XVII.

1.3K 68 11
                                    

Corrí lo más rápido que pude en dirección opuesta al almacén, justo hacia el taxi y cuando pude, me subí. – ¡Vamos! ¡Ya, ya! –dije haciéndole señas al conductor para que se apresurara.

¿Me pregunto si Harry me habría visto? Sería una gran posibilidad. No sé qué haría si él me hubiese visto, eso fue simplemente estúpido, muy estúpido de mi parte. Hubiese sido mejor tan solo confiar en él. Pero la pregunta que rondaba mi cabeza seguía siendo la misma.

¿A qué se refería Harry con mercancía? Nunca se había dispuesto a hablar conmigo sobre nada de lo que planeaba con esos chicos pero aun lo que más me preocupaba era ese ‘‘jefe’’ del que hablaban con cierto pavor. Como si existiera un miedo de por medio.

Pero todos mis pensamientos se complicaron cuando llegamos a una de las intersecciones más cercanas a mi Pent–house. Pude notar que el hombre conducía con cierta presión y entendí por qué al ver por el retrovisor. Harry estaba detrás de nosotros. A solo unos cuantos autos, podía ver a Harry con el cabello pegado de su frente por el sudor que se limpiaba constantemente con su muñeca.

Entonces mi corazón se aceleró a cien latidos por segundo y tan solo habían pasado treinta segundos esperando. Trate de hacer algo pero no se me ocurrió nada más que agitarme.

–Lléveme al lugar donde me recogió ahora. Sáltese la luz. –Le dije al conductor y este me miró aterrorizado y asintió. Al principio dude de que fuera capaz de hacerlo solo por complacer a un cliente, parecía un hombre preocupado, padre de familia, responsable y trabajador que nunca se pondría en  riesgo por temor a defraudar a alguien, pero no puedes juzgar a un libro por su portada.

El hombre aceleró y quito el freno, dejándonos llevar por una fuerza superior a nosotros que nos empujó al frente. En un momento aquella luz de mi lado se hacía cada vez más y más grande. Y cuando solo esperaba ver mi vida ante mis ojos lo único que pude ver fue un auto que detuvo nuestro choque. El auto de Harry.

Ahora no sentía mi vida pasar por mis ojos, pero si mis recuerdos con él. Mi corazón se había roto en millones de pedazos pero para entonces estaba muy lejos y aunque no tuviera sentido querer llegar primero si sabía que él posiblemente no llegaría jamás, el conductor no se detuvo y el auto de Harry tampoco.

Pude ver como se volvía a encender y continuaba su camino y hay sentí como mis sentidos reaccionaron de manera rápida. El taxi aparco frente al edificio y sin decir nada me bajé corriendo, subí al Pent–house y me quite la ropa dejándola a un lado de la cama, la patee a un lado para que Harry no la viera y me recosté en la cama, sintiendo como las lágrimas se deslizaban por mi rostro.

Sentí el sonido de la puerta al abrirse y miré hacia ella, ahí estaba, con su cabello húmedo por el sudor, rasguños y algunos golpes en el brazo y uno que otro en su rostro, pero ahí estaba, mi Harry. La persona a la que tanto amo y en la que siempre debí confiar para empezar.

–Harry… –murmure aun con lágrimas en mis ojos.

–Selena… ¿Qué pasa? –dijo subiendo a la cama y recostándome de su pecho. Trate de sostenerlo lo más fuerte que pude, no quería que se me escapara de las manos otra vez.

–Nada… solo tuve una pesadilla. –mentí. Él no podía saber lo que había pasado, no ahora. –¿Dónde estabas?

Su rostro comenzó a palidecer, pero se encogió de hombros. –Fui a comprar unas cosas. –escondió su brazo y se lo tomé dejando al descubierto los moretones.

–¿Y esto?

–Oh, eso. –me miró preocupado mientras mordía su labio. –En el camino tuve un pequeño incidente. ¡Pero estoy bien!

Cómo podía decir eso si claramente estaba consciente de lo que estaba haciendo, me mentía. Pero no podía hacer nada por dos simples razones, la primera es que si le decía lo contrario sabría que lo seguí y la segunda es que yo también le había mentido. Es la misma cosa.

Aunque sabía la verdad y a pesar de ser doloroso, acepté la realidad que golpeaba mi rostro y asentí. Harry se introdujo por completo bajo las sábanas después de quitarse la ropa y la dejó a un lado. –Nos vamos mañana. –dijo susurrando en mi oído.

Lo miré confusa. –¿A dónde? –le pregunté.

–A Las Vegas, por supuesto. –aclaró. Lo miré boquiabierta y me levanté de repente de la cama, quedando sentada.

–¿Por qué me dices ahora? –digo levantándome de la cama y buscando una maleta en mi closet.

–Lo siento, yo…

Negué. –Eres un tonto. –sonreí graciosa y el me dio una media pero hermosa sonrisa. –Debo guardar mi ropa y hacer muchas cosas… ¿Estás seguro que debe ser mañana?

Harry me miró sonriente y se encogió de hombros. –Será en la noche para que puedas despedirte y… –se levantó de la cama y se acercó a mí por mi espalda. –Así nos daría tiempo de… –comenzó a besar mi hombro solo cubierto por el tirante de mi sostén. –Hacer… cosas.

Y sin pensarlo o preguntar, mordió la piel de mi cuello y hombro, succionando y dejando marcas rojas que se convertirían en moretones en un par de horas. Reí.

–Harry… –me giré mordiendo mi labio inferior y tomándolo de los hombros para alejarlo. –Eso podríamos solucionarlo fácilmente…

Lo empujé a la cama y me senté en sus piernas en solo ropa interior, tomé los tirantes de mi sostén, los dejé caer y lo besé de manera efusiva y con deseo.

–Harry… –suspiré después de dos horas. –Cariño, no más. –dije tomándolo de los hombros para mantenerlo alejado.

–Sólo una vez más. Por favor. –dijo volviendo a moverse dentro de mí. Podía sentir como mis entrañas se retorcían de placer ante sus movimientos.

–Harry… ¡Harry! –grite más fuerte cuando ya llegaba al clímax. El calor recorría mis venas mientras el sudor se deslizaba caliente sobre mi espalda y abdomen. Era una situación intensa. –Ah… Harry…

Trate de detenerlo pero ya era muy tarde, había llegado. Se acercó a mi oído y con voz acelerada y su respiración rápida trató de susurrar. –Adoro cuando gritas mi nombre mientras lo hacemos, es muy caliente…

Mis mejillas ardiendo se elevaron junto a mis labios en una sonrisa. –No más que tú.

Se encogió de hombros y beso mis labios de manera lenta y suave. –Te amo.

–Yo más. –bese nuevamente sus labios.

–¿Una vez más? –preguntó pervertido con una ceja levantada. Reí eufórica y negué bajándome de él y recostándome a su lado.

–Buenas noches. –dije cerrando mis ojos.

–Buenos días, querrás decir. –comentó gracioso. Y sonreí antes de quedarme dormida.

Me levanté después de las cuatro de la tarde y me fui a bañar, vestir y a terminar de arreglar mi maleta. Deje unas cartas para mamá, las chicas y los chicos y luego subí al auto con Harry después de una comida.

–¿Lista? –preguntó encendiendo el auto.

–Siempre. –le aclaré y sonrió. Condujo hasta el aeropuerto y al bajar, dejamos las maletas en la cinta para que las llevaran al avión.

–Espera… – dijo Harry llevándonos a la tienda. – ¡Selfie!

Tomo una foto y al girar el teléfono vimos la foto. Yo salía de perfil con cierta sonrisa y Harry llevaba los ojos abiertos al igual que su boca de manera sorprendida. Coloco la imagen en blanco y negro y la dejó de fondo de pantalla.

–Últimos avisos para los pasajeros con destino a Las Vegas en la salida 172. –Llamó por última vez la voz a través de los parlantes. Harry y yo corrimos de la mano y riendo hasta llegar a la entrada, subimos al avión y nos sentamos uno al lado del otro. Quede mirando fijamente a la ventana y Harry me dio un beso en mi mejilla.

– ¿Estás lista? –preguntó sonriente.

–Aquí vamos…

Posesivo |H. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora