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Recorría la silueta de la fémina con manos temblorosas a causa de la adrenalina expulsada. Entremezclaban su saliva en besos fogosos. Aunque en sus mentes debatían si debían seguir o detenerse, dejaban que sus arrebatos gobernaran sus cuerpos. Separaron sus rostros tan sólo unos cuantos centímetros para verse directamente a los ojos: deseo, excitación, incertidumbre, temor.
En la mente de Rukia la atormentaba la inseguridad de sus movimientos, jamás se había imaginado estar ahí. En cambio, Ichigo pensaba en unas palabras: "aún sabiendo que Rukia se encuentra vulnerable casi coges con ella" ¿En ese instante se estaría aprovechando de aquella vulnerabilidad? La quería demasiado, tanto que tenía miedo de cometer algún error. Había decidido sólo recorrer su cuerpo con sus manos para comprobar que aquello no era un sueño y grabarlo en su mente para repetirla a futuro como un disco rallado.
¿Debía de preguntarle si en serio quería eso? Aunque ella fue quien lo llevó a la habitación sin decir una sola palabra ¿Qué debía hacer?
Ichigo se dirigió al cuello de la fémina para depositar sus sentimientos de deseo por medio de besos, provocando que la piel se le erizara.
—Ichig-go —llamó con la voz entrecortada. El varón se separó de ella un tanto temeroso pues no quería cometer algún error y por consecuencia arruinar su relación.
Rukia aprovechó la distancia para retirarse una de las blusas; como si fuera espejo, Ichigo también se quitó su camisa, dejando su torso completamente expuesto. Ante la escena, la joven salivó con demasía. Se fueron acercado a la cama mientras seguían besándose. En su interior habían llamas creciendo y expandiéndose sin control alguno; la sangre recorría cada milímetro de ellos y ambos sentían cómo eso les permitía fundirse en tímidas caricias.
Cuando el pelinaranja chocó contra el borde de la cama de sentó, permitiendo que sus rostros quedaran casi a la misma altura. Sus pechos subían y bajaban por la necesidad de oxígeno. La necesidad de sentirse.
Al ver las mejillas enrojecidas de su acompañante, se dejó llevar aunque podía sentir en su cuerpo que algo no estaba bien pero no sabía el qué y no perdería su tiempo pensando. Gracias a su experiencia, en un rápido movimiento le retiró la blusa restante a Rukia. La ansia por probar del pecado se hacía cada vez más grande. No decían ni una sola palabra porque podían sentir sus palabras a través de sus cuerpos, sus caricias, miradas, respiraciones.
La tomó de la cintura y pegó su rostro al abdomen de la chica, conteniendo la respiración y depositando besos en su piel.
—Eres hermosa —exhaló en un suspiro. Bajó su mirada al cierre del pantalón y luego regresó su vista los ojos violetas —¿Puedo?
Un ápice de indecisión brotó en su interior pero lo dejó pasar. Deseaba tener sexo con Ichigo, él jamás le haría daño, de eso estaba segura, así que asintió. En cuestión de segundos se encontraba semidesnuda frente a él. Ichigo se levantó para, también, retirarse el pantalón. Por fin sus manos tocaban sus pieles descubiertas. Rukia podía percibir su casi nula participación así que se armó de valor y empujó al varón para que se acostara en la cama, y gateando se acercó a él para sentarse sobre la pelvis del chico. Los nervios hacían que sus extremidades temblaran pero debía de admitir que aquel arrebato de poder sobre Ichigo, la excitó e incitó a dar más de sí.
Intentó quitarse el sostén pero el temblor de sus manos no se lo permitió. Ichigo al percatarse del pequeño problema que tenía su pareja se sentó, pegó su torso al de ella, con una mano la tomó de la barbilla para guiar sus labios a los suyos y con la otra, recorrió su columna, desde abajo hacia arriba hasta llegar al broche.
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[+18] [AU ICHIRUKI] † Dolorosa † [BLEACH]
Fiksi PenggemarRukia es una chica aventurera... de los libros. Una vez que entra a la universidad para estudiar arte se encuentra con un chico llamado Ichigo, ella queda enamorada perdidamente de él sin embargo no tiene el valor suficiente para decirle sus sentimi...