El vuelo sale antes de lo esperado pero eso no es de mi importancia, subo mi bolso y entro al avión. Me siento y muevo mis manos intranquila, estoy muy nerviosa porque no sé con qué me encontraré cuando llegue. Solo sé que debo llegar lo antes posible para estar con ella, sé que me necesita porque yo le dije estaré para ella en sus momentos malos y buenos, no puedo fallarle.
Después de dos horas eternas de vuelo llegó a la ciudad, bajo lo más antes posible con el bolso y voy corriendo hasta la salida del aeropuerto. En la entrada hay un hombre con mi nombre en un cartel. No sé quién le ha dicho que estoy aquí y tampoco me preocupo por ello, solo subo y le pido que vaya lo más rápido posible hasta el hospital Saint Jhon.
En cuanto llego bajo, corro a recepción y busco a los padres de Cloe. Subo al ascensor, presiono el botón número 10 y este de inmediato cierra sube.
Miro en dirección al numero de las puertas y busco la 405. Al llegar golpeó la puerta y sale una mujer, puedo ver sus ojos hinchados, lágrimas caen de ellos y al escucharla sollozar se me encoge el corazón.
—Emily —se tira a mis brazos y llora, llora desconsolada— Ella... Está muy grave.
—¿Qué pasó?
—Tuvo un accidente y ella volvió a fracturar se las piernas.
—Pero eso se puede remediar.
—Emily... Ella está en coma —no puede ser cierto.
—No, no puede ser.
—Está muy grave, dicen que sólo un milagro puede salvarla.
—Yo... No sé qué decir. Sabes que tienes todo mi apoyo para lo que sea, puedo quedarme con ella o puedo ayudarte con los papeles del hospital.
—Gracias.
—Buscaremos al mejor doctor para que vea su caso y que ella despierte —asiento y sonrío— ¿Puedo verla?
—Sí.
Abro la puerta, ingreso a la habitación y al ver a la pequeña mis lágrimas escapan de mis ojos, suelto un sollozo y corro hacia ella.
—Hola mi amor —no puedo controlar mis lágrimas, ella es tan dulce, tan cariñosa— Princesa todo estará bien, debes ser fuerte. Te necesito conmigo, debo contarte muchas cosas.
Sus manos tienen pequeños rasguños, sus brazos tienen moretones y su cara, su pequeña cara tiene rasguños también.
—Mi niña, mi preciosa niña, estaré aquí y vendré a visitarte. Quiero estar para cuando abras tus ojos y vuelvas a correr y caminar. No soltare tu mano hermosa.
—Señorita, debe salir de la habitación, debemos realizar el chequeo médico, ya sabe, rutina.
—Sí, no se preocupe, ya salgo —miro a la pequeña y dejo un beso en su frente.
Salgo de la habitación, me encuentro con la madre y la abrazo nuevamente.
—¿Tienes donde quedarte mientras estás en la ciudad?
—Sí, en estos meses conocí a un hombre y ahora vivimos juntos —sonrío y asiento.
—Me alegro por ti Marian. Mereces ser muy feliz, y ella también. Ya verás que se pondrá mejor y que volverá a ser la misma niña de siempre.
—Gracias Emily.
—No hay que agradecer, ahora debo hacer unas llamadas, pero no dudes en llamarme o buscarme para lo que necesites.
—No quiero molestarla.
—Pará mí nunca será una molestia, gracias por avisarme.
—Sé lo mucho que quieres a Cloe y ella tiene el mismo afecto por ti.
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Quédate a mi lado©
Romans-¿Qué quieres? -su carácter no es bueno y eso que es solo el comienzo. -Algo simple... Quiero que camines. -su risa se escucha por toda la habitación -Es imposible. -sonriendo me acerco, apoyo mis manos en su apoyabrazos de la silla y a tan sólo ce...