[+18] [AU ICHIRUKI] † Dolorosa † [BLEACH]

Capítulo 2: Los tres cráneos.

Advertencia: Puede contener escenas de violencia explícita.
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¿Cuál es el objetivo del ser humano en este mundo? Vaga por diferentes escenarios desconocidos, es el protagonista de su propia vida pero hay veces que presta más atención a las vidas de las personas que lo rodean, qué se olvidan de crear su propia esencia.

¿Nacemos con un alma o tenemos que buscarla? ¿El alma se pierde o se rompe? ¿Por qué necesitamos alma? Preguntas completamente estúpidas para aquel que ve con ojos de animal pero totalmente necesarias para aquellos que observan y aprecian con ojos de humano. La vida por sí sola no tiene sentido alguno, al darnos cuenta, caemos en la desesperación y por tratar de que el impacto no sea tan fuerte, buscamos los argumentos suficientes para salvarnos sin embargo cuando llegamos a este mundo tenemos algo asegurado, la muerte. ¿A caso es necesario crear preguntas absurdas de nuestra existencia? Sí.

4 de septiembre de 1814:

Somos los hijos abandonados de Dios, pecadores sin remedio alguno por eso ya no le importamos. Roba la luz de nuestras vidas, el calor del cuerpo y las memorias que poseemos las borra como si se tratara de tierra seca esparcida por la ignorancia de vendavales, inservible.

La familia Kurosaki se encontraba en el camposanto, despidiendo a la dama, poseedora de los suspiros lastimeros de su esposo, todavía no podía creer que lo haya abandonado. Veía absorto como los sepultureros enterraban con poco esfuerzo el ataúd que contenía el cuerpo inerte de su esposa. Los familiares que habían asistido, le daban su más sentido pésame, especialmente al joven viudo, algunos, incluso, se ofrecieron para criar al recién nacido sin embargo él se negó de la manera más educada posible.

De pronto sólo se encontraban él y su madre, que cargaba a su hijo en brazos, la matriarca se acercó a Ichigo y le dijo en voz baja que lo dejaría unos minutos a solas con su esposa, aunque ella ya no se encontrara entre ellos.

La brisa frígida se lamentaba por sus oídos, parecía una infinita soledad hasta que comenzó a escuchar por los alrededores los gritos furiosos de un varón. Decidió investigar qué era lo que detonaba la ira de aquel sujeto sin rostro pero antes de irse se despidió de su ex-esposa y se persignó, caminó dudoso por las criptas siguiendo la voz varonil mientras más se acercaba podía distinguir otros sonidos. Por fin encontró al hombre.

No podía creer lo que estaba apreciando en ese instante, una brutalidad, barbarie, una acción de índole casi diabólica, alejada de su Dios.

Aquel individuo de cabellera rojiza tenía entre sus monstruosas manos ahorcando, con fuerza deshumana, el frágil cuello de una damisela. Se acercó rápidamente a él para detenerlo. Colocó sus manos en los brazos del adulto y jaló de estos para que soltasen a la mujer de cabellera oscura.

—¡Suéltela! — gritó Ichigo comenzando a forcejear con el varón.

El atacante se volteó desconcertado al sentir como alguien lo detenía, vio con desprecio al chico de cabellera naranja y le dio un puñetazo en la cara con la fuerza suficiente para derribar al intruso, por lo que pudo ver, él tenía más de 20 años.

—No te metas, coprófago. Estos son asuntos entre mi estúpida esposa y yo. — gritó, provocando que las pocas personas que se encontraban por ahí pudieran escucharlo sin embargo no despertó interés alguno en lo que estaba pasando en ese instante. Volvió a tomar a la mujer del antebrazo, la levantó del suelo, tomó su fina barbilla con la mano que tenía libre para que pudieran verse a los ojos. — Ni siquiera para darme un hijo sirves — expresó con cólera, alejó la mano que sostenía el rostro pálido de la fémina lo suficiente para asestarle una bofetada —, de ti sólo obtuve dinero, Kuchiki, y nada más.