Capítulo 18: Monk by the sea

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—Por favor, no te vayas —suplicaba la mujer de cabello marrón mientras sujetaba una de las piernas del varón —. Te amo, siempre te amaré.

Él no comprendía porqué su madre hacía eso, llorar, decir "te amo" y suplicarle. ¿Por qué depender de aquel hombre cuando él podía ser el hombre de la casa? Cada vez que el esposo de su madre no le agradaba algo, ella lo descubría engañándola o simplemente se hartaba, la amenazaba con irse. En una ocasión sí lo cumplió pero regresó a la semana. Fue el tiempo necesario para destruir a su madre; no comía, las lágrimas no paraban de salir de sus ojos... dejaba de existir.

¿Por qué amar demasiado lastimaba? Él no quería ser lastimado, tal vez no debería amar.

En la mente del pelinaranja revivía sin cesar los dolorosos recuerdos de su madre suplicando por amor y él sin la posibilidad de ayudarla. Se suponía que estaba soñando pero solo deseaba romper aquellas imágenes, sonidos y olores; eliminar su existencia. Su pecho subía y bajaba, apretaba entre sus manos las sábanas y tensaba los músculos de la cara.

Él entrando a la habitación de su madre; el desayuno en sus manos; ella sin despertar; una ambulancia en la puerta de su casa. Instantes después, despertó. Se encontraba empapado en sudor. Seguía alterado, así que decidió ver la ventana: ningún rayo de luz se filtraba por esta. Checó la hora, 4:15 AM. Faltaba más de una hora para ver a Rukia.

Desde el problema con Keigo se veían en las mañanas para correr, charlar, molestarse y para que Rukia adquiriera más condición física.

Intentó volver a dormirse pero le fue imposible, giraba de un lado a otro en su cama. Tomó un baño, tal vez sentir el agua recorrer su cuerpo le recordaría que se encontraba en el ahora y no 15 años atrás.

¿Por qué recordaba eso ahora? Se había dormido completamente emocionado por saber que vería a Rukia a la mañana siguiente y despertaba enojado consigo mismo. Tal vez, sólo tal vez, era momento de retomar su terapia.

Se distrajo leyendo, adelantado tarea hasta que diera la hora. Durante el camino intentó quitar su seño fruncido o el mal carácter pero se le complicaba. Estaría con Rukia, debía de estar feliz pero ahora parecía el viejo amargado que vivía en la casa embrujada. Cuando llegó al edificio de la azabache, ella se encontraba en la puerta principal. Rukia al percatarse de su presencia lo saludó con agitando su mano y dedicándole una tierna sonrisa.

¿Por qué amar demasiado lastimaba?

Apretó los puños, se obligó a sonreír y correspondió el saludo. La fémina esperaba un beso en la frente como las otras ocasiones pero ni siquiera la tocó, el contacto visual no duró más de cinco segundos.

—¿Lista? —preguntó indiferente.

Respondió en silencio asintiendo con la cabeza y empezaron a caminar, poco a poco aumentaban la velocidad de sus pasos. Ambos eran conscientes de la incomodidad del ambiente pero no creían poder hacer algo para modificarlo. Por la mente del varón pasaban cortas escenas; la azabache solo veía la espalda de Ichigo pues él corría mas rápido que ella, comenzaba a agotarse, intentaba seguirle el paso pero le fue imposible así que se detuvo.

"—Tal vez ese amor lástima porque no saben cómo amar en realidad— le respondió su psicólogo después de un largo silencio, comprendía el dolor y temor del joven. Después de todo, nadie nace sabiendo cómo lidiar con sus emociones, menos, con las emociones de las demás personas.

Frente a él podía ver al pequeño niño, con el corazón deshecho y el alma perdida. Lágrimas seguían cayendo de los ojos avellanas de su paciente. Era un gran paso que él le contara eso pero, luego de tantos años de experiencia podía jurar que el joven seguía sin contarle toda la historia.

[+18] [AU ICHIRUKI] † Dolorosa † [BLEACH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora