#3 ¿Tú trabajarías para nosotros?

8.2K 687 21
                                    

Me despierto a las seis de la mañana y después de cambiarme, salgo a correr. El aire fresco me ayuda bastante a pensar y reflexionar. Hace meses decidí empezar de nuevo. Una página nueva, donde le daría oportunidad al amor. Donde decido apartar el dolor y darle la bienvenida a la felicidad. A Lorenzo lo llevaré siempre en mi mente y mi corazón. 

Después de una hora de ejercicio, vuelvo a casa y desayuno. Me toma por sorpresa ver a Cassandra en la cocina, ella está haciendo el desayuno.

—¡Un ratón! —grito para asustarla.

—¿Dónde? Dime y esa maligna criatura del mal deja de existir. —comienzo a reír y ella me persigue con la escoba. —¿Qué te he dicho acerca de asustarme idiota?

-¡Debes hacer ejercicio Stevens! —rio fuerte. —Tregua. Quiero comer, tengo hambre —deja la escoba y cuando pasa por mi lado, me pega en el trasero. —Auch. Duele.

—Es que el ratón estaba en tu nalga cariño. —me guiña un ojo y niego.

—¿Qué haremos esta tarde? —me encojo de hombros.

—No sé, a lo mejor salga con Luca. —hablo para enfadarla, porque ella niega que le gusta, solo dice que es apuesto y ya.

—Okay. Sal con él. —su tono de voz se vuelve cortante. Si será idiota.

—Y quizas le pida un bebé —toma el diario y comienza a leerlo. —. Y después vamos a la playa y tomados de la mano caminamos, mientras dejamos que nuestros pies se mojen por el agua. —hablo y ella me mira fingiendo una sonrisa.

—No hay playa por aqui Evans.

—Pero si huele raro aquí ¿no? —hablo y empiezo a olfatear.

—¿Qué...qué hueles? —pregunta.

—No sé...me parece que son algo asi como no sé...celos. —sonrío triunfante y ella entrecierra sus ojos.

—Eres una...

—Dilo, vamos Cassandra. Quiero oírte —la animo. Y ella se cruza de brazos. Agarro una manzana de la fuente y antes de irme habló. —Tú, querida amiga, estás celosa. —le guiño un ojo y me voy.

-Quédatelo. —grita y suelto en carcajadas, sí, ella está celosa.

Me doy una larga ducha y me visto cómoda para estar en casa. Bajo a la sala y me encuentro con mi amiga.

—Oye ¿Qué harás hoy por la tarde? — pregunta.

—Nada, obvio si Luca no me invita... —soy interrumida por un almohadón. —Sí, te encanta ese rubio.

—Sólo es lindo y ya —rio y me acerco a ella.—No molestes.

—Está bien, ya ¿qué quieres hacer? — me cruzo de brazos y le pongo atención.

—Salgamos a andar en bicicleta — asiento. —Quiero tomar aire fresco.

—Está bien. Si tú quieres por mi bien. Pero luego iremos por helado.

—Hecho.

Después de almorzar tomamos nuestras bicis y salimos a andar. El clima es muy agradable para hacerlo, la gente es muy alegre, el pueblo es tranquilo, practicamente aquí la mayoría de las personas son ancianas o adultas pero sin hijos. Después de vivir en la ciudad tanto tiempo, me hizo realmente bien volver a mi pueblo natal. Me relaja, de hecho creo que me quedaré aquí por más tiempo.

Dos horas después...

—Cass...Cass —ella parece no escucharme porque continua andando. A mi sinceramente no me dan más las piernas. —Cassandra no puedo más —hablo con la respiración entrecortada. —. Estoy...muy cansada.

Quédate a mi lado©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora