XV.

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–…Selena Marie Gomez. ¿Te casarías conmigo?

–No. –Dije sonando lo más seria posible. El rostro de Harry se volvió pálido y el brillo de su mirada no se volvió más que una lágrima a punto de escapar. Su mirada parecía preocupada y perdida.

Todos nos miraban sorprendidos, cómo si hubiese hecho algo malo. Y algo que aprendí en Julliard fue, que el rostro o un gesto de alguien dice más que mil palabras y así supe que había realizado mi misión con éxito. Todos me habían creído.

Harry se levantó del suelo y miró fijamente al anillo en sus manos, entonces tome su mentón y lo levanté, haciéndolo mirarme. –No quiero casarme contigo… –dije y una lágrima se escapó cayendo por su mejilla. –Me voy a casar contigo.

Sonreí victoriosa ante mi broma y besé sus labios en un impulso de culpa. Harry se separó y solo me miró incrédulo por unos segundos hasta que sonrió mostrando sus hermosos hoyuelos.

–Srta. Styles… –Pronunció mi futuro apellido. –Suena tan perfecto como tú.

Se acercó nuevamente y me dio otro suave beso. Todos se acercaron y nos abrazaron, comentando sus reacciones ante mi respuesta y felicitarnos por nuestro compromiso.

Brian y mi madre se acercaron, al principio mi madre lloraba como si acabara de perder a su hija. Mientras que Brian abrazó a Harry y se lo llevó a un lugar privado de la terraza. Todos celebrábamos menos ellos. Una que otra vez Harry me miraba y sonreía mientras le asentía a lo que fuese que dijera Brian. Me gustaría saber de qué están hablando.

–Propongo un brindis. –Dice Brian acercándose al resto del grupo. –Por los futuros Sr. Y Sra. Styles.

Levantó su copa. – ¡Salud! –dijo Harry y todos colocamos nuestras copas en un círculo en el medio de nosotros.

–Salud. –acerco mi copa a mis labios y la bebo con la mirada puesta en Harry y él hace lo mismo.

Durante todo el resto del amanecer hablamos, las chicas se entusiasmaron a planear lo que sería mi boda perfecta y por supuesto, no me olvide de pedirles que fueran mis damas de honor. Todos emocionados contestaron que sí y no esperaba menos.

Harry se encargó de pedirles a los chicos que fueran sus padrinos y como faltaba un padrino para que fueran cinco y cinco, le pidió a Brian que además de acompañarme al altar ese día, se quedara justo a su lado por si se sentía nervioso.

Son las 8:30 a.m. del día de Navidad. Mis padres se fueron con Gracie hace unos veinte minutos y solo las chicas se decidieron quedar en la habitación de huéspedes. Por suerte, tenía suficientes sábanas para todas. Harry solo bajo a buscarme jugo de naranja y volvió a nuestra habitación para dormir.

Me recosté de su pecho rozando con la punta de mis dedos ese tatuaje de SG justo en su lado izquierdo. Me recordaba todo lo que pasamos para estar así y ahora el siguiente paso que daremos, escribirá nuestro final, juntos.

– ¿Sabes? –susurre. Harry se movió para poder tener un mejor ángulo de mi rostro. –Nunca pensé estar así contigo, ni con nadie.

Harry rio. – ¿Así cómo?

–Como ahora, juntos. Nunca pensé querer tanto a alguien y si fuese así, tú no eras mi prioridad. –Dije graciosa.

Harry hizo un gesto como si lo hubiese ofendido. –Las cosas cambian. Ahora estamos juntos, nos casaremos y vamos a tener muchos hijos.

Reí exageradamente y negué con la cabeza. – ¿Muchos? Mm… No lo creo.

Harry asintió y rodeo mi cintura con su brazo. –Tal vez uno, tal vez diez o quizás cien. Nadie sabe.

Lo miré aterrorizada ante su declaración y me senté en la cama de golpe. – ¡¿Cien?! ¡No! No.

Harry rio eufórico y me beso suavemente. –Srta Styles. Su futuro esposo la necesita. –Murmura detrás de mi oreja dejando un beso.

– ¿En qué puedo serle útil? –pregunto girándome para verlo junto a esa gran sonrisa que me vuelve loca.

–Estoy pensando en muchas cosas… sucias. –murmuró. Puse mis manos en su pecho, alejándolo y golpeé su brazo levemente.

–Pervertido. –Dije graciosa. El alzó una ceja y me miró ofendido sonriendo descaradamente. Oh, no.

Me tomo por la cintura y me empujó contra la cama, dejándome acorralada contra su cuerpo. Comencé a reír hasta que sentí como sus labios succionaron y mordieron levemente la piel de mi cuello, provocando grandes corrientes y escalofríos en lugares muy privados. Sus movimientos se volvieron más exigentes y rápidos. Sus manos viajaron a mi vientre debajo de mi pijama y comenzaron a acariciar la piel fría que se derretía ante su tacto. Era simplemente increíble.

–Basta. –logre susurrar con voluntad. –Tenemos visitas.

–Oh, vamos. Ellas ya saben que lo hacemos, será solo por hoy. –volvió a morder.

–Exacto. –me giré, quedando sobre él. –Deberás abstenerte solo por hoy. –Deje un beso en sus labios y me bajé, cayendo rendida en un profundo sueño.

Desperté y pude concluir que Harry se había levantado, por más que busqué en la cama, solo estaba yo. Me quite las sábanas de encima y me dispuse a tomar un baño que después de quince minutos ya había acabado. Me vestí y baje a ver dónde estaba Harry y no fue tan difícil saberlo, podía escuchar su voz en la cocina al igual que la de las chicas y supongo la de los chicos.

Llegue a la cocina y todos hablaban al mismo tiempo mientras reían.

–Hola, bella durmiente. –dijo Harry abrazándome por la espalda y besando mi mejilla.

Reí. –Hola. ¿Por qué bella durmiente? –pregunte riendo.

–Son las seis de la tarde. –murmuro Harry y todos nos miraron. Me gire a verlo sonriendo y reí. Me encogí de hombros ante su declaración y este negó riendo. Se acercó y dejó un leve beso en mis labios.

–Aw. –dijeron todos. Harry y yo nos separamos, me giré y Harry volvió a abrazarme por la espalda.

–Guarden eso para la boda. –dijo Demi graciosa y Harry le sacó la lengua.

–Estás celosa, Demi. –admitió Miley.

– ¿Qué? –dijo fingiendo estar ofendida. –Yo… es cierto. ¿Por qué a mí no me pasan esas cosas?

Reí. –Agradece que no, no es lindo estar tres meses en una isla desierta. –Le aclaré sonriente y ella asintió.

Todo iba bien, los chicos hablando de diferentes temas y Harry sin dejar de verme hasta que su teléfono sonó.

–Disculpen. –dice y se va de la cocina.

–Entonces… ¿Cuál te gusta más? –preguntó Eleonor mostrando un vestido en su teléfono. –Selena?

– ¿Ah? ¿Qué? –pregunte apenada quitando la mirada del pasillo.

Todos rieron y mis mejillas se tornaron a un color rojizo. –Gracias por prestarme atención.

–Lo siento, yo…

–Veías a Harry. –dijo Louis.

–Estabas babeando por Harry. –corrige Perrie.

–Era más que eso. –dijo Danielle con cierto tono pervertido y todos volteamos a verla, sorprendidos. – ¿Qué? Así es el amor, pervertidos.

–Claro, claro. –dije y todos comenzamos a reír. Harry entró a la cocina, busco un jugo de naranja y nos sirvió a todos. Suspiró y me dio una sonrisa antes de sentarse a mi lado y hablar.

–Parece que vamos a… ¡Las Vegas!

Posesivo |H. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora