XII.

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MARATÓN 1/2.

Me levanté de repente, bañada de sudor y con el Sol dando sus últimos rayos del atardecer. Había sido un sueño.

Harry se levantó al verme y me abrazo, me atrajo a él y me recostó de su pecho, manteniéndome en sus brazos. Sus latidos sonaban en mis oídos, tranquilizándome. Había sido una pesadilla, una terrible pesadilla que no quería recordar.

–Todo va a estar bien. –susurro con esa ronca voz que emanaba de su garganta. –Estoy aquí, princesa.

Después de mantenerme alejada de la pesadilla los siguientes veinte minutos, tome dos toallas y entre a la ducha. Pensé que el agua caliente se llevaría mis pensamientos ahogados, pero no fue así, solo me preocupo más.

Había sido tan real, se sentía real, como si realmente hubiese pasado. Salí de la ducha envuelta en una toalla y con ciertas gotas deslizándose aún por mi cuerpo.

Tome mi ropa interior y me la coloque, unté crema en mi cuerpo y me pare frente al closet para buscar algo que vestir y me decidí por un short negro, una camiseta manga corta a cuadros de color rojo y mis Converse negras.

Me vestí y estando frente al espejo, me seque con otra toalla el cabello y procedí a peinarme, dejándolo suelto y con pequeñas ondas que caían por mis hombros. Salí de la habitación y baje, encontrando a Harry en la cocina, con un desastre por todos lados y con sus rizos llenos de harina.

Me recosté del marco de la puerta con los brazos cruzados y solo me dispuse a observar sonriente. Llevaba puesto un delantal blanco y una bandana que dejaba su cabello caer perfectamente hacia atrás. Parecía leer un libro mientras se dedicaba a realizar paso por paso lo que este le decía y cuando no le salía bien, optaba por morderse su labio inferior demostrando inseguridad.

Aclare mi garganta y este se giró a mirarme.

–Oh, hola cariño. No sabía que estabas ahí. –Dijo sonriendo y volviendo su mirada a aquel libro.

Me acerqué despacio por su espalda y lo abracé, dándome espacio para ver la receta que intentaba preparar.

Lasaña.

– ¿Alguna vez la has hecho? –le pregunte leyendo detalladamente los ingredientes.

–Nop. –contestó resaltando la p. Se giró y me dio un corto beso en los labios ante de hacerme a un lado para buscar en el refrigerador.

– ¿Qué buscas?

No hubo respuesta y entonces entendí lo concentrado que estaba. Lo saque del refrigerador y busque todos los ingredientes, colocándolos en la barra.

–Pica eso. –Le señale los vegetales mientras sacaba la bandeja y le colocaba la pasta para lasaña adentro. Harry asintió y comenzó a picar lo que le dije. Hice la salsa y Harry fue colocando todo en la bandeja y al final, la introdujo en el horno para dejarla cocinarse durante una hora.

Mientras, Harry tomo una ducha y yo vi la TV, al terminar, Harry bajo ya duchado y me acompaño a ver ‘‘Friends’’.

La alarma sonó y Harry se levantó y sacó la lasaña del horno mientras yo colocaba los platos y copas en la mesa. Dejo la lasaña en su lugar y después de una deliciosa cena, la noche procedió con besos, abrazos y buenas películas de terror hasta tener sueño y subir a dormir.

Me levanté somnoliento y deje caer mis pies al frío suelo, tome una ducha como de costumbre y me vestí para salir. Compraría los regalos de Navidad hoy, pase lo que pase. Ya solo faltaban dos días y comprar un día antes no es una opción válida para mí.

Harry no se había levantado así que le deje una nota a la vista en la mesita de noche, al lado de la cama. Tome mi teléfono, un bolso, mis lentes y llaves para luego bajar en el ascensor camino al centro comercial.

Estaba lleno, casi parecía desbordarse de tanta gente, pero, desde luego, logré hacer las compras, tal como en mi sueño elegí exactamente lo mismo para todos pero en un orden diferente. Y a punto de salir, pase frente a una tienda con un vestido que llamo mi atención.

Era dorado y con lentejuelas. Simplemente me encantaba. Entre a la tienda y sin pensarlo dos veces, lo compré junto a unos tacones y una cartera.

Con tantas bolsas a la mano, no tuve más opción que tomar un taxi y cruzar los dedos para que Harry aún estuviera dormido.

–A la 73 St. Louise y 3rd Avenue. Por favor. –dije al conductor. Este asintió y el auto se dirigió al lugar. Mi mirada estaba fija en la ventana hasta que me sentí observada y mire por el retrovisor al conductor, creí por un momento haber visto a Kendall.

Sacudí mi cabeza y la imagen de Kendall, desapareció para cuando ya había llegado al edificio. Tome mis cosas y baje rápidamente del auto, le pase el dinero al conductor y le agradecí.

–Hola, Srta. Selena. –me saludo Joe, el portero del edificio.

–Hola, Joe. Linda corbata. –dije señalando a su pecho.

–Gracias.

Empujo la puerta, dejándome pasar y pulso el botón del  ascensor por mí.

–Gracias, Joe. –le agradecí. Entre y sin esperar mucho, llegué. Parecía vacío el lugar. Busque en mi habitación, la sala, la cocina y en todo el lugar. Harry no estaba.

Tome las bolsas y me encargue de guardar todo en su debida bolsa de regalo y la escondí en el closet de artículos de limpieza.

Harry no lo buscará ahí. –Pensé. – ¿Dónde estará?

Saque mi teléfono de mi chaqueta y marque su número. Tres tonos y luego el viento sonando del otro lado de la línea.

–Hola, cariño. –saludo con cierta dificultad.

–Hola, Harry. ¿Cariño dónde estás? –pregunte.

–Oh, estaba haciendo unas cosas. ¿Quieres que te lleve algo? –Negué y luego recordé que no me podía ver.

–No, estoy bien. –le aseguré.

–Te veo en un rato.

Colgué y me senté frente a la pantalla de cuarenta y dos pulgadas de alta definición, la encendí y pase los canales hasta decidirme por que ver.

Intente distraerme pero por mi mente solo pasaba una pregunta.

 ¿Qué cosas estaba haciendo Harry?

Posesivo |H. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora