Quiero Amarte[En Físico]

Desacuerdo

Darren lucía nervioso cada que miraba el reloj en su muñeca. No sabia a que hora llegarían pero solo era cuestión de. segundos para que llegaran a casa. Un auto frenó e hizo chirriar las llantas contra el asfalto, mi corazón saltó de emoción. Después tres meses sin verlos, era normal que los extrañara tanto. Como niña pequeña corrí a recibirlos. Mi padre lucía muy molesto, pero no entendía por qué.

— Mi amor hermosa — me abrazó fuertemente mi madre dejando un beso en mi mejilla —. Te extrañaba muchísimo. Haces demasiada falta en casa.

— Mamá, también los extraño — me separé de mi madre y mi papá me dejó un beso en la frente.

— Estas muy cambiada, ya no tienes ese feo color rojo en el cabello — mencionó y reí —. Te luce ser una mujer responsable. Hablando de ello, ¿dónde está el Dr? Quiero que me sostenga en la cara la razón de no casarse con mi hija.

Ese comentario me hizo poner muy nerviosa. Aranza no le ha dicho a papá la verdad de su relación con Darren. Mi madre me dió una mirada rápida y negó levemente con la cabeza.

— Papá, Darren está adentro de la casa. Pero no es momento para que reclames por una decisión que ellos tomaron.

— No me importa si no es momento. Mis hijas no son juguetes desechables.

— Marcos, por favor — advirtió mi madre.

— Marcos nada, mi niña siquiera a tenido cara para decirme porqué tomaron esa decisión de un día para otro — tragué saliva. Nada bueno saldrá de está cena.

— Papá, no debes de precipitarte. Aranza tendrá sus razones, ella es una mujer adulta y puede decidir por sí misma con quien casarse y con quien no.

— Tú no te metas en asuntos que no te competen, Nicol. No sé dónde tienen la cabeza puesta ustedes dos.

— Ya,  Marcos. Tampoco le hables a la niña de esa manera, ella no tiene nada que ver con las decisiones que han tomando dos personas adultas y responsables.

Por más que mi madre interceda por Aranza, a mi padre no se le saldrá de la cabeza hasta no saber las verdaderas razones.

— Sigan a la casa, les he preparado algo de comer — suspiré.

— Apenas acabemos de comer, nos vamos — sentenció firmemente.

Le va a dar algo cuando le diga que no me iré con ellos. Caminamos en completo silencio hasta entrar en la casa y la mirada que le dió a Darren fue una que me quemó el alma.

— Buenas tardes, sigan, están en su casa.

— Buenas tardes, Dr. Dejemos las formalidades a un lado y hablemos de lo verdaderamente importante aquí.

— Papá...

— Nicol, ¿qué te dije? — Darren desvío sus ojos a mí y con la mirada me disculpé.

— Sr. Brant, ¿a  qué se refiere exactamente? — inquirió algo nervioso, más sin embargo no apartó sus ojos de mi padre.

— Y todavía tiene el descaro de preguntar, Dr. Ferreira. ¿Le parece poco el rompimiento con mi hija?.

Darren hizo silencio por pocos segundos y caminé hasta pararme a su lado, al momento que tomé su mano dándole mi apoyo; sentí como los afilados ojos de mi padre me atravesaron la piel.

— Nicol, ¿por qué tanta confianza con éste Sr?.

— Papá, Darren es...

— Sr. Brant, entre Aranza y yo nunca hubo tal relación. Siempre fuimos amigos y ella me pidió que fingiera ser su novio.

La cara de mi padre palideció por pocos segundos, en los que no apartó sus ojos furiosos de nuestras manos enlazadas.

— Explíquese, Dr. No le estoy entendiendo y suelte a mi hija, ahora. ¿Acaso no le enseñaron a respetar? — Darren me soltó de inmediato.

— Lo otro no me compete explicarlo a mí, es Aranza quién debe decirles. Simplemente accedí a ayudar a una amiga.

— Nos vamos ya mismo. Ve por tus maletas, hija. No tenemos nada más que hacer aquí.

— No, papá. Te equívocas — dije, y me miró confundido —. Darren es mi novio y me quedaré con él.

El jadeó que dió mi madre lo oí claramente, mientras mi papá frunció sus cejas y explotó como nunca lo había hecho.

— ¿Suele aprovecharse de las niñas, Sr? Y tú, Nicol — me señaló dando un paso al frente —. ¿Tú madre no te enseñó a darte tu lugar ante un hombre? He pasado en alto toda la rebeldía, según tú porque nadie te quiere. Pero esto ha sido la gota que reboso la copa, me has decepcionando. En verdad esperaba más de ti. ¿No ves que ese hombre es mucho mayor que tú?.

— Marcos...

— No he terminado de hablar, no me interrumpas — mi corazón golpeó fuerte. Mi papá jamás me había hablado de esa manera —. Ve por tus cosas y nos iremos a casa, allí miramos que haré contigo, pero tus comportamientos para llamar la atención se acabaron, Nicol.

— Disculpe que me meta, Sr. Brant.

— Usted no hable, fácilmente lo puedo denunciar por abuso contra una niña.

— ¡Ay, ya, papá! Ya no soy una niña. Tengo veintidós años y puedo hacer y estar con quien yo quiera — dió otro paso e hice lo mismo —. Lo siento mucho si no soy la hija perfecta y recta como Aranza lo fue a mi edad, pues no soy ella. Somos muy distintas y sí ella no te ha dicho la verdad, sus razones tendrá. Tampoco voy a permitir que le hables así a Darren, él no ha hecho nada malo. Puedes decirme todo lo que quieras pero no me iré a ningún lado, ¿a qué? A ser infeliz en un lugar donde el desprecio me persigue por donde sea que camine. ¿Eso quieres para mí?.

Todo me lo esperé menos la bofetada que recibí de su parte. Mis lágrimas cayeron con velocidad y con una fría mirada dió la vuelta y se marchó. No escuché las palabras de Darren, ni mucho menos las de mi madre. Era la primera vez que me pegaba y me daba la espalda. ¿Es tan difícil desearme un poco de felicidad?.

— Mi amor, hablaré con tu padre — me abrazó y me quedé viendo a la nada en silencio —. Quédate, si es lo que te hace feliz. Cuídela mucho, Dr. Ferreira.

— Por supuesto, Sra. Brant — no pude despedirme de ella, solo escuché la puerta cerrarse y unos fuertes brazos rodearme en completo silencio. Únicamente en su pecho fue que deacargué mi frustración mientras él no dejó de besarme en la cabeza y apretarme contra sí.