[+18] [AU ICHIRUKI] † Dolorosa † [BLEACH]

Capítulo 19: Seated Male Nude

Advertencia: puede contener escenas de violencia y sexo. No apto para sensibles. 

Recomendación: leer mientras escuchan a Bach o Chopin 👌

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Indecisa rozaba las teclas del piano, el tenue sonido producido entre sus dedos y el instrumento semejaba a una respiración moribunda. Lenta, suave y débil. Recordó los labios del varón de cabellera anaranjada, un acercamiento lento, suave y delicado. Una corriente nació desde su vientre hasta la punta de sus dedos.

La primera vez que vio un piano fue la primera vez que escuchó su hermoso sonido. Su hermano le había enseñado desde pequeña, gozaban hacer duetos, también Byakuya solía tocar para ella mientras práctica danza. La última vez que tocó el monstruo de madera fue aquel día dónde todo se arruinó.

Prélude and fugue in C minor de Bach.

Sus dedos brincaban de un lado a otro, disfrutando de la música, sentir como inundaba la habitación con las vivas vibraciones de las cuerdas. Sentía el pecho apunto de estallarle. De pronto, escuchó algo caer en una de las habitaciones contiguas, se detuvo por unos segundos pero al rodearse de un silencio, decidió seguir tocando. La melodía le brindaba energía y tranquilidad al mismo tiempo.

Nunca supo si tocó demasiado fuerte o si sus oídos estaban empapados con los sonidos, que nunca escuchó cuando dos sujetos entraron a la habitación. La amordazaron, intentó zafarse pero no tenía la suficiente fuerza ni para romper una delgada rama. Antes de salir del cuarto, le dieron un golpe y fue perdiendo la conciencia paulatinamente. La cargaron como un costal. Mientras se la llevaban pudo ver a la prometida de su hermano sumergida en un charco de sangre. Segundos después quedó inconsciente.

El deseo de volver a tocar regresó a su corazón.

Estaba a punto de sentarse cuando alguien abrió la puerta de la habitación de forma violenta. Se sobresaltó, cientos de recuerdos llegaron a su mente. Se dio la media vuelta consumiéndose en un miedo indescriptible para encontrarse con su esposo, acercándose hacia ella con rapidez. No sabía lo que sucedía pero no tenía salida... como siempre.

Cerró los ojos en espera de una bofetada o golpe pero para su sorpresa sintió como el varón la tomaba de la cintura y la levantaba con alegría para después besarla con devoción.

Rukia no comprendía lo que estaba sucediendo pero ella correspondió el beso. Recordó los labios de Ichigo rozando los suyos. Inconscientemente, pensando en él, rodeó a su esposo con sus finos brazos imaginándose estar entre los brazos del otro sujeto. Emocionado, Renji profundizó mas el beso, la subió al teclado del piano, produciendo un horrible sonido por las discordantes notas tocadas pero eso no le importó. Se colocó entre las piernas de la fémina, levantó el vestido y cuando estuvo a punto de penetrarla, Rukia lo detuvo.

—Este no es lugar —dijo agitada por el beso.

—No me importa —fue bajando por el cuello de la chica hasta llegar a su escote.

—No hace mucho limpiaron esta habitación; mi hermano llegará en unos días.

Al recordar al varón de cabellera oscura, Renji se detuvo y dio un paso hacia atrás. El padre de Rukia y Byakuya lo había adoptado después de la muerte de sus padres, se crío junto al hermano mayor de su esposa, pasó buenos momentos con la familia. Después de la muerte de la señora de la casa, el padre de Byakuya no tardó en casarse cuando ellos tenían siete años; la boda había sido tan privada y pequeña que solo unos cuantos sabían del matrimonio; meses después llegó Rukia al mundo.

Todos amaban a la jovencita de cabello oscuro y piel de alabastro, un espíritu juguetón, vivaz, curioso y a veces retador. La servidumbre solía decir que lo llevaba en la sangre por parte de su madre, escocesa. Renji tenía 8 años cuándo descubrió una parte del secreto. El chico de cabello pelirrojo solía pedir la mano de la niña en presencia de la familia, por la edad lo tomaban en broma pero él sabía a la perfección que la quería, deseaba. A los once años empezó a estudiar sobre la minería del reino, a los trece experimentó por primera vez los deseos de la carne con una prostituta en uno de sus viajes; desde ese momento tenía relaciones con mujeres imaginándose el rostro de la fémina desde que ella cumplió los seis años. Cuando tuvo quince años viajó por primera vez al país de los salvajes e incivilizados: Escocia.