Capítulo 3: Las siete obras de misericordia.

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Advertencia: Puede contener escenas de violencia.
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Dios sabe que la naturaleza del ser humano es salvaje, por eso creó las siete obras de misericordia: dar posada al peregrino, dar de beber al sediento, dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, visitar al enfermo, visitar a los presos, enterrar a los difuntos y enseñar al que no sabe. Sin duda, son buenos actos pero son pocas las almas caritativas las que lo llevan acabo.

Actualidad.

Rukia se sorprendió al escuchar la conclusión tan acertada del chico, sus palabras se atoraron en su garganta sumergiéndose en un estado de mutismo. De pronto el celular de la fémina comenzó a vibrar por el escritorio, en la pantalla de este se proyectaba la hora, notificándole que ya era momento de abandonar la biblioteca y dirigirse a su dormitorio, pues desde lo ocurrido con Grimmjow, su amiga Orihime quería que ella se cuidara más.

— Disculpa, pero me tengo que marchar. — dijo Rukia seriamente, entretanto guardaba sus cosas y cerraba los libros.

— Ichigo no supo qué hacer, una parte de él le decía que no la dejase sola y evitara a toda costa separarse de aquella escultura sacra. El varón observó la cantidad de libros que llevaba en brazos y a su parecer eran demasiados, así que tomó unos cuantos para reducir el peso de estos en los brazos de la fémina.

— Te ayudo con estos libros y te acompaño a tu edificio como la vez pasada ¿Qué te parece? — se ofreció el chico con una amabilidad derritiendo momentáneamente el corazón de Rukia.

Ella sólo asintió y bajó su rostro para que él no pudiera percibir como sus mejillas se sonrojaban. Caminaron por los pasillos de la biblioteca para dejar los libros en los estantes donde los había tomado, gracias al tiempo que llevaba visitando aquel mausoleo para ella, sabía casi a la perfección donde se debía de poner cada uno de ellos. El pelinaranja solamente caminaba detrás de la fémina ya que desconocía el lugar, para él habría sido más fácil colocarlos en el carrito de los trabajadores de aquel sitio y listo, que ellos los acomodaran pero... tenía que admitirlo, observar la fascinación a flor de piel en el rostro de Rukia hacia los libros le provocaba curiosidad.

Al sentirse observada decidió no hacer su ritual de despedida hacia sus libros favoritos, se despidió de los trabajadores y se fue. Ichigo caminaba en silencio detrás de ella, provocando que se fuera sintiendo incómoda pero no sabía cómo expresárselo.

Caminaban por un pasillo cercano a la biblioteca.

De pronto, una voz masculina e imponente retumbó por las paredes, alarmando a los jóvenes.

—¡Kurosaki Ichigo!

Se dieron la media vuelta, logrando vislumbrar a un hombre de porte imponente; parecía como si cada paso que daba el polvo, acumulado de los viejos pasillos, le abría paso a tan diabólica figura.

—Ay no... — susurró el chico de ojos avellanas, se acercó más a Rukia, la vio directamente a los ojos —Discúlpame por lo que haré. — dicho esto, rodeó la cintura de la fémina con un brazo atrayéndola a su dorso y con la mano libre, agarró la fina barbilla para levantar su rostro, logrando unir sus miradas.

Se quedaron en esa posición en completo silencio hasta que llegó el sujeto. Posó su mano en el hombro del chico y le dio la media vuelta. Cuando lograron verse directamente a los ojos expresaron el disgusto de encontrase nuevamente. 

[+18] [AU ICHIRUKI] † Dolorosa † [BLEACH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora