XXII

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Posesivo – XXII

Harry y yo nos miramos expectantes y confundidos. ¿Le acaba de decir tío al mismo hombre al que yo le digo papá? ¿Cómo era eso posible? No había manera de explicarlo, nunca supe nada sobre un Harry en mi familia paterna, bueno, no es para menos, mi relación con ellos no es la mejor. Lo era, hasta que cumplí cinco años y pocos meses después, mis padres se divorciaron, no fue nada fácil para mí ni para mamá, así que decidí alejarme lo más posible de ellos.

Había olvidado lo ridículo que era hablar con un hombre que me había lastimado tanto. Primero el divorcio.

– ¿Hija? –preguntó mi padre con cierta preocupación en sus ojos.

Le sonreí hasta que pude ver detrás de él a una mujer vestida muy formal, en la puerta de la casa. El árido viento de Texas, golpeando mi rostro. Mi madre estaba en el comedor sentada, cuando levantó la vista y se acercó a mí.

–Hola, papá. –dije dándole un beso en su mejilla como de costumbre, una costumbre que pronto se volvería un viejo recuerdo.

– ¿Qué haces aquí? –le preguntó mamá y miró a la mujer detrás de mi padre con cierto rencor. Mi padre suspiro en rendimiento y me besó la mejilla antes de alejarse y sonreír con una lágrima cayendo por su mejilla. Coloqué mis pequeñas manos a cada lado de su rostro, quitando las lágrimas.

– ¿Qué pasa papá? –pregunté asustada.

–Papá, tiene que irse pequeña. Ya mamá y papá no están tan enamorados, se aman pero de una forma diferente. –Mi papá le entregó el sobre amarillo a mi madre y esta procedió a abrirlo y solo firmar los papeles.

–Estamos divorciados, ahora, largo. –amenazó mamá quitando una lágrima de su mejilla. – ¡Ahora!

Desde entonces, no vi a mi padre más de tres veces hasta hoy, y dos veces fueron a escondidas de mi madre, para terminar ebrio al final del día. Entonces, ese día, al cerrarse la puerta con mi padre del otro lado, entendí por primera vez, lo que se sentía un corazón roto.

Y después, su terrible desahogo y ebriedad conmigo.

– ¡Abre sé que estás ahí!– eran gritos que daban mucho miedo. Comenzó a forzar la cerradura de la puerta para abrir, yo rogaba por que no se acordara que existían unas llaves de repuesto para cada habitación.

Estaba muy asustada y en ese momento oí mi teléfono sonar, era Niall y rápidamente contesté.

–Selena ¿Dónde estás?– Preguntó.

–En casa de mi papá– contesté.

– ¿Qué son esos gritos? ¿Qué pasa, porqué tu voz está acelerada?– dijo con voz preocupada.

–Nada, es que mi papá se emborrachó, yo me encerré en mi cuarto pero está intentando de abrir la puerta– susurré. No quería que mi papá escuchara, eso lo enojaría aún más.

–Voy para allá, cálmate.

– ¡Papá cálmate!– grité.

– ¡No me digas papá! ¡Yo no soy tu padre!– gritaba. Muy asustada comencé a llorar y no lograba calmarme. Mi padre, o eso creía, creía que yo no era su hija. –Abre– gritó golpeando la puerta.

–No– grité.

–Si no me abres yo mismo abriré– Escuché como se alejaba poco a poco y cada vez me asustaba más. En un momento ya sus pasos no se escuchaban y temía que hubiera encontrado las llaves, así que me tapé los ojos y los oídos con una almohada. Deseaba regresar al momento donde Niall estábamos en la playa, sin el más mínimo inconveniente.

–Selena, soy yo Niall– dijo con una voz preocupante. En ese momento escuchamos de nuevo los pasos de mi papá. Se asomaba por mi ventana para impulsarse y entrar a mi habitación. En el segundo piso.

–Debemos irnos ahora Niall, antes de que nos alcance– dije muy espantada levantándome rápido para poder salir de ese lugar. Los pasos cada vez se escuchaban más y más cerca, una vez más tocó mi puerta y Niall se paralizó, luego escuchamos una voz que decía

–Si no abres a la cuenta de 3 abriré yo mismo– giré y vi la puerta luego halé a Niall hacia la ventana. Niall puso un pie en el marco de la ventana, bajó y gritó

– ¡Selena salta que yo te atraparé!

Estaba muy asustada y escuché.

–Porque no abre esta llave– y pensé que esto nos daría tiempo. En ese momento logró abrir la puerta y salté pero mi pantalón se enganchó en un filo del techo y no podía desabrocharme, en ese momento mi papá me tomó de la mano y dijo –Acabemos con esto de una vez– con una voz una perversa.

Mientras intentaba soltarme de mi padre que me tenía guindando de un extremo del techo mientras me pantalón se rajaba cada vez más logré que mi padre me soltara, pero al hacerlo seguía colgando y al estar a punto de caer  me sostuve y me corté la mano y al Niall ver esto gritó

–Selena suéltate antes de que te hagas más daño, yo te atraparé– Y con solo una mano y me pantalón sosteniéndome, me solté y caí en los brazos de Niall arrodillado por la caída y mi peso al caer. Al abrir los ojos me di cuenta de que mi padre ya no estaba en la ventana así que Niall y yo salimos corriendo de ahí y subimos a su auto, Niall arrancó lo más rápido que podía mientras yo veía como mi padre salía de la casa.

No habrá día en el que le esté más agradecida a Niall. Y ahora él estaba parado de frente a mí. Su cabello corto, esos peculiares ojos marrones claros resaltando su piel blanca. Vestía una camiseta blanca, corbata negra con rayas grises, pantalones y saco negro junto a sus zapatos elegantes del mismo color. Su mirada parecía perdida pero lo que más llamó mi atención fue el rojo color alrededor del marrón de sus ojos, ¿había estado llorando? No lo creo.

Se acercó y en un movimiento incómodo, me abrazó. En cualquier otra ocasión lo habría rechazado, pero es lo que necesitaba en ese momento, el abrazo de alguien que me recordara que no estaba sola.

–Lo siento, princesa. –dijo con cierta voz quebrada. –Lo siento tanto.

Su abrazo se hizo más fuerte. Se alejó y miró a Harry para luego darle un leve abrazo. –Hola, Edward. ¿Qué haces aquí?

– ¿Ya se conocen? –pregunté. Mi padre asintió y Harry solo encogió de hombros.

–Sí, tu padre... –Harry comenzó pero Brian lo interrumpió.

–Se la llevan. –dijo refiriéndose a el ataúd de mi madre. Sentía que mi corazón acababa de dar un vuelco. Harry diciéndole tío a mi padre, mi mamá muerta, Gracie llorando y ahora, se la llevan.

Llegamos al cementerio y después de unas palabras, ya ella no estaba, la habían enterrado.

–Pequeña, estaré en la ciudad por estas semanas, toma. –me entregó su dirección. –Puedes visitarme cuando quieras.

Abracé a mi padre. –Papá, Harry es mi no...prometido.

Mi padre se giró para ver a Harry y se le acercó. –Si lastimas a mi bebé, te asesino Harry. –dijo y lo abrazó.

–No te imaginas. –susurre. Mi padre se despidió y Harry caminó de la mano conmigo hasta el auto.

– ¿De dónde conoces a mi padre? –no pude resistir preguntar.

Harry me miró. –Tu padre era amigo de mis padres, por lo tanto amigo de los tíos que me criaron así que, decidí decirle tío, solo por cariño.

Suspiré feliz de que no fuera nada más pero esa felicidad se opacó cuando Harry volteo conmocionado hacia un lugar más allá de mí, me gire y la figura se me hacía reconocida.

–Hola, Harry. –se acercó la figura femenina tímidamente y dejó un beso muy cerca de sus labios.

–Hola... Jenner.

Posesivo |H. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora