Bruno volvía al departamento de su abuela por unas semanas. No podía dejar a la Calduch sola porque estaba claro que la mujer no podía estarse quieta y hacer reposo como el médico le había indicado.
Por más que Carmina se negaba al inicio a su estancia (alegando que podía cuidar de si misma), la verdad es que disfrutaba de la compañía de su nieto. Ambos lo sabían sin necesidad de expresarlo en palabras.
Eso no hacía la convivencia más tranquila, claro. Al pelinegro le costaba lo suyo no discutir con su yaya, pero es que la mujer encontraba la forma de irritarlo.
—Yaya, ¿qué haces fuera de la cama? —le preguntó preocupado, levantándose del sofá donde se encontraba segundos antes.
—No molestes, niño —le pidió la mujer, haciendo un gesto con la mano, como restándole importancia al asunto —. Estoy bien, soy perfectamente capaz de moverme.
—El médico ha dicho reposo —intentó razonar el pelinegro. Sabía que si levantaba la voz su abuela lo imitaría, y por lo general la ganadora era la actriz —, no es bueno para tu pierna que te sobre esfuerces.
—Sobre esfuerce —repitió la Calduch, con asco —, sólo quiero prepararme una taza de té... sobre esfuerzo.
Bruno rodó los ojos y soltó un suspiro frustrado cuando su yaya le negó la ayuda. Últimamente estaba más irritable que de costumbre. Intentó otra estrategia.
—Pues, ya que estás me podrías preparar una a mi también —le pidió, sentándose en la mesa mientras contestaba un mensaje.
—¿Por quién me tomas? ¿Quieres un té? Te lo preparas tú mismo que eres más joven —se quejó Carmina, sentándose a la mesa y dejando el bastón que le habían dado a un lado —. Quiero el mío de manzanilla y con dos cucharadas de azúcar.
El pelinegro intentó no sonreír al lograr lo que se propuso. Dejó su celular en la mesa antes de ponerse en pie para calentar el agua y buscar las tazas, el azúcar y los saquitos de té.
Carmina Calduch sólo aceptaba (o exigía, más bien) ayuda cuando no se la ofrecían. Era algo que había aprendido con el tiempo.
En la mesa, su celular sonó un par de veces. Era la notificación que indicaba que tenía nuevos mensajes. Ambos permanecieron en silencio hasta que el menor volvió a sentarse luego de servir ambas tazas.
Al tomar su celular, una ligera sonrisa se formó en su rostro y procedió a escribir. La Calduch observaba todo atentamente mientras soplaba su taza para enfriar un poco el líquido.
—¿Con quién hablas tanto? No será el chico que me presentaste...
—Samuel.
—El estudiante de psicología, ese —dio un sorbo a su té y miró seria al chico —. ¿Es tu nuevo novio?
—No somos novios, pero... —Bruno no sabía que decir, no habían hablado de tener una relación pero ambos se mostraban interesados en el otro —, no sé, me gustaría.
Carmina asintió, dando a entender que lo había escuchado, y volvió a beber otro sorbo de su té.
—¿Qué hay de Pol?
—¿Qué hay de él?
La mujer alzó una ceja en dirección a su nieto. Bruno rodó los ojos ante la insistencia de la Calduch.
—No lo he visto en meses —evitó responder lo que la pregunta de su abuela realmente implicaba.
—Samuel... ¿me has dicho que es tu vecino en el piso de estudiantes, verdad? —probó la mayor de cambiar el tema de conversación, ya que era evidente que Bruno no estaba muy dispuesto a dar detalles del rubio.
—Así es.
—¿Es él con quien hablas? —quiso saber de nuevo. Bruno asintió —, ¿Y hace cuánto...?
—Bueno, yaya, ¿por qué la insistencia en mi vida amorosa de repente?
Carmina se encogió de hombros y dejó de insistir en el tema. Bruno terminó su té y recogió las tazas para lavar. Ya iba siendo hora de que vaya a la universidad, Gery tendría que llegar en cualquier momento.
Gerard no había sido su primer opción para hacerse cargo de su abuela (ni siquiera lo había considerado como una opción), pero no podía pedirle a sus amigos que lo cubran durante las clases porque ellos también debían asistir, y tampoco podía pedírselo a Gina ya que tenía una bebé a cargo, no necesitaba otra.
Una vez hubo llegado el otro chico y luego de escuchar a la Calduch quejarse de ello, Bruno se encaminó a la universidad.
Se encontró con el venezolano en la entrada, quien lo saludó con mucho entusiasmo, considerando que se habían visto hace menos de una semana.
—¿Cómo se encuentra la Calduch? —preguntó preocupado Ángel, luego de soltar al pelinegro de un abrazo de oso asfixiante.
—Mejor, ya está en su faceta de diva nuevamente —bromeó Bruno.
—Me alegro, cariño —sonrió su amigo.
Ambos caminaron en dirección a la siguiente clase y en el camino se encontraron a Sara junto a otra chica que no conocían (al menos, Bruno no conocía).
Se presentó como Ana, una chica de cabello castaño que cursaba segundo año de historia. En las últimas semanas había coincidido con Sara en varias ocasiones y terminaron por hacerse amigas. Cuando la clase de los chicos estaba por comenzar, Ana se despidió de ellos y se dirigió a su propia clase.
—Este finde deberíamos juntarnos, hace tiempo que no los veo fuera de las clases —propuso Sara antes de que llegue el profesor.
—Podríamos ir al Satanassa —respondió Ángel entusiasmado.
—¿Actúas? —le preguntó Bruno, el venezolano sonrió recordándole al gato de Alicia en el país de las maravillas. El pelinegro rodó los ojos, entendiendo de lo que se trataba —, ¿por qué insistes en que baile? Hace tiempo que no asisto a la Academia, estoy algo oxidado...
—Yo también quiero verte bailar —habló Sara entonces, al comprender la conversación —. Nunca te he visto.
—¡Ni yo! Por favor, Bruno... —Ángel juntó ambas manos en gesto de súplica —, si quieres como bailarín de fondo en mi número. Invitamos a Samuel...
—... y a Ana.
—Genial, más gente que me vea hacer el ridículo —murmuró el pelinegro, pero ambos chicos lo observaban con ojos suplicantes —. Está bien, como bailarín de fondo y sólo una canción.
Ángel y Sara tuvieron que reprimir el grito de emoción cuando el profesor ingresaba al curso, lo que hizo reír al pequeño Bergeron.
A quién quería engañar, extrañaba mucho la danza.
🍒
¡Hola!
Se que me tarde un poco en subir un nuevo capítulo, estoy con exámenes constantemente. No termino de rendir uno y ya me dan fecha de otro jajaja.
Aún así encontré un pequeño tiempo para escribir esto, espero que lo disfruten.
¡Muchas gracias por todo el apoyo que está recibiendo esta historia! Lo veo y no lo creo, me hacen feliz ❤
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Yo no soy Merlí
Fanfiction"Yo nunca he estado enamorado de ti" le dijo, y no pensó en la fuerza de sus palabras ni las consecuencias que traerían a su futuro. • Fanfic Brunol • Ubicado temporalmente al final de la primer temporada de Merlí Sapere Aude