— Nicol, he traído unas cuantas cosas de mi viaje. Darren no me quiso dar muchos detalles de las cosas que te gustan.
— No debió molestarse, Marissa.
— No es molestia, Nicol. Vas a recibirlas y solo vas a decir gracias. Las traje con mucho amor.
— Mari, no seas tan intensa — Darren sonrió, y pellizcó su nariz.
— Deja de hacer eso, sabes que no me gusta — chilló, mi estómago se revolvió ante ese gesto hacia ella.
— Iré a mi habitación, supongo que tienen mucho de que hablar — seguí de largo con las inmensas ganas de golpearlos a los dos —. Permiso.
Soy tan tonta, tantos años siendo una chica ruda y un hombre me convierte en un frágil caramelo chillón. Cerré la puerta y las lágrimas cayeron mojando mi rostro. El amor no está hecho para alguien como yo, y menos de un hombre cómo él.
De verdad que fueron semanas maravillosas a su lado, pero ya es momento de volver a la realidad. Me lancé a la cama con todo y ropa; el dolor de mi pecho no se irá tan fácilmente, pero debo hacer de tripas corazón y seguir con la cabeza en lo alto. Me desvíe del camino por un patético deseo.
Saqué el celular del bolso y llamé a mi madre. Es tiempo de volver a casa.
— Mi amor, ¿cómo estás? ¿Cómo han ido las cosas con el Dr. Ferreira? — preguntó emocionada.
— Bien, mamá. Te llamaba para decirte que voy a volver a casa. Una ciudad cómo estás no es un lugar viable para mi futuro. Tomaré tú palabra de ir a Boston.
— ¿Por qué? No me digas que ya te echó de su casa por ser tan grosera. Tú misma dijiste que Boston no te gustaba. ¿Por qué cambiaste de pareceres tan pronto?.
— No, mamá. No he sido grosera con absolutamente nadie. Ya aprendí que los impulsos no sirven de nada, en cuanto a Boston; es netamente, para acceder a una buena universidad.
— Ves, mi amor. Qué bueno que has recapacitado. Pero, ¿por qué quieres volver? — me metí bajo las cobijas y suspiré —. Hagamos esto, iremos por ti y vamos los tres a Boston para escoger la universidad, ¿te parece?.
— Sí, mamá. Te amo, gracias por entender.
— Me hace feliz que hayas decidido estudiar, mi amor. Nosotros queremos verte crecer en la vida, no que estés por ahí sin saber que hacer.
— Sí, mamá. ¿Cuándo estarían aquí?.
— Te urge salir de esa casa ¿Que ha pasado? ¿Ese hombre está aprovechándose de ti?.
— No, cómo piensas esas cosas. Ya te dije, quiero estudiar; salir adelante. Viajar, conocer, aprender.
— Mi niña — sorbió por la nariz y sonreí —. Dos días, mi amor. En dos días estamos allá.
Debí pensar en mí desde hace tiempo. Debí empezar a dejar la comida chatarra de lado y empezar a bajar un poco más de peso. He sido egoísta conmigo misma, y ahora que me siento una bola al lado de una mujer que sí esta a su altura; me culpo por haberme dejado engordar de esta manera. Siempre he sido de talla grande, pero desde qué salí de la escuela aumenté mucho más de peso. Los cambios en mi cuerpo eran un sube y baja, y me quedé en esa subida sin retorno. Quiero lucir y estar bien para mí misma.
— Nicol, la cena está servida — de nuevo esa voz chillona. Cerré los ojos, haciéndome la dormida y a los pocos segundos sentí unas manos sobre mis piernas.
— Que descuidada, se quedó dormida con zapatos, mi solecito — susurró Darren, quitándome los zapatos con mucho cuidado.
— Ha de estar cansada. Si no fuera por qué llegué a interrumpir su manoseada en el auto, ya la tendrías contra la pared haciéndole quién sabe qué cosas — rio, y fruncí el ceño.
— Qué cosas dices, Marissa.
— Ay, por favor, si la tenías aprisionada contra la silla.
— Ya, Mari. Te va a escuchar.
— ¿Y qué pasa? Es mi cuñada, y aún no me la presentaste cómo se debe. ¿Por qué siempre debes de esconderme? Soy tu hermana, Darren.
Abrí los ojos de un solo golpe, ¿es su hermana? Ay, no. Ahora sí, cómeme tierra. Pero no se parecen en nada, ella es rubia de ojos azules. Que vergüenza, mi celos me han jugado una mala pasada.
— Nunca te he escondido de nadie, Mari. Entiende qué tu forma de ser, aveces trae problemas. Además, qué tus padres te matarían si te vieran aquí conmigo.
— Tenemos los mismos padres, Darren. ¿Cuándo dejarán de odiarsen entre sí?.
— Eso nunca cambiará, Mari. Ahora es mejor que te vayas, lo que menos quiero es qué papá llegue en cualquier momento y me haga una escena frente a Nicol.
— Me escapé, ellos no se van a enterar. Extraño mucho a mi hermano mayor, y ellos me mantienen lejos de ti.
— Esa fue decisión de él, ahora es mejor que te vayas. Gracias por todo lo que has traído, nos vemos pronto, Mari. Deja de escaparte, no quiero policías en mi casa.
¿Qué están ocultando? ¿Cómo así qué policías? Mi cabeza no entiende de qué están hablando. Pero para que Darren se escuche tan apurado y algo nervioso, no ha de ser nada bueno.
— Me iré, tú ganas. Dile a mi cuñada que en un par de días vendré por ella. Ya sabes, una tarde de chicas.
— Vete, Mari. Cuídate y saluda a mamá.
— Lo haré, te extraña al igual que yo.
Luego de eso escuché la puerta cerrarse y un fuerte suspiro salió de sus labios. Me abrazó por la cadera y apoyó la barbilla sobre mi hombro. Mi corazón late cómo un maldito loco, y en cualquier momento se va a dar cuenta que me estoy haciendo la dormida.
— Jamás soportaría tu odio — murmuró —. Pero no puedo tapar el sol con un dedo, tarde que temprano lo tendrás que saber.
¿De qué está hablando? ¿Qué será eso tan malo? Que hasta teme por mi reacción, a lo que sea que me está ocultando.

ESTÁS LEYENDO
Quiero Amarte[En Físico]
RomanceNicol no cree que el amor esté hecho para ella, pero en un cambio radical de vida, encuentra todo lo que tanto ha soñado en un hombre que pensó que era prohibido para sí. No obstante, Darren ha estado enamorado de ella desde hace muchos años atrás...