#53 No Te Quiero Perder

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Camino de un lado al otro, no tendría que haber escrito aquella carta... Carajo.

Hace media hora que Oliver está afuera, he dejado de hablar y él ha dejado de insistir. Quiero pensar y creer que se ha ido, Marco a Luca pero inmediatamente cancelo la llamada y guardo el celular, ya no importa quien le dijo, ya no importa, solo sé que tengo aquí al hombre que me ha dado las mayores alegrías y las peores tristezas.

Sé que si abro sedere ante sus palabras pero no quiero, quiero alejarme, quiero que de una buena vez aprenda la lección. No puede alejarme cada vez que algo sale mal, debe entender que si quiere estar conmigo debe luchar a la par.

Otra media hora pasa, no sé si Oliver aún está afuera, no ha dicho nada y no quiero arriesgarme a abrir la puerta y que él esté afuera porque en cuanto vea sus hermosos ojos querré perdonarlo.

Debes ser fuerte Emily.

Camino hasta la puerta y tomó aire antes de abrir. Le abriré, dejaré que me diga lo que quiere decir y entonces le pediré que se vaya.

Abro la puerta y me encuentro a Oliver sentado al costado de la puerta. Se levanta de inmediato y se acerca, retrocedo.

—Entra pero solo tendrás cinco minutos para decirme lo que quieras y después te vas.

—Emily.

—Ni un minuto más ni un minuto menos.

—Okey —entro y dejo que pase.

Me siento a una distancia prudente de él, él departamento que encontré tiene un espacio amplio en la sala asique hay espacio suficiente para que ambos nos mantengamos a distancia.

—No me operé —quedo en silencio peor no puedo negar que esa noticia me ha dejado un poco sorprendida— Ese mismo día había sentido unos pequeños dolores pero no le di importancia. Antes de ingresar al quirofano pude mover mis piernas, no le encontré explicación hasta que comenzaron a hacerme estudios, revisaron mi historia clínica y mis antiguos estudios. Se equivocaron al darme el resultado del último.

—¿Cómo?

—Los resultados eran para otro Oliver, él doctor tomó los sobres equivocados y me dijo aquello.

—¿Entonces qué decía tu resultado?

—Qué mi diagnostico era temporal, que era curable con rehabilitación o no —abro mis ojos sin siquiera creerlo— Según el doctor se trata de un milagro.

—Me alegro por ti.

En otra circunstancia hubiese corrido a él y lo hubiese abrazado. Aunque sienta unas inmensas ganas de hacerlo no lo haré. Él me ha hecho daño y no sólo l a operación, he perdonado tantas cosas que ya no soy capaz de perdonar otra.

—Emily no era mi intención hacerte sufrir —me mena tengo en silencio— Yo no quería hacerte sufrir, solo quería volver a ser un Oliver completo para ti, y tenía fe en que esa operación iba a resultar exitosa —me quedo en silencio tragando mis lágrimas, esas que no dejo salir para mostrarme fuerte o fría tal vez— Perdóname, perdoname por ser un completo idiota —sus ojos se cristalizan— Solo quería que tuvieras una vida feliz y sin cargas —levantó mis cejas y asiento.

—¿Eso es todo? —juro que lo intento, pero no puedo ser fuerte, está quebrando mis muros.

—Emily dime algo, gritame, insultarme pero di algo —niego, no puedo hablar.

—Si eso es todo vete —niega— Oliver.

—No, dime algo Emily, dime que me odias —sus ojos me miran fijamente, mi cuerpo tiembla y a la vez hierve, esto solo puede provocarlo él con su presencia.

Quédate a mi lado©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora