XXV

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MARATÓN 2/2

Me aleje de Kendall quien volteó inmediatamente y se sorprendió de ver a Selena. Ella estaba de pie ante nosotros cuando Kendall tomo sus cosas y dejó mi chaqueta en la barra.

–Mejor me voy, ustedes parecen tener asuntos por arreglar. Adiós, Harry. Gracias por el trabajo.

Mire sorprendido a Kendall y me lamenté del haberle dicho que sí.

–Antes de que digas algo. –me adelanté a su explosión. Kendall ya se había ido y todos nos miraban. –Vamos a mi oficina.

La lleve hasta el segundo piso por las escaleras del fondo y abrí con mi llave la puerta al final del pasillo. La deje entrar y cerré la puerta detrás de nosotros haciendo una seña para que tomara asiento. Eso hizo y después de ella yo.

–Ahora... te puedo explicar... –tartamudeé.

– ¿Con que un bar no? –comenzó levantándose de su silla y caminando a cada lado de la habitación.

Asentí.

– ¿Cuándo pensabas decírmelo? –ya podía escuchar su furia crecer en su voz, dentro de poco gritaría.

–Pensaba decirte, solo estaba esperando. – trate de aclararle, no fue de mucha ayuda.

– ¿Esperar qué? ¿Que no me diera cuenta? ¿Que no fuera necesario?

–No. Solo esperaba que estuviera listo para mostrarte. Solo estaba pensando en nosotros. –me levanté.

–No me vengas con esas mentiras, Harry. ¿En nosotros? Ja. Pensabas en ti.

Negué. –No. Déjame explicarte.

Ella asintió.

–Es una inversión, vendería y alcohol y con eso, pagaría nuestra boda, luna de miel y nuestro futuro juntos... tu y yo, como esposos.

A ella se le aguaron los ojos. ¿Y qué hacía Kendall aquí?

–Me pidió trabajo...

– ¡¿Qué?! ¿Se lo diste? Y no te atrevas a mentirme.

Asentí.

– ¡Oh, eso es...Genial!

– ¿Cómo lo supiste? –necesitaba saber.

– ¡¿Sabes cómo?! ¡Por qué te fuiste! ¡Me dejaste sola en casa! ¡Sola! ¡Diciendo que tenías algo que hacer! –grito mientras las lágrimas caían por sus mejillas. Trate de acercarme pero ella se alejaba. – ¡Llame a Zayn! ¡A Liam y a Louis para preguntar por ti! ¡Y todos dijeron lo mismo! ''¡No lo sé él debe estar en el bar, arreglando todo!'' Entonces me dieron la dirección y ¡¿qué es lo primero que consigo?! –se detiene y limpia sus lágrimas. –Tu abrazando a Kendall, muy feliz.

– ¿Lo siento, sí? Lo siento.

– ¡No es suficiente! ¡No lo es! ¡Mi madre acaba de morir y tú en vez de estar conmigo, te encuentras en un bar abrazando a otra chica! ¡Y aquí estoy yo! ¡Dándote otra oportunidad! ¡De nuevo! ¡Y tú la volverás a desperdiciar!

Negué. – ¡No! ¡Solo dame una última oportunidad! Prometo no desperdiciarla.

Me acerqué a ella para besarla pero se resistió. Ella nunca lo había hecho.

– ¿Qué pasa? –pregunté. – ¡No es como si te hubiera engañado!

Ahora yo estaba molesto. Ella me miró ahora más que predispuesta a discutir.

– ¡No! ¡No hizo falta! ¡¿Por qué siempre debe venir un Kendall a robarme la poca alegría que me queda?! ¡¿Por qué?!

– ¡¿Y yo cómo lo voy a saber?! –grite exasperado.

Posesivo |H. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora