo de forma preventiva, sin embargo y aunque lo tengamos en aislamiento, y con lo poco que sabemos de su contacto con esta banda, les pido a todos que tengan mucho cuidado y prudencia. Sean paranoicos por favor, de lo contrario tendremos que extremar las medidas de seguridad y ya sabemos lo mucho que las odian.

—¿Y no pueden grabar sus conversaciones?—preguntó Marypaz—, quizás así consigan pruebas de como planificó todo.

—No es legal, no es fácil y aunque lo lográramos no podríamos usarlo como evidencia porque no fue obtenida de forma legal, pero siempre hay algún preso que quiere algún beneficio de la ley y la mejor forma de conseguirlo es colaborar con otro caso de la fiscalía, en eso estamos también trabajando, pero no es fácil, porque si los presos se entregan que existe un soplón entre ellos, nuestro informante no durará ni un segundo.

—Pero si es algo que él está orquestando desde la cárcel significa que debe tener contacto con el exterior. Quizás con Rosalía o alguien de la banda—Jeremy intervino.

—Esa es la lógica, pero no es nada fácil lograr. Pertenecer a una pandilla es ilegal, así que si bien es cierto que saben quién es de cual pandilla, también es cierto que estas personas son expertas en limpiar sus huellas de cualquier cosa que los pueda incriminar. Así que no es como que alguien de Hades pueda visitar a un ex colega en la cárcel y recibir las instrucciones. Sin embargo, están investigando quién puede ser el contacto externo que está ayudando a ejecutar sus planes.

No Juzgues La Portada 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora