[+18] [AU ICHIRUKI] † Dolorosa † [BLEACH]

Capítulo 9: The Wounded Foot.

Advertencia: Puede contener escenas de violencia. 

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Cada día buscamos con desesperación muestra otra mitad, aquel complemento. Vivimos con un sólo objetivo, olvidándonos e ignorando cosas muchísimo más importantes sin embargo no es completamente nuestra culpa.

Zeus, un celoso y egoísta de primera, al ver que éramos tan felices estando con nuestro amor verdadero, nos separó, maldiciéndonos. Buscar el amor; encontrar la amistad. Amor, dolor; amistad ¿Mitad?. Sólo es cuestión de cambiar la perspectiva, ampliar nuestro panorama y darnos cuenta que el amor hacia el otro no es lo único existente en nuestro mundo sino otras cosas igual de interesantes.

Muchos podremos enterrarnos unas espina pero serán pocos los que te ayuden a sanar la herida, por más insignificante que sea. La amistad es como el oxígeno, necesaria.

Actualidad:

El sol comenzaba a salir, anunciaba con un cálido abrazo el comienzo de un nuevo día, nuevas oportunidades sin embargo lo único que había deseado en la solitaria noche sin luna fue haber podido dormir aunque sea una hora. Sus párpados pesaban pero si hacia el esfuerzo de cerrarlos volvería a sentir como si pequeños vidrios se enterraran en sus ojos, además tenía un miedo inmenso al pensar en la posibilidad de ser consumida por la oscuridad de sus pensamientos.

Pobre alma en desgracia, tan cerca de su amiga pero tan inmersa en el silencio. Una parte de ella le suplicaba decirle todo lo que había pasado camino al dormitorio pero la otra parte le reprendía; no quería ser una molestia.

La bella Orihime fue abriendo sus ojos paulatinamente para poderse ir acostumbrando a la luz filtrada por su ventana. Estiró cada una de sus extremidades, suspendió unos segundos se respiración y luego continuó con el proceso de oxigenación liberando un sonoro bostezo. Aquella mañana se había despertado con un buen humor, algo le decía que sería un buen día, aunque esa sensación duró sólo unos cuantos segundos.

Dio un pequeño respingo al ver a Rukia sentada enfrente de su escritorio; pasaba sus manos por su cabello azabache, alborotándolo; su piel había adquirido un color semejante a la ceniza blanca y debajo de sus ojos habían unas ligeras manchas negras a causa del insomnio. ¿Ella era su amiga o un demonio se la había comido?

Caminó hacia ella con lentitud, se colocó detrás de la fémina y puso su mano sobre el hombro de su amiga.

Rukia al sentir el peso sobre su piel, movió rápidamente su cuerpo para apartarse de aquella persona. Había estado tan sumida en sus pensamientos que no se percató cuando Orihime se había levantado. Se levantó de la silla y dio unos cuantos pasos hacia un lado, tirando unas cuantas cosas en el trayecto.

La chica de cabellera naranja también se sobresaltó al ver la reacción. Desde ayer en la noche había tenido comportamientos extraños, pensó en la posibilidad de que fuera algo momentáneo y al día siguiente se le pasaría pero al parecer su comportamiento había ido de mal en peor. Orihime observó a su amiga, tenía la respiración agitada y unas cuantas lágrimas cayendo por sus frías mejillas. El frío de la noche todavía no abandonaba el lugar por lo tanto, juraría que aquellas gotas salinas podrían llegar a cristalizarse hasta penetrar la nívea piel: la imagen de Rukia a veces era tan irreal como las dolorosas en las iglesias católicas.

—Soy yo ¿Todo bien? — se reprendía mentalmente por lo absurdo de su pregunta — Obvio que nada está bien. Ven, te daré un abrazo—ella esperaba que su amiga corriera a sus brazos pero se mostró reacia a mantener algún contacto —. Está bien, no te tocaré sólo dime qué te sucede.