|8| Ética y/o verdad

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Pol regresaba a la universidad el viernes luego de haber estado unos días en casa. Necesitaba ese tiempo para calmarse y asimilar la noticia.

No se sentía capaz de hablar con nadie de aquello. No se lo había dicho a sus amigos, ni a su padre, ni a Gloria, ni a la Bolaño, ni a Axel. Había llamado a Bruno días atrás con la intención de decírselo, pero se había acobardado.

Al final, el único que lo sabía (o lo suponía, ya que no habían hablado) era Efra. Sin embargo, no era la persona favorita del rubio en esos momentos. Aunque Pol le creía cuando decía que él no sabía que tenía VIH cuando estuvieron juntos, no podía negar el hecho de que a partir de aquella vez su vida cambió para siempre. A pesar de que la noticia le llegó meses más tarde.

Pol no podía hablar del tema con nadie, y por esa misma razón se aislaba de todo el mundo. Le aterraba lo que los demás pensarían de él, ¿y si lo veían como a un friki, o lo apartaban como si tuviera la peste? No podía evitar que la opinión de los demás le afectara y era por eso mismo que no podía admitir ante nadie que tenía VIH.

Era irónico el hecho de que al evitar que la gente lo aparte se terminaba apartando el mismo.

Había ido al médico y este le había dado los medicamentos que tomaría todos los días por el resto de su vida. Esa misma mañana tomó la pastilla diaria por primera vez, y ocultó el recipiente que contenía las demás en su cuarto para que nadie las encuentre por error, ¿que diría su padre si se enterara?

—Has estado perdido estos días, tío —habló Oti cuando lo encontró en la entrada de la facultad —. Me tienes algo preocupada.

La pelinegra no lo había visto desde que discutió con Rai aquella tarde. El rubio no había estado contestando los mensajes y llamadas de la chica. De hecho, no había visto su celular desde que Bruno le había cortado el rostro.

A su padre le había dicho que no estaba yendo a la facultad porque había huelga de profes. A Oti no podría darle la misma excusa.

—Tengo muchas cosas en las que pensar —se excusó. Oti era probablemente la única persona, sin contar a Gloria y su padre, con la que aún se encontraba en buenos términos.

—¿Sobre el exámen de ética?

—Con ese exámen la beca está chunga, y encima me han despedido del parking —dijo Pol. Su padre creía que en el trabajo iba bien, otra mentira que le había dicho. Pero, como Alfonso le dijo "una vez que se empieza a mentir es complicado salir de ese bucle".

—¿Sabes quién te puede ayudar? Ángel —propuso Oti.

—¿Ángel? —preguntó Pol, ¿el amigo de Bruno? —¿El del Satanassa?

—Si, currando de camarero se saca cien euros en propinas.

El rubio decidió que más tarde llamaría al venezolano para ver si le podía echar una mano. Se despidió de la chica cuando vio acercarse a Rai, tenía que comenzar a recuperar el buen rollo con el pelinegro.

—Tú, espero que le des caña a Alfonso —le llamó Pol, acercándose para caminar a su lado.

—Hombre, Pol, ¿dónde has estado?

—Me tomé un descanso. Me ha costado asimilar el problema de mi padre.

—Ya.

—Me pasé mucho contigo, tío —comenzó Pol, el pelinegro lo observó en silencio —. Te monté una escena...

—Tranqui, ¿tú estás bien? —lo interrumpió Rai, el rubio asintió —. Entonces ya está.

Solucionados los problemas con el señor Casamiquela, Pol se dirigió al paraninfo. También quería hablar con Axel.

—Hombre, el desaparecido —dijo el mayor a modo de saludo —, ¿ya estás bien? Te había visto algo alterado.

—Ya estoy bien, había discutido con Rai por una tontería —se excusó Pol —, perdona si te he montado un lío...

—No pasa nada, me gustó verte así —Pol lo miró sin entender, asi que Axel aclaró: —. Vulnerable.

—¿Te gustan los desgraciados?

—Yo no he dicho desgraciado.

—¿Te gusta ver a la gente pasarlo mal? —insistió el rubio.

—Un poco susceptible —comentó el mayor —. Las personas no están hechas de una sola pieza. Tú tienes esa apariencia de tío fuerte, pero me alegró ver que no es lo único que eres.

Caminaron un rato hasta que Pol le dijo que iría a la clase de ética. Axel ya había ido de oyente a varias clases y pensó que no perdía nada con acompañar al rubio esa vez, a pesar de que tenía trabajo que hacer.

—Si fuésemos completamente sinceros, ¿existiría la ética? —comenzó preguntando la Bolaño a la clase.

Rai pensaba que no, ir por la vida diciendo la verdad sería el caos. La falta de sinceridad evita que vivan como salvajes.

María Bolaño decidió citar a un filósofo: "Si el ser humano contara sus secretos más íntimos, se desprendería un hedor que haría del mundo un lugar irrespirable"

Se escucharon algunas risas. Pol, que se había mantenido en silencio hasta ese momento, levantó la mano para hablar.

—Creo que si existiría la ética aunque decidamos ser absolutamente sinceros.

—Expliquese —pidió la profesora, el resto de alumnos observaba en silencio.

—No sé, digo yo que el ser humano tiende a superar las peores circunstancias... sólo por simple supervivencia, ¿no se crearía una nueva ética?

—Seguramente, y como ética requeriría un equilibrio entre decir la verdad y hacer lo correcto —contestó la mujer y luego alzó más la voz, para que todos los presentes escucharan —, porque ética no es sinónimo de verdad, aunque es tan necesaria como el aire que respiramos.

Aquellas palabras se quedaron grabadas en la cabeza de Pol a fuego.

Ética y verdad.

Verdades y mentiras.

¿Por cuánto tiempo podría seguir guardando su secreto?

¿Cuántas nuevas mentiras seguiría creando hasta que eso suceda?

¿Alguien lo descubriría?

¿Qué pensarían de él si lo hicieran?

🍒

¡Hola!

Este nuevo capítulo es muy (pero muy) similar al de la serie, pero es que me encantó, ¿Lo vieron?

Por otro lado les quería agradecer por todo el apoyo que está recibiendo esta historia, hay nuevos lectores y eso me pone muy feliz. Votos y comentarios siempre se agradecen ❤

Yo no soy MerlíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora