Verdad

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No puedo seguir aquí, ese hombres es un desgraciado e infiel. Y yo, yo no merezco llevar ese título de hermana. Estoy fallándole a quien más amo en este mundo.

Una vez llegué a casa, alisté mi maleta. Entre más lejos este ellos, es mejor. No quiero ser la causante de un rompimiento de pareja. Mi hermana no merece lo que estamos haciendo. Darren tiene la mayor culpa, pero más culpable soy yo; por dejarme hacer ese tipo de cosas y no hacer absolutamente nada para evitarlo.

— ¿Por qué estás haciendo tus maletas? — pregunta algo agitado, y no respondo nada —. Nicol, no te vas a ir a ningún lado. No lo voy a permitir.

Rio y cierro la maleta con fuerza.

— No eres absolutamente nadie para evitarlo — digo, agarro el asa de la maleta y cuelgo la otra a mis espaldas —. Hagas lo que hagas no me quedaré un día más en esta casa. Tú deberías de preocuparte más por mi hermana, y no de mí ¿no te da vergüenza al hacer este tipo de cosas?.

Calla y pasa las manos por su cabello con algo de fuerza.

— Te quedarás y no hay discusión ¿entiendes? — da un paso al frente, mostrando una postura que no me agrada en lo absoluto.

— Y ya te dije, que de aquí me voy; así sea con los pies por delante, pero no pienso seguir viviendo con ustedes — le desafío, ¿quién carajos se está creyendo?.

No doy ni tres pasos cuando él de uno solo se acerca a mí; con algo de fuerza me lanza a la cama, quedo sorprendida en la cama con la espalda encorvada por la maleta que esta debajo mío.

—¡¿Qué mierda te sucede?! — me incorporo y quito mi maleta —. Podrás ser hombre, y puedes tener mucha más fuerza que yo; pero algo te llevarás de mí, hijo de perra.

Estoy que exploto de la rabia. Levanto la mano con toda la intención de golpear su rostro, pero me aguanta del brazo y me pega contra su pecho.

— No te voy a pegar, no soy un canalla — dice, coloca la otra mano sobre mi cintura y me hala más contra su cuerpo. Mi pecho sube y baja rápidamente por la rabia que siento —. No te vas a ir ahora que ya estas aquí, Nicol — susurra más calmado.

Me remuevo en sus brazos, para poder soltarme; pero me sostiene fuerte, y eso me hace enojar mucho más.

— Que me sueltes — levanto la voz y la puerta de la habitación se abre.

Aranza nos mira algo sorprendida y enojada. Me trato de separar de Darren, pero a él no parece importarle que su prometida nos vea en una posición tan comprometedora.

— ¿Qué esta pasando aquí? Darren — advierte, en lugar de soltarme; se afianza más a mi cintura —. Maldita sea, no la estas dejando respirar.

— ¿Que haces aquí? — pregunta más no me suelta —. No habíamos quedado en una cosa, Aranza.

— Sí, vine por unas cosas. Pero, joder ¡Qué la sueltes! — me suelta y resoplo con varios sentimientos encontrados. Más que todo el de la rabia y la vergüenza.

— Aranza, yo...

_ No digas nada, bolita — dice sin apartar los ojos de Darren —. Tú y yo vamos hablar muy seriamente.

— Ya te lo he dicho mucho, para que seguir ocultando las cosas, Aranza.

Ya me perdí.

— No hagan como si no estuviera aquí. Van a hablar frente mío. No quiero que este tipo, diga cosas que no son — me miran y suspiro —.  Sí, también fue mi culpa, palito. Yo no quise que esto llegara a este punto, y en verdad es mejor que me vaya. Eso sí, entre nosotros no pasó nada más que un beso. Eso te lo juro, sabes que no digo mentiras.

— ¿Segura que no ha sido nada más? Porque si se ha sobrepasado, lo golpearé hasta que me canse.

Abro los ojos muy grande. ¿Qué estoy escuchando?.

— No soy un violador, y lo sabes — sigo sorprendida. Me esperaba una bofetada o un insulto por parte de ella —. Podemos acabar con este teatro que has montado. Aranza.

— Esta bien, pero déjame yo hablo con mi hermana — él asiente y me da una sonrisa tierna antes de salir de la habitación

— ¿Estoy en un sueño? — niega y se acerca a mí. Nos sentamos en la cama y sostiene mis manos con fuerza —. ¿No estás enojada? He pasado varios momentos algo incómodos con tu novio, y esta mañana nos besamos en el consultorio. Comprendo si no me quieres volver a ver, ni yo misma encuentro hueco donde meter la cabeza. Soy la peor hermana que existe, he fallado a tu confianza y a tu amor.

— ¿Ya acabaste? — asiento, no sé qué más decir —. Darren y yo no somos nada. Bueno, es mi mejor amigo — confiesa y mi estómago se desencaja de su lugar —. Sucede que, le pedí que se hiciera pasar por mi novio porqué papá ha estado insistiendo en que ya estoy muy vieja, y que debo casarme — asiento con la boca abierta —. Él accedió, y desde hace años hemos seguido fingiendo ser una pareja. La verdad es... — calla y la siento temblar bajo mis manos. Agacha la cabeza y veo como las lágrimas caen.

— ¿Qué pasa, palito? Aquí estoy, puedes confiar en mí, mi reina — muerde sus labios y levanta la cabeza.

— A mí me gustan las mujeres, y la razón del porqué le pedí a Darren que fuera mi movió; es por miedo al rechazo.

Suelta en llanto y la envuelvo en mis brazos. Acaricio su espalda y dejo un beso en su cabeza.

— Sabes que nunca te vamos a rechazar. Papá y mamá entenderán. En el gusto y el amor no se puede mandar, el que elije es el corazón. Yo te veo con los mismos ojos de siempre, lo que me molesta es que lo hayas ocultado. No era necesario montar una relación falsa con ese hombre.

— Perdón, bolita. Hay algo más.

— ¿El qué?.

— Darren siempre ha estado enamorado de ti — confiesa — Quizás no lo recuerdes, pero él es el mismo chico que iba a la casa cuando estábamos en el instituto de medicina.

Todo cae de remesa y me sorprendo. Trato de recordar, pero no me llega nada.

— Es quién cuidó de ti, cuando enfermaste en la escuela.

Maldita sea. Ahora lo recuerdo muy bien. Estaba en el último año de escuela cuando enfermé de sarampión. El cuidó de mí, porqué a ninguno en la casa le había dado aún, y él se ofreció porqué de niño ya la había tenido. Según era inmune a la alergia; jamás me imaginé que gustara de mí, soy menor que él por 12 años. Su físico ha cambiado mucho, incluso no tiene el lunar que tenía en la nariz, el cuál destacaba mucho en él. Antes era muy delgado, ahora es más atlético.

Dios mío, que vergüenza.

Mi padre les decía que en cualquier momento serían marido y mujer, eso le disgustaba a mi hermana mucho.

— Me has dejado sin palabras — confieso y sonríe apenada.

— Lo siento, pero le dije a ese bruto que hiciera las cosas bien — ríe y todo mi interior se sacude con violencia —. Ha sido tanto el amor que siente por ti, que no sabe ni como acercarse. Pensamos que al tenerte con nosotros iba dejar tanta obsesión, y mira lo que pasó.

Me sonrojo y mi corazón late con mucha fuerza.

— Me has soltado muchas bombas el día de hoy.

— Aún queda la última, quiero presentarte a mi pareja. Sé que le vas a caer muy bien, con ella me pensaba quedar estos días, pero con lo que pasó, capaz y matas a Darren.

Muerdo mis labios y niego con una sonrisa.

— Si ya tienes planes con tu novia, es mejor que no la dejes sola. Ahora entiendo muchas cosas, se me hacia tan rara su relación. Y yo tratando de meter algo donde no cabía.

Reímos y me da un abrazo.

— Mereces darle una oportunidad, una pequeña — susurra y nos quedemos en esa posición por varios minutos más —. Iré a hablar con él. Debe estar preocupado y ansioso. Ya ves que no se controla — Asiento y sale de la habitación.

¿El amor estará hecho para mí? Me cuestiono. Recuerdo haber estado enamorada, y solo se burlaron de mí. ¿Darren no querrá burlarse de mí, y luego botarme? Qué debo hacer ante lo que me hace sentir ese hombre.

Quiero Amarte[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora