Pasaban de las 6 de la tarde y Dong-sun aún no llegaba a la casa, entonces sonó el teléfono de la casa, (el cual, era el único que agarraba) lo respondí y era Dong-sun.
-¿Hola?
-Pitufina! Me alegra que hayas respondido tu! ¿Dak-ho aún no llega?
-Oh! Dong-sun! Eres tú! No, Dak-ho aún no llega, ¿Sucedió algo? ¿Está todo bien? ¿Dónde estás?
-Tranquila! Estoy bien! Llegaré tarde a casa, los chicos de mi salón organizaron una salida al karaoke, así que, no me esperes despierta.
-¿Oh? Amh... Está bien, diviértete! Eh... Yo, linda noche! -colgué-
Bueno, al parecer, estaré sola el resto de la noche, al menos, hoy llegaría Dak-ho a casa, eso me emociona mucho, arreglé la casa para que quedara impecable y cuando Dak-ho llegara estuviera cómodo.

7... 8... 9... 10 de la noche, ni Dong-sun ni Dak-ho llegaban, comencé a aburrirme aún más, quizá Dong-sun se confundió o quizá yo asumí muy pronto que hoy sería la llegada de Dak-ho, Dong-sun dijo que no lo esperara despierta, así que sin más, fuí a dormirme.

Rato más tarde, escuché la puerta principal azotarse, abrí los ojos, y aún adormilada visualicé en el reloj digital sobre el mueble, la hora, eran las 2:30 a.m, me puse de pie y me acerqué a la puerta de mi habitación.

-¿Dong-sun? ¿Eres tú? -Al momento en que yo iba a tomar el picaporte de mi puerta, ésta se abrió, dejándome ver la silueta de quién había osado abrir mi cuarto- ¿Dak-ok? ¡Oh Dak-ho eres tú! ¡Volviste! -me acerqué a él con la intención de abrazarlo- ¡Me alegra que estés ...
-Cállate -soltó sin más de una forma tan seca-
-..aquí? - dije con menos emoción, estaba confundida- Dak-ho... ¿Estás bien? ¿Sucede al...
-¡Te dije que te callaras! -soltó una bofetada tan fuerte, que hizo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo-
-Yo... Dak-ho no entiendo, ¿Qué pasa? ¿Por qué me golpeas? -dije con la mano en mi mejilla, aún estando en el suelo-
-¿No entiendes? -sonrió de una manera no muy linda- ¿Qué no entiendes? Si las golfas como tú merecen ser golpeadas hasta morir.
-¿Q...qué?
-¿Acaso crees que no sé qué pasa cada segundo dentro de mi propia casa? Sé que te acuestas con Kim Dong-sun.
-Yo... No es lo que tú crees, Sun-ah y yo...
-¿Sun-ah? ¡Ninguna puta tiene el privilegio de llamar de una forma informal a quien le paga! Solo a mi se me ocurre abrirle las puertas a una prostituta, confié en ti, y en la primer oportunidad que se te presenta, aprovechas para revolcarte con Dong-sun!
-Dak-ho hueles a alcohol...
-¡Y TU HUELES A MIERDA! ¡MALDITA ESCORIA! Pero de algo debe servir tu estancia aquí.
-Dak-ho, no... -empecé a temblar cuando él se acercó a mi, comencé a temer cuando su distancia y la mía eran demasiado cortas-
-Date la vuelta
-No Dak-ho.
-¡NO TE ESTOY PREGUNTANDO! ¡DATE LA MALDITA VUELTA! -me levantó y me lanzó a la cama boca a bajo, tomó mis manos y las puso tras mi espalda atrapandolas con solo una de sus manos-
-Por favor no Dak-ho... -lágrimas amenazaban con salir de mis ojos-
-¡CÁLLATE!
-Dak-ho, ¡detente por favor! -suplique el sentir como el pantalón de mi pijama era despojado de mi- no lo hagas Dak-ho, te lo suplico.
-¡Silencio! Es lo que una prostituta como tú disfruta ¿No?
-Te juro que Sun-ah y yo no hicimos nada.
-¡No menciones el nombre de otro hombre cuando estés conmigo, zorra! -la tela de mis ropa interior bajaba por mis muslos, hasta qué él se deshizo de ella- Es hora de que pagues

Sentí su miembro jugando en mi entrada, las piernas me temblaban, todos los recuerdos llegaban como balas a mi cabeza, las veces que fuí usada por otros hombres; y cuando Dak-ho entró en mi, disparó el recuerdo que más me dolía, el día que mi inocencia me fue arrebatada, estaba reviviendo esa escena, recostada en la cama, con las manos atadas, sin poder defenderme, con un hombre disfrutando de mi cuerpo, aún cuando le suplicaba que parase.
Lloré mientras Dak-ho seguía, le supliqué que parara pero me golpeaba, grité de dolor, grité por ayuda, pero nadie me salvaría, y la gota que derramó el vaso, fue cuando pedí ayuda a Dong-sun, aún sabiendo que no estaba en casa... Dak-ho se molestó y me lastimó lo suficiente para hacerme gritar tanto que la garganta me doliera, me amordazó y continuó hasta que se vino dentro de mi. Salió de mi cuerpo, y solo escuché su respiración agitada, y un suspiro de placer. Caí al suelo, aún desnuda y amarrada, seguía llorando mientras lo veía ponerse el pantalón.

-Quiero que te alejes de Dong-sun, no necesita putas como amistades. Y no quiero que hagas ruido durante la noche, si me entero que hablaste sobre esto, te irá peor-

Salió de mi habitación después de soltar mis manos, me quité la mordaza, abracé mi ropa la cual Dak-oh había tirado junto a mi, me sentía tan sucia, me dolía el cuerpo, fuí y cerré mi habitación con seguro, para que Dong-sun no entrara esa noche, y me viera así, y para que Dak-oh no volviera a lastimarme, aunque era algo ridículo, ya que era una habitación de su casa, y probablemente tendría llaves para abrir mi cuarto.

Me puse la ropa, con dolor, pues el minino roce con la tela me lastimaba.
Intenté llorar sin hacer ruido, entonces escuché que alguien quería abrir mi puerta, cubrí mi boca y aguante mi respiración, creí que era Dak-oh que venía a callarme.

-¿Pitufina? Oh! Creo que ya te dormiste *Hip* descansa niña!

Era Dong-sun, escuché sus pasos alejarse, y lloré aún más, quería gritar su nombre, correr a sus brazos y llorar, contarle lo que había pasado, pero no podía.

Con trabajo subí a la cama y abracé una almohada, lloré hasta quedarme dormida, lloré hasta que las lágrimas me hicieran olvidar el dolor que mi cuerpo sentía, lloré hasta olvidar que la persona que había prometido protegerme fue la misma persona que me daño, no solo con acciones sino también con sus palabras.

El Origen de la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora