Sorpresa

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🌟Nicol🌟

Todo mi ser tembló ante su propuesta. Mi corazón y mi mente no están sincronizados; uno me dicta que me lance en sus brazos y me permita ser feliz de una vez por todas, mientras el otro susurra que esto es un sueño del cuál estoy a punto de despertar.

— Solecito — susurra suavemente, demostrándome de un solo golpe que es muy real —. Déjame amarte, te lo he dicho muchas veces; yo no quiero lastimarte.

Mis palabras han sido sustituidas por lágrimas felices. Me he ganado el cielo a lado de este hombre. Las palabras me ahogan. Su sonrisa se va borrando de a poco y solo puedo ver cómo cierra la caja  lentamente. Esa mirada tan coqueta ha desaparecido por una temerosa. Quiero gritarle que sí, pero mis palabras se han quedado atoradas en mi garganta.

Limpio las lágrimas con mi ante brazo y respiro profundamente. Para qué negarle lo mucho que está incrustado en mi corazón, ¿para qué? si él me ama mucho más de lo que yo podría llegar a hacerlo.

— Osito — me mira fijamente, y no puedo creer que declararse frente a alguien sea tan complicado —. Sí, si quiero ser tu esposa y pasar cada día juntos, hasta que seamos viejitos — mi corazón retumba con fuerza dentro de mi pecho, y esa sonrisa ladina que aparece en sus labios, no me ayuda para confesarme.

— ¿Sí? — asiento con la cabeza varias veces y muerdo mis labios.

Carajo, ¿a dónde se ha ido toda mi valentía?. Trago saliva y cierro los ojos.

— Darren, yo me enamoré de ti. Eres un hombre en todo el sentido de la palabra, que sabe lo que quiere en esta vida. Eres todo un caballero, demasiado amoroso y pasional, y a la vez tan tierno — abro los ojos y me acomodo en sus piernas, con las mías abiertas rodeando su cuerpo; sus manos se aferran a mi cadera y sonríe mostrándome su dentadura —. Yo te amo, Darren. Estás incrustado en mi corazón y de ahí, nadie podrá arrancarte nunca.

Todo el cuerpo me flaquea y apoyo mi cabeza en su pecho; su corazón está peor de alterado que el mío.

— Tu corazón late muy rápido y fuerte — susurro escondiendo mi nariz en su pecho. Su piel es muy tibia y suave.

— Mira como me has puesto con esas palabras que no me esperaba — su pecho vibra y me hace sonreír —. Hasta siento que me dará un infarto.

Levanto la cabeza y acuno su rostro en mis manos.

— ¿Por qué dije que te amo? — asiente mirando mis labios.

— Sí, no tienes idea de lo mucho que esperaba esas palabras de ti — sonríe, y me apega contra sí para besarme —. No sé ni que responderte. Pensé que pasaría mucho más tiempo para poder escuchar decirme que me amas.

— No puedo ocultar lo evidente, amor. Sabes cómo entrar en las personas y más en mí — vuelve a besarme y gimo en sus boca.

— Déjame ponerte el anillo, solecito — nos separamos un poco y coloca el anillo en mi dedo —. Ya no puedes negarte a nada que venga de mí, sería una falta de respeto con tu futuro esposo.

Sonríe y besa la punta de mi nariz. Estira nuevamente el brazo, y del interior del cajón saca una carpeta.

— Ódiame, mi amor. Pero no me has dejado de otra — extiende la carpeta y la tomo en mis manos —. Acepta sin objeciones.

— ¿Qué es esto? — digo algo emocionada, abriendo la carpeta lentamente —. Oh, mi Dios — jadeo por la sorpresa.

La inscripción de la universidad totalmente paga, los horarios de cada clase y una llave. Lo miro impactada con el corazón a mil.

— Lastimosamente no podré llevarte a la universidad, así que compré un auto para que te transportes sin ningún tipo de inconveniente — dice y mis palabras no salen —. Está todo pago, en un mes, aproximadamente; empiezas a estudiar. He modificado el horario para que sea un poco flexible y no se te acumulen los deberes del consultorio. Tampoco es necesario que vayas un día completo, con media tarde es perfecto.

— A la que le va a dar el infarto es a mí — susurro y quita la carpeta de mis manos —. Darren, esto es mucho, yo no...

— Si no aceptas me veré en la penosa obligación de castigarte, ¿es eso lo que quieres, qué me aproveche de ti? — sonríe ladeado y niego riendo.

— Estoy hablando en serio. Has pagado mucho dinero por la carrera de la universidad y de paso un auto. No puedo aceptar.

— Solecito, también estoy hablando en serio — acaricia mi espalda suavemente haciéndome estremecer —. Es un regalo, solo acéptalo y prometo no hacerte nada.

— Mentiroso — ríe, y me pierdo en su risa hermosa —. Está bien, lo aceptaré, pero solo porque serás mío para siempre; y como bien dicen: todo lo tuyo es mío, cariño.

Le tiro un guiño y me lanza en la cama quedando sobre mí, sus ojos escanean mi rostro lentamente; como si estuviera grabándose cada uno de mis rasgos en su memoria. Mi pecho sube y baja con pesadez. Siento los latidos de mi corazón en mis oídos. Su tibio aliento se mezcla con el mío y un suspiro sale de lo más profundo de mí al instante que roba mis labios.

— Y todo esto es mío, cariño — murmura en mi boca, deslizando su mano por mi cadera —. Te tomaré la palabra y comeré lo que me pertenece.

Presiona suavemente su erección en mi vientre y un gemido involuntario sale al sentirlo tan duro. Sin darme oportunidad de responder, sus labios se adueñan de los míos, e inmediatamente empieza la danza entre nuestras lenguas. No me creo nada de lo que me está pasando, estoy demasiado feliz que, aprieto en mis manos cada parte de su piel desnuda asegurándome que uno de mis grandes sueños se hará realidad; pues siempre soñé, en que me casaría con el primer amor de mi vida. Nunca me imaginé que mi llegada a este lugar me traería tantas sorpresas juntas, y que sea destino o suerte, la vida me premió. Me ha dado la fortuna de tener un hombre maravilloso a mi lado, y que me ama sin importar como soy o de donde venga. La felicidad fuera completa si mi padre estuviese de acuerdo con nuestro amor, pero es cuestión de tiempo para que entienda como son las cosas en realidad.

Quiero Amarte[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora