IX.

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Su mirada era tan sincera y simple como la gran verdad que había dicho, tal vez, algo difícil de su parte.

–Eso… puede que sea cierto. –admito graciosa. –Pero no del todo.

– ¿Qué quieres…?

–Tu forma posesiva me agrada. –interrumpo. –Para mí eres más que suficiente tal cual cómo eres. –Le aclaré. Tome su mano y la entrelacé con la mía mientras comenzaba a caminar hacia el lado contrario del parque.

Parecía algún tipo de película de amor, donde los protagonistas caminan de la mano entre sonrisas y besos hasta que todo acaba en un ‘‘Final Feliz’’. Pero esta historia es más que eso.

– ¿Harry? –pregunte, entrándome con él mirándome. – ¿Quiénes eran los chicos ese día en mi fiesta de cumpleaños?

El cuerpo de Harry pareció tensarse de repente y su caminata se detuvo junto a su sonrisa.

Parecía temeroso del tema, como si hubiese dicho algo malo.

En serio Selena? –pensé. – ¿Debías preguntar? No lo creo.

–Eso no importa. –Contesto serio y volvió a caminar. Su paso era apurado y abrumador, como si intentara escapar, parecía querer correr hasta no poder más, pero se contuvo.

Camine a paso rápido y cuando tuve la oportunidad, lo tomé del brazo.

Mala idea.

–Espera. –Suspire casi sin aliento. Perseguirlo es agotador, debe considerarse un crimen. – ¿Harry? –me coloqué frente a él pero lo último a lo que miraba era a mí. El suelo, las ramas vacías de los árboles, incluso el cielo, pero esa larga lista no me incluía. –Harry. –Susurre tomando su rostro entre mis manos y lo obligue a mirarme. –Puedes confiar en mí… No quiero más secretos en nuestra relación, la última vez… Ken…

–No. –tapo mi boca con su dedo índice. –No digas su nombre, me es suficiente con las pesadillas. –Admitió suspirando y retiro su dedo de mi boca. Parecía atormentado ante su declaración.

–Harry, cariño...– rodee su cintura con mis brazos y apoyé mi cabeza su pecho. –Los secretos nos separaron… ¿Dejarás que nos separen de nuevo?

Sentí como su corazón volvió a latir fuertemente y sus manos me rodearon, dejando besos en mi cabello. Se separó de mí y tomo mi rostro entre sus manos. –Te juro… Escúchame bien, te juro por mi vida, que jamás dejaré que nada ni nadie, nos separe de nuevo. –Beso mis labios delicadamente mientras colocaba sus manos en mi cintura, acercándome más a él. Me separe un momento en busca de oxígeno y pude notar esa hermosa sonrisa resplandeciente otra vez en su rostro. –Lo juro. –Termino en un susurro.

Lo mire nuevamente y en su resaltaba sus hoyuelos a cada lado de su rostro. –Eso es suficiente para mí.

Continuamos caminando hasta llegar a mi casa, estaba sola. Seguro Demi salió con Miley y Mandy trabajaba, Gracie no se quedaría sola, por lo que sé, tenía una niñera y Brian estaba de viaje a Londres. Por lo que tenía la casa para mí y Harry…

Camine a la cocina y una pequeña nota en el refrigerador colgada por la letra ‘‘S’’ llamó mi atención. La tome y comencé a leer.

Selena, si llegas a leer esto, necesito que sepas que no quise lastimarte y…

Antes de continuar leyendo leí la fecha debajo de esta, 2 días, llevaba dos día esperándome, pero no más. Arrugue la nota en mi mano y la arroje a la papelera.

Sentí unas frías manos en mi cintura mientras hombro era invadido por pequeños y húmedos besos. Los escalofríos me recorrían como una corriente dentro de mí, deseaba más, pero debía detenerme.

–Harry… –suspire y él comenzó a besar más rápido y a morder mi piel. –Harry. Detente…

Apenas logre decir y me separe, pero a Harry no parecía importarle, se acercó y me beso intensamente. –Espera, cariño…

Lo detuve pero parecía que no se iba a detener, entonces lo empuje y Harry se detuvo en seco. –Bien, si no querías… pudiste haberlo dicho.

Lo miro obvia y suspiro.

–No es que no quiera. –admito y trato de no morderme el labio. –Es que debo hacer otra cosa.

– ¿Qué cosa?

–Iremos a buscar apartamentos. No quiero ver a Mam… Mandy. –comento tomando mis cosas. Harry asiente y me sigue hasta la puerta, cierro con llave y el dejo bajo el tapete de la entrada. Harry me abre la puerta de su auto y entro. Aun no sé cómo es que estoy haciendo esto.

Harry lleva más de una hora conduciendo de edificio en edificio para encontrar uno adecuado hasta que llegamos a este. Apaga el auto y se abaja para abrirme la puerta del copiloto, le agradezco con una sonrisa y entramos al edificio.

–Bienvenidos. –dice una mujer de unos cuarenta años.

–Hola. –miro a Harry. –Venimos por el apartamento libre.

Ella me mira confusa y luego asiente. –Querrá decir el pent-house.

La miro sorprendida y asiento. –Claro.

Subimos y nos muestra el lugar, es hermoso, dos pisos de alto y con muchos cristales, grandes ventanales con la vista de la ciudad. Sin pensarlo, ya se mi respuesta. –Lo quiero.

–Bien. –la mujer saca un papel donde se encuentran todas las reglas y asiento mientras leo todas y cada una de las palabras en este contrato, Harry parece estar feliz, no deja de sonreír. Mi mirada y la de él se detienen al ver el precio.

– ¡¿Cincuenta mil dólares?! –pregunto casi ahogada mientras lo digo.

–Sí. –aclara la mujer.

–Bueno…– miro a Harry quien me mira atónito. Y sin decir más, firmo.

–Bienvenida a su nuevo pent-house. –agradece la mujer.

Los siguientes días Harry me ha ayudado a mudarme, Mandy no me ha dicho nada y ni siquiera la he visto. Niall debió volver ayer domingo a Londres y de él no sé nada.

–Listo. –dice Harry dejando la última caja en el suelo.

–Gracias. –digo tumbándome en el sillón que recientemente compré. Harry se sentó a mi lado y me sonrió. Se fue inclinando hasta quedar sobre mí.

–Hola.

–Hola. –digo entre risas.

–Es nuestro turno de disfrutar. –aclara y besa mi cuello intensamente mientras sus manos se introducen dentro de mi camiseta. –Déjame hacerte mía

Posesivo |H. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora