XI.

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–Tú…

–Sí, exactamente yo, Selena. –dice sonriendo como un niño con un dulce en su mano. Pero a pesar de todo, bajo esa mirada indescifrable, seguí viviendo a aquella persona que conocí hace mucho.

– ¿Cómo…?– tartamudee, era algo comprensible, después de todo la visión frente a mí parecía más que un simple juego.

– ¿Cómo lo hice? –rio sarcástico mientras se despojaba de sus lentes poco necesarios, se adelantó a mí, hablando con alguien y me hicieron pasar de primera en la fila de paga. Cancele el monto debido y lo seguí hasta un lugar apartado de un restaurante chino del centro comercial.

–Creo que quieres respuestas. –me miro de arriba a abajo, como si buscara algo.

–Por supuesto. –admití. Pero a él no pareció afectarle. –Demasiadas… Kendall.

El chico frente a mí me miró con furia y en un arrebato, golpeo la mesa con su puño haciendo que las pocas personas del lugar se giraran a mirarnos. –No vuelvas… –ahora me señalaba. –A llamarme de esa manera… ¿Quedó claro?

Lo miré con una gran confusión y termine por asentir lentamente. –Lo que digas.

–Escúchame bien… –susurro. Miro para todos lados como si tratara de decirme un secreto y luego lo escupió de una buena vez. –Estoy aquí para protegerte.

¿Protegerme?

– ¿De qué?…

–No preguntes, solo escucha. Él día en el me viste morir, no era yo ¿sí? Todo había sido una trampa para Harry. Soy del FBI, vine encubierto para atrapar a uno de los 50 más buscados….Tu Harry.

Lo miré atónita y me levanté disgustada de la mesa. Kendall me tomo de la mano y me volvió a sentar.

–Este chico era sumamente peligroso, la misión era mudarme e involucrarme lo más posible con él, caso que no se dio pero luego… luego llegaste tú y todo se volvió más fácil, Harry cayó en tu trampa y a la vez en la mía. –su sonrisa era perversa. De un momento a otro mi mano había chocado con su mejilla con exceso de furia. Kendall se llevó su mano a la zona ahora roja y la acarició.

–Eres un…

–No digas nada. –interrumpió. –Escucha, Harry trabaja para un hombre que pasa entre los más buscados por…

–No quiero escuchar más, eres un asco, un cerdo mentiroso al que le creí sus mentiras una vez, una vez, Kendall. Pero no más, hasta nunca Kendall.

Salí del restaurante con todos los regalos y vi la hora, ya se me hacía tarde para llegar y no dejaría que Harry viera los regalos. Tomé un taxi mientras apenas si pude continuar respirando. Baje, pagándole al hombre que conducía y entre al edificio, estaba vacío como de costumbre, subí al ascensor y pulse el botón pH para que me llevara a casa.

Abrí la puerta y a plena vista, Harry aún no había llegado. Entonces tomé ese tiempo para guardar los regalos en un lugar donde nadie buscaría. Me deshice de mi ropa y me introduje en el baño para tomar una ducha.

Durante más de veinte minutos mi cuerpo estuvo sumergido bajo el agua, tratando de refrescarse pero no había forma de recuperarse después de tan gigantesco susto.

¿Quién diría que fui parte de una trampa sin saberlo?

La puerta sonó avisando que Harry había llegado, pero no hubo ningún aviso de su parte. Pasaron cinco minutos y no se escuchaba ningún ruido. Salí de la tina con una bata de baño, me vestí y camine por toda la casa en busca de Harry pero no estaba. Me giré rápidamente para volver a subir pero me encontré con Harry recostada en el marco de la pared que conduce a las escaleras.

–Cualquiera podría entrar y robarte. –comentó con una sonrisa mientras se acercaba. Pensé en lo que Kendall dijo.

Lo más buscados…

– ¿Qué pasa? –Me preguntó, tal vez había notado mi comportamiento distante.

–Nada. –le aclaré. No era buena idea hablarle de Kendall, él específicamente me había pedido que no se lo nombrara y así lo haré. Harry se inclinó para besarme pero lo esquivé.

–Segura. –me miro dudosa y con una leve sonrisa falsa, asentí. –Bueno.

Se volvió a acercar y unió sus labios con los míos en un suave beso, al principio fue rudo y frio pero termine por ceder y dejarme llevar por el momento.

Subimos a la habitación y después de cerrar la puerta, Harry tiro su saco al suelo y se quitó sus botas, dejándolas a un lado. Volvió a acercarse y mordió levemente el lóbulo de mi oreja.

–Te extrañe...– susurro esa ronca voz causándome escalofrío.

Reí. –Claro, Styles. –Me acerqué a sus cálidos labios y lo bese lentamente. Harry no tardó en responder, se giró dejándome acorralado contra la pared y sus labios comenzaron a moverse de forma más rápida.

Sus manos bajaron por mi cintura, vientre y muslos hasta rozar mi trasero. Mi lengua se aproximó a la suya para crear una danza por obtener el control del beso. Harry retrocedió unos pasos, los mismos que yo avance y quedo de espaldas a la cama. Sus labios bajaron hasta hacerse camino a mi cuello y comenzaron a moverse en él. Con increíble ansiedad y deseo, se movían succionando y mordiendo la piel mientras apenas si me lograba sostener ante tanto placer. Su mano bajo a mi trasero y en un movimiento rápido, lo apretó con cierta fuerza. Solté un gemido.

–Me encanta escucharte gemir. –Murmuro de la profundidad de su garganta.

Bajo su otra mano y repitió el proceso, esta vez pude ahogar el gemido. Sus manos buscaban más mientras sus labios a pesar de tener húmedo todo mi cuello por sus besos, se desesperaban ante el contacto. Introdujo su mano bajo la tela del short. Lo desabotonó y bajo, dejándolos caer luego. Y sin pensarlo dos veces, me dio una fuerte nalgada mientras mordía la piel de mi cuello y un gemido se escapó de mi boca.

–Música para mí. –dijo y volvió a repetir el proceso hasta sacarme más de un gemido.

Se separó de mí un momento y mirándome a los ojos se sentó en la cama, lo mire descarada por un momento y acerque mi boca a sus labios rojos. Lo besé, con toda una necesidad y sentimientos encontrados.

Sus cálidas manos me tomaron de la espalda y me atrajeron hacia él, dejándome completamente a su dominio. Se subió sobre mí y quito mi blusa, su camiseta me estorbaba y en un movimiento de deseo, logre quitársela. Bajo sus vaqueros desgastados y los dejo tirados en el suelo. Me subió a ahorcadas sobre él y me quito las tiras del sujetador con los dientes, quito el seguro del sujetador y lo dejo caer para luego lanzarlo al suelo. Volvió a la posición anterior y sacó sus bóxer y luego mis bragas.

En pocos minutos su cuerpo me producía calor, escalofríos, sudor y placer tras embestidas seguidas por besos y mordidas. Una y otra vez hasta ya no poder más. –Te dije que disfrutaría de este cuerpo más tarde. –dijo besando mientras se dejaba caer agotado a mi lado.

–Lo sé, tonto. –admití.

Harry puso su cara de ofendido y pocos minutos luego estaba sobre mí haciéndome cosquillas. No paraba de reír, me costaba respirar y claramente después de un rato ya no se escuchaba mi risa sino un silencio a pesar de que me estaba riendo. – ¡Basta! ¡Basta! –dije riendo. –No más. ¡Por favor!

– ¿Soy un tonto?

–Sí. –dije entre risas.

–Entonces no. –comenta y vuelve a hacerme cosquillas hasta perder todo mi aire y como última oportunidad, decido rendirme. – ¡Basta! ¡Por favor! ¡Basta! Kendall…

Posesivo |H. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora