|3| La mudanza

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Bruno había decidido alquilar una habitación en un piso de estudiantes, como hace tiempo le había sugerido su madre. En su momento lo rechazó porque su abuela se encontraba deprimida por la reciente muerte de Merlí y él se veía incapaz de abandonar a su yaya en su peor momento.

Ahora que la Calduch había podido salir adelante y regresar a su vida normal, le había planteado la idea. La mujer se había mostrado un poco reticente al principio, pero entendía que su nieto necesitaba su espacio. Por ello, tras hacerle jurar que la visitaría seguido, lo animó a avanzar con sus planes.

Le había pedido a Ángel que lo ayudara a cargar con algunas cosas y el chico aceptó encantado. Por supuesto que exigió que después fueran a celebrar con unos tragos, a lo que Bruno no se negó.

—Aunque no más de dos cervezas, ¿vale? Que ya tengo bastante preocupada a mi yaya. Solo faltaría que me llame para ver cómo estoy y le atienda borracho. Me manda de vuelta al departamento.

Su amigo accedió sabiendo que muy bien podría ocurrir eso. No había necesidad de generar ese disgusto en la mujer.

La habitación era algo pequeña, pero Ángel resultó ser muy bueno organizando por lo que el lugar terminó viéndose más grande de lo que en realidad era.

Bruno contaba con una cama de plaza y media, su mesa de luz, un armario pequeño para la ropa sobre el cual reposaban sus libros de historia y apuntes, y un pequeño escritorio. Los baños se compartían entre todos los estudiantes del piso y se encontraba al final del pasillo.

Cuando ambos chicos terminaron de ordenar, Ángel se tiró sobre la cama de Bruno, agotado. El pelinegro sonrió y negó con la cabeza antes de sentarse en su escritorio.

—No parece que te queden energías para esas cervezas —lo picó. Su amigo se sentó de inmediato.

—Me he recuperado.

—Podríamos invitar a algún otro amigo, si quieres —mencionó Bruno, pensando en Sara o incluso Gery.

—¿Invitarás a Pol? —quiso saber el venezolano. No lo había visto últimamente.

Bruno se puso serio de repente.

—He dicho amigos —respondió cortante.

—Vale... ¿en quién has pensado? —Ángel no quiso entrar en detalles sobre aquella respuesta de su amigo, de todas formas no pareciera un tema del que estuviera dispuesto a hablar.

—¿Recuerdas a Gerard? —preguntó Bruno y el castaño asintió —, a lo mejor... Aunque con el nacimiento de Mina puede que esté ocupado ayudando a Gina...

—Podrías decirle a tu abuela que visite a Gina y así Gery estaría libre.

—Vale. Además siento que Gina necesita un tiempo entre mujeres... y cuidar de un sólo hijo por una noche —bromeó Bruno mientras marcaba a su yaya. Ángel se rió, aliviado de que Bruno ya no se encontrara tan serio como minutos antes.

Desde aquella fiesta de Rai, el pelinegro no había vuelto a mencionar a Pol Rubio. Ángel lo había encontrado extraño, ya que ese chico solía ser su tema favorito de conversación, aún cuando no se encontraban en los mejores términos. Todo eso le llevaba a pensar que algo serio había pasado entre ellos. Sumado al hecho de que Bruno había recurrido al alcohol, al grado de preocupar a su abuela...

Ángel lo averiguaría, pero de momento no quería mencionar nada para no arruinar la noche antes de empezar. Quizás luego de la segunda cerveza lograra sacarle algo al chico.

Una vez acordaron el lugar y hora de encuentro con Gery llamaron a Sara, pero la chica ya tenía un compromiso familiar al que asistir.

Decidieron ir yendo a la cervecería, ya que eligieron una que se encontrara en un punto medio entre el piso de estudiantes y el departamento de Gina, lo que les llevaba unos veinte minutos a pie.

Tras cerrar la puerta con llave, Bruno giró con intención de dirigirse con Ángel a las escaleras, pero se encontró frente a un chico que los miraba con curiosidad desde la puerta de al lado. Era algo más alto que ambos, de piel morena, cabello negro y ojos oscuros.

A Bruno le recordó un poco a Nicola, salvo por los ojos: los del italiano eran verdes. Aún así le pareció muy guapo, y Ángel lo notó.

—Hola, soy Samuel —se presentó el moreno acercándose hacia ambos —. Duermo en la habitación de al lado.

Ofreció su mano y ambos la estrecharon mientras se presentaban.

—Soy Bruno, él es Ángel. Yo duermo en esta habitación.

—Me habían dicho que llegaría mi nuevo vecino uno de estos días —sonrió Samuel. El pelinegro sonrió de vuelta —. Pensaba invitarte, bueno; invitarlos, a tomar algo. Ya sabes, como bienvenida.

A Bruno la idea le pareció estupenda, pero no podía fallar a su compromiso.

—Claro, aunque tendrá que ser otro día. Hemos quedado con un amigo en una cervecería de por aquí, a menos... —miró al venezolano y éste asintió con ganas. Se volvió a Samuel —, a menos que quieras unirte.

—Vale, genial. Acabo de volver de clases asi que me vendrían bien un par de cervezas. Si me esperan un momento, guardo mis apuntes y me coloco el abrigo.

Ambos asintieron y esperaron en el pasillo en silencio, aunque Ángel le dirigía sonrisas nada disimuladas a Bruno y este rodaba los ojos. Tras un par de minutos, el moreno salió y se dirigieron a las escaleras.

—¿Qué estudias, Samuel? —preguntó Ángel para romper el silencio una vez se encontraban en las calles.

—Psicología, estoy en tercer curso —sonrió evidentemente orgulloso.

—¿Son cuatro años, verdad? —preguntó Bruno, el moreno asintió —. Vas muy bien.

—Eso creo —comentó y luego giró a verlos a ambos —, ¿ustedes que estudian, chicos?

—Ambos historia, aunque vamos en primero.

—Siempre me ha gustado la historia, aunque no tengo tan buena memoria para recordar las fechas históricas y eso —comentó Samuel.

—A Bruno eso se le da muy bien —halagó Ángel a su amigo y este sonrió —, yo en cambio tengo problemas para memorizar. Lo mío son las presentaciones.

—¿Y eso?

—Hago playbacks bajo el nombre de Ángela en un bar de por aquí, el Satanassa, ¿lo conoces? —Samuel asintió y el venezolano continuó hablando —. Alguna noche podríamos ir, quizás hasta convencemos a Bruno de que baile.

—¿Bailas? —preguntó entonces el moreno, a lo que Bruno asintió —. No me los puedo perder. Ustedes avisen y ahí estaré.

Los chicos continuaron hablando de camino a la cervecería, Bruno se sentía cómodo entre ellos. Poco a poco ese dolor que constantemente sentía lo iba abandonando.

🍒

¡Hola!

¡Nueva actualización! Con la presentación de Samuel, nuevo personaje (inventado por mi jaja)

De momento, ¿qué opinan de Samuel? ¿Les dio una primer buena impresión o una mala? ¡Comenten lo que piensan!

Seguimos con la serie de preguntas... ¿Vieron los dos primeros capítulos de la 2T de Merlí Sapere Aude? ¿Qué les pareció? Yo de momento sólo vi el primero así que sin spoilers...

No se olviden de dejar su voto, comentario o sugerencia, ¡Todo es bienvenido! ❤

Yo no soy MerlíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora