Sinceridad

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Dos días no son nada si no le sumo importancia. Algo que no me ayuda en lo absoluto, son dos días en completa soledad con Darren. Muy en el fondo mi corazón me grita que debo irme antes que algo más llegue a suceder. Pero si le pongo un alto, dudo que sea capaz de pasar la raya conmigo, o eso espero.

Término de peinar mi cabello en una coleta alta, pongo un poco de perfume en el cuello y salgo de la casa sin hacer ruido. Abro la puerta con sumo cuidado; y resoplo al estrellarme con Darren esperándome en el auto.

Siento como el rostro se me calienta al pensar en el sueño que he tenido con él, y muerdo mis labios en cuanto abre la puerta del copiloto, suspiro. No tengo otra opción que subir en el auto e irme con él.

— Buenos días, Nicol — cierro la puerta y abrocho el cinturón de seguridad —. ¿Dormiste bien?.

¡Se podría decir que sí, pero no; porque has aparecido en mis sueños! Grita mi mente.

— Buenos días, sí — respondo cortante y arranca el auto, después de suspirar.

Treinta minutos después llegamos al consultorio. Traté de no mirarlo, pero mis ojos se desviaron por sí solos a sus grandes manos; las cuáles me estaban quemando y torturando en mi sueño. ¿Qué hago pensando otra vez en eso? No he podido concentrarme en el trabajo por estar pensando en el doctorcito sabroso de mi cuñado.

— Buenas tardes, tengo cita con el Dr. Ferreira — una chillona voz me saca de mi aturdimiento —. Avísele que ya estoy aquí.

— Ya un momento — contesto sin ganas y me aseguro que sea la hora citada —. Tome asiento, en unos minutos el Dr le llama.

— Gracias — sonrío levemente y me centro en la computadora.

A los pocos minutos, sale Darren con la paciente que se encontraba, da paso a la siguiente y antes de entrar al consultorio. se acerca a mi escritorio.

— ¿Qué te parece si almorzamos juntos? — suelto una risa y niego —. Nicol, no seas testaruda. Prometo comportarme esta vez. De paso, enmiendo mi error y aliviamos las perezas. Esta es mi última paciente, te espero en veinticinco minutos en el consultorio.

Lanza un guiño y se va con una sonrisa sin dejarme responder. ¿Qué estará planeando ahora? Si las cosas siguen así, volveré a mi casa, y le contaré todo lo que sucedió a mi hermana. Ella no puede unir su vida a un hombre que no la respeta, y que visiblemente no la ama.

— Engreído — susurro y me centro nuevamente en mi trabajo.

El tiempo se fue volando y al ver salir a la mujer; mis nervios incrementaron. No soportaría una situación como la de ayer. No sé si reaccionaria de buena o mala manera si llegara a sobrepasarse de nuevo. Rio, nunca me imaginé, que a mí; una chica no perfecta en muchos aspectos, me llegara a suceder una cosa de esas y, mucho menos, que venga por parte del novio de tu hermana.

— ¡Nicol! — gritó, y me levanté de la silla algo sudorosa.

Los nervios me tienen al borde de un colapso mental.

— Toma asiento, por favor. En un momento traen la comida — despejó el escritorio y me senté en una de la sillas que usan los pacientes —. ¿Te gusta la comida china?

_ Sí, me gusta. Gracias, Darren — es como si me conociera a la perfección. Ha dado a mis comidas favoritas.

— Le atiné — sonrió ladeado y quitó su bata dejándola colgada en el perchero —. Cuéntame ¿Tienes planes de estudiar pronto?.

Tomó asiento frente mío. Lo miré sorprendida, su pregunta me ha tomado por sorpresa. ¿Tan rápido olvidó lo que sucedió? Por lo menos una disculpa no estaría de más.

Quiero Amarte[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora