#55 Promesas Cumplidas

3.7K 315 23
                                    

—Mañana comienza su terapia a las nueve.

—¿Puedo acompañarla? —asiento.

—Sí, eso será bueno para ella, usted puede involucrarse y ayudarla.

—Perfecto.

Se levanta de su silla y el pequeño se pone de pie con ayuda de su madre, ambos salen del consultorio y yo me quedo sentada para esperar a mi paciente.

—Buen día doctora —una mujer ingresa a la sala.

—Buen día señora Victoria. Tome asiento —converso con ella, veo sus estudios, le digo lo que podemos hacer, no es grave lo que tiene— Podemos empezar mañana por la mañana a las diez.

—A esa hora estaré —asiento y me levanto de mi silla para acompañarla hasta la puerta, ella se va mas aliviada, puedo notarlo en sus hombros que están más relajados.

Veo a Oliver acercarse, trae dos vasos de café, sonríe cuando me ve y me extiende uno de los vasos. Miro al vaso y luego a él.

—Por favor aceptalo, parecere un idiota sino —tomo el vaso y él sonríe.

—Gracias —bebo, mi cuerpo agradece aquel trago de café, lo necesitaba.

—¿Has terminado? —niego.

—Me queda un paciente más por atender —asiente.

—¿Y tienes planes luego del trabajo?

—Debo ayudar a Cass con la decoración de las mesas.

—¿Cuándo estarás libre?

—Después de la boda tal vez.

—¿Tanto debes hacer?

—Lo dices tú porque no organizas nada de lo que estamos organizando, además de ayudar a Cass debo organizar su despedida de soltera —sonríe con diversión.

—Nosotros también organizamos, ya hablamos con el juez, con el sacerdote y ya hablamos con el dj.

—Pero eso lo veía la novia de Zatch.

—Sí, hablamos con ella y con tu familia también, Luca los llamó ayer.

—¿Luca habló con ellos? —digo un poco sorprendida.

—Tu familia es grandiosa, ayer escuché que le dijeron que él ya es parte de la familia —sonrío y siento un nuevo en la garganta.

—Sé que debería estar triste o tal vez enojada pero siento felicidad, paz, saber que tengo dos familias, y que las dos me quieren es lo mas maravilloso que me ha pasado.

—Me alegro por ti —miro mi reloj de la muñeca.

—Debo entrar, está por venir mi paciente —asiente y camina hacia una oficina mientras yo entro a la mía y me siento para esperar a la siguiente persona, la cual no está anotada, pero es familiar de una de las secretarías asique supongo que la traerá ella.

Escucho golpes en la puerta y espero a que abra, la secretaria entra y me avisa que ya está aquí su pariente. Al ver a la persona que entra casi ruedo los ojos, es Oliver. Me levanto de la silla, la mujer se va y nos deja solos.

—¿Qué es lo gracioso?

—Nada, solo sé que tú no me darás tiempo entonces pedí una cita contigo.

—Le quitaste el turno a otra persona que lo necesitaba.

—Yo también te necesito —me cruzó de brazos.

—Oliver no digas estupideces.

—¿Crees que es una estupidez extrañarte? —se acerca aún más, no retrocedo no quiero que crea que él me afecta— Haría cualquier cosa con tal de estar cinco minutos contigo —su mano se posa en mi mejilla— Soy capaz de lo imposible por recuperarte y esto es una prueba, pediré todas las citas necesarias para estar contigo.

Quédate a mi lado©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora