|15| Re-presentaciones

1.3K 59 22
                                    

Para Pol esa era una noche más, una noche como cualquier otra en la que iba a trabajar en el bar; servía bebidas, limpiaba la barra, sacaba la basura...

Claro que esa noche le tenía preparada una sorpresa, como pudo confirmar al encontrarse a quien menos esperaba al otro lado de la barra. Supo de inmediato dos cosas: la primera, era que ni Bruno ni él esperaban encontrar al otro. La segunda era que Ángel tenía algo que ver.

No supo que decir, por lo que esperó a que el pelinegro hablara. Aunque quien habló fue la chica a su lado, al parecer venían juntos.

Sirvió la cerveza que le pidió el chico, pensando que decirle. Quería hablar con él, recuperar de alguna forma la relación que tenían antes de...
Simplemente quería sentir que había buen rollo entre ambos. No le gustaba estar mal con Bruno.

Sin embargo, lo único que pudo decir fue "Aquí tienes, Bruno".

Mientras atendía a la graciosa que acompañaba al pelinegro, no podía evitar echarle vistazos al chico. Él también lo miraba, pero ninguno decía nada.

Tiempo después de que ambos se fueran, aún pensaba en cómo podía hablarle. No quería acercarse así como así y decirle que debían hablar, tenía claro que Bruno lo mandaría a volar. Pero tampoco le gustaba esa sensación, parecían dos desconocidos.

—¿Cuánto falta para que termine tu turno?

Giró a ver al venezolano al escuchar su voz, y luego siguió preparando el cóctel que le habían pedido.

—Casi nada, unos diez minutos. Dino hoy me ha dejado terminar antes por cerrar la otra noche —contestó el rubio. Entregó la bebida y observó a Ángel —, ¿por qué preguntas?

No le gustó la mirada que le dio el chico. La respuesta tampoco le generó mucha confianza:

—Quiero que conozcas a algunas personas.

Ya tendría que haberse imaginado él que el chico tenía algo entre manos. Y aún así, cuando terminó su turno, y tras preparar dos cervezas (una para él), se dejó llevar a la mesa en donde se encontraba Bruno, Sara, la chica que había atendido antes y un cuarto chico que no conocía.

—Para los que no lo conocen, ¡les presento a Pol Rubio!

Joder con Ángel, maldijo mentalmente. Hubo un momento en que todos los presentes se quedaron en silencio, simplemente observándolo, pero Pol Rubio no era de los que se dejara intimidar fácilmente.

—Hola, Sara. Bruno —le sonrió al pelinegro, quien solo atinó a asentir levemente, dando a entender que lo había escuchado. Volteó a ver a la chica que había ido a la barra antes, intentando ignorar el pequeño malestar que sintió —. Hola de nuevo...

—Ana —se presentó ella.

—Ana. Soy Pol.

—Eso escuché —contestó y el rubio recordó que Ángel había prácticamente gritado su nombre y apellido para todo el bar. La chica pareció pensar que su respuesta fue muy seca o algo, porque agregó: —. Un gusto.

Pol observó entonces al chico que estaba sentado al otro lado de Bruno, un moreno que parecía algo mayor.

—¿Y tú eres?

—Samuel, un placer —se levantó levemente de la silla para estrecharle la mano.

Samuel. Así que él era el famoso Samuel del que el venezolano le había hablado. El algo de Bruno.

El moreno volvió a tomar asiento, ajeno a lo que pasaba por la mente del rubio. Pol lo seguía observando, a él y a Bruno. El pelinegro, que si era consciente de su mirada, parecía incómodo y Pol apartó la vista.

—Ha pasado un tiempo, Pol —habló Sara. Ángel le había acercado una silla que lo ubicaba de frente a Bruno, en dirección al escenario. El rubio tomó asiento y prestó atención a la pelinegra —, ¿cómo has estado?

—Bien —contestó automáticamente. Estaba de todo menos "bien", pero lo que menos le apetecía hacer en un bar, rodeado de personas (algunas a las que no conocía), era exponer sus problemas. Volvió a mirar a Bruno y las palabras escaparon de sus labios sin siquiera pensarlas: —. Quería hablar contigo.

—¿Ah si? Pues yo quiero hablar con Ángel —contestó el pelinegro mirando molesto al venezolano, que estaba a punto de sentarse, e ignorando a Pol.

—Tendrá que ser en otro momento, Bruno de mi corazón —contestó Ángel con el tono más dulce que pudo, su amigo alzó una ceja ante el mote —, acabo de recordar que debía hablar con Dino.

—Ya, claro —murmuró Bruno siguiendo con la mirada al chico que no había llegado a sentarse antes de huir de la conversación.

—¿Qué hizo ahora? —preguntó Samuel divertido, conociendo cómo era Ángel.

—Nada... un cambio de última hora en la presentación —se inventó el chico para no mencionar el verdadero problema.

—Dino ha estado hablando de que una de estas noches íbamos a tener el placer de presenciar a un bailarín amigo de Ángel, supuse que serías tú aunque no sabía que sería hoy —intentó hablar de nuevo el rubio.

—¿El dueño del bar? Ángel me dijo que sería algo pequeño... —no pudo evitar responder el pelinegro. Bebió de su cerveza, nervioso de repente.

—No te preocupes, bailas de puta madre. Todo irá bien —le contestó el rubio. Bruno fijó sus ojos en los de él, de seguro también recordando la vez que le dijo aquello.

—Si te pones nervioso mírame a mi, estaré aquí todo el tiempo —le dijo el moreno, tomando su mano ligeramente.

Bruno apartó la vista del rubio para enfocarse en Samuel. Le dedicó una sonrisa que a Pol le sentó mal, aunque no dijo nada más.

Las chicas se unieron a la conversación dando ánimos al pelinegro, Pol bebía de su cerveza mirando de vez en cuando las manos aún unidas de los otros dos chicos.

Llegó el momento de la presentación y sólo ahí Ángel hizo acto de presencia, ya caracterizado como Ángela. Ambos chicos se dirigieron al escenario y los demás se acomodaron para verlos mejor.

La actuación fue impecable, la interpretación de Ángela fue espectacular como siempre. Pero la atención se la llevó el pelinegro y su baile. Pol pudo notar que no sólo él quedó impresionado con sus movimientos. Bruno transmitía paz. Paz que necesitaba en su vida.

Los aplausos se escucharon en todo el bar, y tanto Ángela como Bruno se veían emocionados. Bajaron del escenario y se encaminaron a la mesa donde estaban sus amigos.

El primero en ponerse en pie fue Pol, pero antes de poder decir algo, Samuel se adelantó a abrazar a Bruno. Le murmuró algo en el oído, claramente emocionado y luego, ante la mirada de todos los presentes, lo besó.

🍒

¡Hola!

Ha pasado un tiempo desde la última vez que actualicé y quería disculparme. La verdad que he estado con muchas cosas y tampoco quería escribir el capítulo a las apuradas y luego no estar conforme.

No estoy teniendo mucho tiempo libre últimamente y no quiero pausar la novela, así que lo más seguro es que las actualizaciones sean algo más lentas.

Espero que sepan comprender y la espera no se haga eterna jaja. Como siempre GRACIAS por el apoyo que recibe la historia, comenten que les pareció el capítulo ❤

Yo no soy MerlíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora