Capítulo 12: Cymon and Iphigenia

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¡ANUNCIO! 

Las ACTUALIZACIONES serán los DOMINGOS.

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Advertencia, puede contener escenas violentas.

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Durante estos últimos años me he cuestionado la funcionalidad de mi existencia. Quisiera ser de hielo para no poder sentir los golpes, mantenerme en pie y detener los latinos de mi corazón. ¿Te agradezco o te maldigo? Ichigo Kurosaki, me enseñaste mi humanidad durante ese tiempo; algo perdido en el abismo de mis recuerdos. Me sentí deseada aunque fuera como fantasma de tu adorada esposa, fui madre aunque no fuera mi hijo de sangre y decidí ser tu luna, aquel astro que iluminaría tus noches.

Gracias a ti, me pude reír del destino: ahora el destino se ríe de mí. Lo que escribiré a continuación es un pecado, este papel será testigo.

Me gustas. Me gustas Ichigo Kurosaki.

Con estas palabras he caído en las llamas del infierno pero no me arrepiento, no creo que sean lo suficientemente ardientes como tu aliento rozando mi piel.

Espero en Dios haber podido detener tu lluvia interior, aunque sea durante unos segundos... no me importa el tiempo sino las sensaciones.

Me despido de ti por siempre... Si en algún momento te encuentras con Virgilio, búscame en el infierno.*

Actualidad

—Cuidado Kurosaki, con esa sonrisa tan brillante hasta el sol te tendrá envidia. —comentó Keigo después de ver durante unos largos minutos como su amigo de cabellera naranja no paraba de sonreír. Pensó que su comentario lo sacaría del letargo en el cual se veía inmerso pero no fue así.

Ichigo tenía la mirada puesta en las columnas que rodeaban la biblioteca sin embargo su fijación no era con el fin de analizar sino de dibujar con la imaginación el cuerpo de la azabache. No podía dejar de imaginarse con ella en varios escenarios: sosteniéndole la mano al momento de caminar juntos, haciendo actividad física juntos, viendo obras de arte juntos... juntos, juntos y siempre juntos.

—Oigan chicos ¿Les parece si vamos juntos a la cafetería? Ya casi es la hora de descanso. —les dijo un chico de cabellera azabache. Keigo se dio la media vuelta para charlar con su otro amigo.

—Al parecer las palabras no sirven.

Ambos siguieron observando a su compañero. Escucharon el profundo suspiro liberado por su boca, apreciaron el trayecto de sus manos: cuyo recorrido empezaba en su corazón, subía hacia su cuello hasta llegar a su labios y al final cerraba los ojos para recordar el beso de aquella tarde en el pasto.

—Ichigo ¡Ichigo! —gritó Mizuiro, segundos después el nombrado les prestó atención a sus amigos.

—¿Qué pasa? —preguntó algo cortante, no le agradó el hecho de alejarse de sus pensamientos.

—Lo mismo nos preguntamos ¿Qué pasa? Pareces estar en todos lados menos en el presente —esta vez intervino Keigo con su característico tono de voz picaresco, segundos después una idea subió a su mente, colocó su mano en su barbilla, adoptando una postura reflexiva – Si, creo que ya lo tengo, puede ser por...

Dejó las palabras al aire, generando un poco de tención entre el grupo de amigos.

Mientras tanto, unos cuantos alumnos empezaban a salir de la biblioteca, expresando su cansancio y hartazgo hacia el proyecto entre otras cosas típicas de estudiantes sin embargo sólo unos cuantos estudiantes hablaban sobre lo maravilloso del lugar.

[+18] [AU ICHIRUKI] † Dolorosa † [BLEACH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora