- Si puedes orinar en vingitorio, adelante, quédatelo! - después de unos minutos, se dignó a salir-
- Creí que ya te habías ido por el desagüe.
-Me siento 20 kilos más ligero. -modeló frente a mi- ¿Me veo más sexy?
-Yo te veo igual... Pero después de media hora en el baño, como no ibas a sentirte más ligero.
- ¿Tienes planes para hoy?
- Si, mi agenda está ocupada, tengo que lavar los trastes, irme a mi cuarto, dormir.
-Veamos una película.
-Sigues en pijama, y yo estoy oliendo a jugo de naranja.
-Yo no planeo cambiarme, estoy muy cómodamente enfermo para que una pitufina de aromas frutales lo arruine.
-Entonces está bien, me iré a cambiar mientras tú pones la película.
-Perfecto!

Fuí a mi habitación, y me puse nuevamente la pijama, dejé mi vestido en la ropa sucia y regresé a la sala con Dong-sun.

-¿Ya no te arde?
-¿El qué?
-La pierna, cuando llegaste traías sangre en la pierna. -levanté un lado de mi pantalón y no había más que manchitas de colores, levanté el otro y en la rodilla tenía un raspón.
-Oh! ¿Cuándo llegó eso ahí?
-Siéntate, voy a hacer las palomitas y por el botiquín.
-Pero no es tan grave
-Ah! Qué niña tan necia! No te pregunté si era grave o no, te dije que te sentaras.
-Está bien mamá. -al poco rato regresó con el botiquín- ¿Y las palomitas?
-¿Acaso crees que soy horno? Se están haciendo en el microondas. A ver, trae acá es pierna - dijo al sentarse a mi lado, y yo puse mi pierna sobre las suyas.
-Auch!
-No seas dramática.
-Arde.
-Pues aguanta, ya casi acabo. Ay! No me golpees.
-No seas dramático. Auch!
-Ups! Creo que presioné de más.
-Tonto.
-Listo, ya quedó, ahora quítame tu pata asquerosa de encima.
-Hmh, de mejores lugares la han quitado. - y empujó mi pierna para que cayera al suelo- Voy por las palomitas, mientras tú pones la película.
-Está bien. - saqué las palomitas y las puse en un platito, regresé a la sala y me senté junto a Dong-sun- ¿Tienes insomnio?
-¿P-por qué la pregunta? -me mostró un frasquito-
-Estaba en el botiquín, yo no tengo insomnio, y sé que Dak-oh recurriría a otros medios antes que unas pastillas.
-Yo... No he podido dormir bien, y creí que eso ayudaría.
-Mmmmh... - un momento de silencio incómodo-
-Bueno, veamos la película.
- Fue una tarde de películas y series, yo tenía mi cabeza recargada en su hombro-
De pronto vi como la pantalla de su teléfono se prendió "7:50 p.m." después le llegó una llamada y él puso la mano en su teléfono.
-Agh! Lo siento pitufina, tengo que contestar.
-No te preocupes - detuve la película- Te espero.
-Saldré a responder. Pero te recompensaré, ¿Quieres algo de la tienda?
-Yo...
-Perfecto! Ya regreso!
-Está bien.
Vi que aún habían medicinas fuera del botiquín, así que me puse a acomodarlas. Al terminar, seguí viendo el frasquito que compré para mí, por alguna razón me daba pena que Dong-sun lo haya visto.
-Ya llegó el rey de esta casa!
-Dak-ho? Creí que llegarías más tarde! - salí de la cocina y me encontré con Dong-sun- ah eres tú.
-Que gran ofensa que me hayas confundido así de feo.
-No te confundí a ti, lo confundí a él contigo, quien debería estar ofendido sería él.
-Como sea.
-Uh! Muchas bolsas! ¿Qué trajiste? ¿Qué trajiste? Dime! ¿Qué trajiste?
-Para atrás enana!
-Sólo dime.
-Mucho alcohol! Wuuuuu!
-Yo, eh, no bebo - di un paso hacia atrás-
-Tranquila, no es para ti.
-Me retiro a mi cuarto, buenas noches. - hice reverencia y di media vuelta para dirigirme a mi cuarto-
-¿Por qué te vas?
-No quiero estar presente mientras bebes.
-¿Beber? No iba a beber. Solo traje alcohol.
-Oh!
-Además, no hemos terminado la película.
-Debo hacer la cena antes de que llegue Dak-ho, ya es tarde.
-Eh... Si, sobre eso, Dak-ho no vendrá hoy, lo mandaron a otra ciudad por... Negocios. Pero mira! Pase a un puesto de comida rápida, ¿Te gustan las hamburguesas? Porque eso cenaremos hoy.
-Oh! Está bien!
-Iré a guardar el alcohol, atrapa. -me lanzo las bolsas que traía y yo empecé a ver qué había.-
-Uh! Papitas! Mira! Gomitas! Encontré chocolates! Y... ¿Chicles?
-Son pastillas, para la garganta.
-¿Estás enfermo?
-Eres o muy inocente o muy tonta - despeinó mi cabello- pero no importa, no son para ti. Te dije que te compensaría el haber interrumpido la película.
-Ajá... -se lanzó al sillón poniéndose junto a mi-

Después de que terminó la película, y de haber cenado, recogimos la sala y me ayudó a lavar los trastes.
-Buenas noches Dong-sun!
-Descansa pitufina.

Cada quien se fue a su cuarto, me puse a pensar tanto que está vez noté que la razón por la que no podía dormir esa noche, no era por algún temor, sino porque me puse a recapitular uno de los pocos buenos días que había experimentado en mi vida, ví el pequeño reloj en el mueble junto a mi cama, "1:20 a.m" me tapé con las cobijas, e intenté conciliar el sueño.

-Ahí está!
-Miren quien se digna a venir.
-He extrañado tanto esas piernas.
-Hey muñeca! No corras!

Escuchaba sus voces, veía sus siluetas, pero no podía ver sus rostros, estaba en el suelo y ellos me rodeaban, me sentí tan asustada, el corazón me latía a mil, me levanté y con torpes pasos corrí, y ellos detrás de mi, de la nada estaba en un bosque, tropecé con la raíz de un árbol, y alguien logró atraparme del pie.
-¡La tengo! ¡La tengo! -escuche su cremallera bajar y forcejé para que me soltará-
Tuve que deshacerme de la calceta y el zapato para poder ser libre, por alguna razón, tenía el uniforme puesto, la mochila en mi espalda pero seguía huyendo en el bosque, mi mochila se atoró en la rama de un árbol y la dejé sin pensarlo, unas manos enormes salieron de ella y atraparon mi cuerpo, estrujándolo a más no poder, entonces las personas que me seguían, me rodearon, las manos que me sujetaban me levantaron, y quiénes me rodeaban, comenzaron a deshacerse de mi ropa.
-¡Por favor! ¡No lo hagan! Se lo suplico. Déjenme ir.

A medida de que yo hablaba, las manos más me apretaban, sentía mis pulmones colapsar, escuchaba como mis huesos eran quebrados uno a uno, y desperté.

-¡¿Estás bien?! -Dong-sun estaba a la orilla de mi cama intentando despertarme, Yo lo único que pude hacer, fue acercarme a él y esconderme en su pecho.
-No. -dije con la voz quebrada, en un tono que casi no se escuchaba.
-Estás a salvó ahora. -comencé a llorar, él me abrazo, con un brazo rodeaba mi espalda, y con la mano contraria acariciaba mi cabello.

Por primera vez me sentí cómoda al ser tocada por alguien, Dong-sun no me estaba haciendo ningún mal, no me lastimaba, y buscaba mantenerme a salvó, Dong-sun no me daba tranquilidad con su presencia, sino que, la presencia de Dong-sun era mi tranquilidad.

El Origen de la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora