Con amor

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La semana pasó lenta y tortuosa para mí. Los días eran largos y las noches una pesadilla total; lo bueno de todo esto, es que hoy le dan el alta a Darren, y por fin lo podré ver y tener en casa. Aunque el doctor me estuvo explicando el día de ayer todos los cuidados que debe tener una vez este en casa durante su recuperación. Seguiré cada uno al pie de la letra, y así no quiera le obligaré. No me quiero llevar más sustos, además que el doctor ha dicho que su corazón no soportaría otro infarto.

— Estoy muy nerviosa — confieso con una risa tonta —. Muero por ver a mi osito.

— Osito, solecito. Ay, por favor, dejen eso para su intimidad — bromea Sammy con una mueca —. Se escucha tan ridículo que digan eso.

— Ay, Sammy. No seas envidiosa — recrimino golpeando su hombro ligeramente —. Tú tienes a una flaca a quien consentir.

— ¿Por qué siempre debes decirme así? Sabes que no me gusta.

— Pero si te dice palito a todo momento, mi amor — Sammy suelta una risa muy contagiosa —. ¿Quien las entiende?.

— Bueno, ya. Dejen las burlas sobre mis huesos para otro día. Ya hemos llegado a la clínica — noto como se avergüenza y sonrío. La verdad es que hacen bonita pareja.

Salimos del auto y entramos a la clínica. Aranza ha traído el auto de Darren, el cuál es más amplio y cómodo para llevarlo a casa sin problema.

Una vez llegamos a la habitación donde se encuentra, mi corazón golpeó con fuerza dentro de mi pecho, ante la sonrisa ladeada y coqueta que está plasmada en sus labios.

— Mi amor... — saludo y mi vista corre distraídamente hacia la mujer que se encuentra con él.

— Solecito, ven, mi amor — sus ojos brillan con intensidad. Me acerco a él y sin dejar de sonreír toma mi mano para dejar un beso suavemente en ella —. Te extrañé mucho, mi amor. Aunque la mayor parte del tiempo estuve dormido, ahí estabas en mis sueños, mi solecito.

Mis lágrimas caen y me inclino para dejar un suave beso en sus labios. Su mano se aferra a mi cuello profundizando nuestro beso. La calidez y la suavidad es tan única. De mi boca escapa un suspiro lleno de paz y tranquilidad, mientras él borra mis lágrimas con su otra mano.

— Osito, no tienes idea de lo mucho que te amo — susurro en sus labios y sonríe —. No me vuelvas a asustar así.

— Perdóname, mi amor. Te lo juro que nunca más lo haré — lo callo de otro beso y ahora es él quien suspira — Te amo, mi reina.

Un carraspeo nos hace separar de nuestro beso.

— Arrumacos en la intimidad, por favor — Sammy y su humor.

— Hijo, ¿me vas a presentar a tu novia? — trago saliva y me enderezo en cuestión de segundos.

— Claro, mamá. Ella es Nicol y no hay necesidad que la conozcas, ya sabes todo de ella — la mujer de ojos cafés como los de Darren, sonríe amable —. Mi amor, ella es mi madre.

— Mucho gusto, Señora. Es un placer conocerla — estiro mi mano y la recibe con galantería.

— Dime, Nohora — sonríe y por la puerta entra la hermana de Darren junto a un hombre que luce como él, a excepción por sus ojos.

— Cuñis — dice tan alegre y sonrío. Esto es vergonzoso e incómodo —. Hermanito, ¿cómo estás? Nos hemos llevado un gran susto cuando nos enteramos de lo que te sucedió...

Marissa se acercó a Darren abrazándolo muy fuertemente.

— Si no hubiera sido por Lucy no sabríamos absolutamente nada — dijo el hombre dándome una mirada algo molesta e incluso podría jurar que es de sorpresa —. ¿Por qué nadie nos avisó?.

— Papá, por favor. No es momento para que discutas por algo que no tiene relevancia — Darren me toma de la mano enlazando nuestros dedos —. ¿Has venido a pelear o a saber cómo estoy?.

— ¿Cómo convenciste a esta niña para que estuviera a tu lado? — ¿este señor no ve en el estado en el cual se encuentra su hijo?.

— No vas a comenzar con lo mismo — Darren se agita un poco y me acuclillo a sus pies.

— Cálmate, mi amor. Sabes que no importa lo que digan o piensen los demás, aquí estoy para ti — asiente haciendo un gesto de dolor —. Aranza, ¿puedes llamar al doctor, por favor?.

Asiente mientras me incorporo para darle una mirada muy molesta a ese señor.

— Mira cómo has hecho poner a mi hijo — la señora Nohora le reclama a su marido tomando la mano de Darren —. Vete, sal de aquí.

— No fue mi intención — es lo único que dice el hombre antes de salir por la puerta.

.— Ya vuelvo, mi amor — suelto su mano y salgo tras el hombre.

— ¿Sabe de todo lo que ha hecho mi hijo, si es que le puedo llamar así a un acosador? — escupe en cuanto me ve.

— Ya ni soy una niña, señor. Tampoco le permito que hable así de él. No quiero ser grosera ni mucho menos quiero que piense que le estoy faltando el respeto, pero, ¿usted no  ve que Darren acaba de salir de una operación muy riesgosa? Cómo para que sea un hombre sin corazón, y en lugar de preguntarle de como se siente, e incluso de dejarle un corto abrazo; sale con una estupidez de esas. Y a su pregunta de hace un momento, con amor me convenció para estar a su lado. Eso es lo único que me ha ofrecido desde que estamos juntos. ¿Sigue odiandolo por un sentimiento que no pudo controlar? Y usted más que nadie sabe que él nunca llegó a dañarme. ¿Por qué se empeña en seguir en lo mismo?.

Se queda callado observándome con detenimiento. En sus labios se forma una pequeña sonrisa.

— Realmente no sabes nada de Darren — dice y niego —. Él es mi hijo, pero nunca olvidaré lo que mis ojos vieron ese día, en el cual tú estabas presente.

— A mí no me importa lo que pasó hace años. Él me ama y yo lo amo, lo que haya pasado es eso; el pasado — frunce el ceño ligeramente.

— ¿Si yo no hubiera llegado en ese momento, no crees que habría ocurrido algo más?

— Ya le dije, no me importa. Pues no sucedió nada. Ahora, deje de ser tan porquería y poco padre, vaya y abrace a su hijo. No le estoy pidiendo que lo perdone, eso va en usted. Pero vaya y abracelo y agradezca que aún sigue aquí, dándoles una oportunidad de arreglar su relación. Permiso, veré cómo está mi futuro esposo — giré y entré en la habitación.

Mi corazón estaba tan acelerado con todo lo que le dije, pero ese hombre ya es un adulto. Un error no puede marcar la vida de alguien para siempre, y menos si trata de un hijo.

Luego que el doctor se asegurara que Darren se encontraba bien, regresamos a la casa. Los padres de Darren vinieron con nosotros hasta que mi osito quedó dormido. De la conversación que tuve con mi suegro, ninguno de los dos dijo nada. Pero si lo noté muy pensativo, incluso le dejó un fuerte abrazo antes de salir de la casa. Tuve que aguantarme las ganas para no golpearlo, en verdad que el orgullo aveces nos hace hacer y decir cosas que causan un gran daño a las personas que amamos.

— Descansa, mi amor. Aquí estaré siempre cuidando de ti — beso sus labios y cubro su cuerpo para acostarme a su lado. No puedo abrazarlo como me gustaría, pero, aquí está, junto a mí. Y eso me da la alegría que se había esfumado durante una semana que no sentí su pausado respirar.

Quiero Amarte[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora