Capítulo 17: The Eve of St Agnes

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Es de humanos equivocarse, de personas comprensivas dar segundas oportunidades pero solo los estúpidos dan más de dos oportunidades.

¿Tú cuántas has dado?

Actualidad

El joven adulto de cabellera naranja caminaba de un lado a otro en su habitación. No paraba de enviarle mensajes desde que había llegado a su edificio. Tal vez no era la solución correcta, tal vez sí; no lo sabía. Jamás había estado en una situación semejante ¿ir detrás de una chica? ¿enamorarse? Solo una vez se había enamorado pero todo terminó en un desastre, ahora quería marcar una diferencia.

Los mensajes solo marcaban ser enviados pero no leídos. Cansado, se acostó en su cama, dejando las ideas y las preocupaciones reposar en la suavidad de sus sábanas. Por unos segundos inhaló con fuerza cerca de una almohada y podía jurar que todavía se podía percibir el aroma de Rukia. Rukia, su mente lo atacaba sin compasión con imágenes de la fémina. Necesitaba hablar con ella, saber que podría solucionarlo.

De pronto, maldijo a su corazón; tan débil como papel. Se sentó en la orilla de su cama y apoyó los antebrazos en sus muslos.

—Maldita sea —agitó su cabello como si pudiera dispersa sus pensamientos de esa forma pero no fue así. El corazón le latía con fuerza, el cuerpo le temblaba y la sangre recorría cada parte de él con extrema velocidad —, no hay duda alguna. Me he enamorado perdidamente de ella —sin poderlo reprimir por más tiempo, soltó una risa tan vivaz pero a los segundos, de sus ojos empezaron a brotar unas cuantas lágrimas. Tenía miedo de caer en un pozo sin salida.

Por bastante tiempo se mentalizó en que eso solo era una breve atracción, después con un enamoramiento fugaz aunque, desde un principio se sintió extraño al ir despacio con ella para conocerla mejor. Ahora, era un desastre. Por una última vez revisó los mensajes: seguía sin leerlos.

La puerta de su habitación se abrió y por esta entraron sus dos amigos con los ánimos hasta el cielo. Ichigo se limpió rápidamente las lágrimas y se levantó de su cama para afrontar a su amigo Keigo.

—Oye Ichigo ¿por qué te fuiste así? Te perdiste de lo mejor —reclamó Mizuiro ignorando la actitud del pelo naranja.

—Keigo, lo que hiciste hoy no fue correcto —dijo ignorando por completo al otro chico, este los miró extrañado al no comprender lo que estaba sucediendo —. Te pido el gran favor de ya no tener ese tipo de charlas conmigo. Tus comentarios hirieron a Rukia y...

—Ay~ no seas aguafiestas Ichigo, solo estás molesto porque esa niña conoció tu parte oscura —debía de admitir que era extraño escuchar ese tipo de reclamos por parte de su amigo pues siempre las habían tenido desde que habían empezado su vida sexual activa —. Cuando estés menos enojado, charlaremos de cómo te fue con ella en la cama ¿te parece?

Ichigo apretó los puños enojado. No, ese no era el punto. Esas conversaciones debían de parar. Esta vez había sido Rukia la afectada pero podría haber más chicas quienes se sintieran incómodas al escuchar ese tipo de comentarios respecto a su cuerpo. El enojo aumentaba pero no podía actuar impulsivamente.

—No, te lo diré una vez más. Ese tipo de conversaciones se acabaron. Si las quieres tener con otros chicos está bien pero conmigo ya no cuentes en ese aspecto.

Mizuiro dio unos pasos hacia atrás para darles su espacio e intentar comprender lo que estaba sucediendo entre sus amigos. Debía de admitir que estar en una habitación diferente a la suya era una desventaja para mantenerse en comunicación pero siempre se las arreglaban sin embargo, ahora se sentía tan desconectado. ¿Ichigo se había acostado con ella? ¿Debían de festejarlo o no? Al parecer por la actitud de Ichigo no debían de hacerlo pero ¿Por qué se le veía tan enojado?

[+18] [AU ICHIRUKI] † Dolorosa † [BLEACH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora