¿Cuántas veces nos hemos caído a lo largo de nuestra vida? Han sido tantas que no seríamos capaces de contarlas y menos de recordarlas. En nuestra mente solo quedaron grabadas algunas y en nuestro cuerpo unas cuantas.
Sin darnos cuenta, constantemente nos tambaleamos en la cuerda floja, buscamos mantenernos arriba, no caernos y lo primero que levantamos son los brazos, como si pudiéramos sostenernos de hilos transparentes y seguir por nuestro camino.
Caer...
Sueños sin sentido pero con la fuerza siguiente para despertarnos de inmediato y hallar el valor de nuestro cuerpo; nuestra existencia. El temor a caernos es igual de real como el miedo a ya no poder despertar, quedarnos en un espacio sólo, vacío y silencioso.
¿Dejar de pensar en nosotros mismos significa dejar de existir? Ante la caída pensamos en los demás, en las personas que formaron parte de nosotros.
Manos, piernas, cabeza, vista, sangre... todo para evitar caer... yo, tú, ellos, nosotros, todos y nadie... han caído ¿Quién se pudo sostener?
1814
La azabache no se podía creer lo que estaba sucediendo ¿Una salida? ¿Eso sería posible?
Momentos antes consideró aventarse por la ventana y huir en alma de aquel mundo; ahora le brindaban la posibilidad de huir en cuerpo y alma. Pero ¿y si era una trampa de su esposo? Tal vez solo quería probar su fidelidad, aquella mañana había dejado en claro su preocupación respecto a lo sucedido en la casa de los Kurosaki.
De pronto, la puerta de la habitación se volvió a abrir.
—Cariño, el doctor ha llegado —anunció Renji entusiasmado. En su rostro se dibujaba una sonrisa tan cálida como el sol de primavera, cualquiera que no lo conociera a profundidad pensaría en él como un ser servicial, profesado a Dios con todo su ser.
Al ver el rostro asustado de su esposa, la sirvienta sosteniendo una cesta -de la cual no había sido informado-, levantó en él varias dudas.
Rukia al ver a Renji acercarse a ellas, tomó rápidamente una galleta de la cesta y se la ofreció.
—Me han hecho las galletas con la receta de mi familia —caminó hacia él para que no pudiera observar lo que había adentro —. Prueba una, saben deliciosas —los nervios la estaban consumiendo, las manos le temblaban al sentirse descubierta.
Su esposo tomó la mano con fuerza. Intercambió su mirada entre la galleta y la chica. Él había dado la orden de que, cada uno de los trabajadores sin excepción, hicieran una reverencia al verlo pero aquella jovenzuela ni siquiera se había dignado a voltearlo a ver desde que entró a la habitación. Chica nueva, galletas y su esposa nerviosa.
—Tú no eres de aquí —declaró abandonando toda cualidad amigable. Se colocó por delante de Rukia sin soltar su muñeca —¿Quién eres?
La joven respiró hondo, por las palabras de la otra familia sabía que aquel sujeto era un peligro, así que debía mantenerse alerta. Se dio la media vuelta, adoptando una actitud servicial.
—Disculpe mi falta de respeto —hizo una reverencia —. Soy nieta de una de las sirvientas, por el momento ella se encuentra enferma y me ha pedido que la remplazara hasta que mejorara —aclaró sin desdibujar su blanca sonrisa.
Renji seguía sin confiar en ella pero también sabía sobre la ausencia de una de las sirvientas, tal vez no era ninguna intrusa como lo había pensado. Se dio la media vuelta para ver a su esposa e ignorar a la otra fémina.
—Con gusto la probaré.
El aire regresó a la escuálida azabache, por unos momentos se sintió a salvo. Aquella extraña fue habilidosa en engañar a su esposo aunque también tenía miedo al pensar en las mil y un consecuencias si Renji se enteraba de la mentira.
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[+18] [AU ICHIRUKI] † Dolorosa † [BLEACH]
FanfictionRukia es una chica aventurera... de los libros. Una vez que entra a la universidad para estudiar arte se encuentra con un chico llamado Ichigo, ella queda enamorada perdidamente de él sin embargo no tiene el valor suficiente para decirle sus sentimi...