Bruno se había quedado observando al rubio durante un rato ya, y seguía sin decir ni una palabra. No sabía que pensar ni que decir. Aún asimilaba la reciente información. Pol tenía VIH.
—Bruno di algo, por favor. Cualquier cosa —le pidió Pol, ya sin poder soportar aquel silencio por más tiempo.
—Yo no... no estoy bien informado, yo... digo tú... ¿estás...? Quiero decir, ¿estarás bien?
—He ido al médico y me ha recetado pastillas de por vida, pero si cumplo con el tratamiento estaré bien.
—¿Entonces no...? —Bruno se cortó, quería preguntarle si no iba a morir, pero no fue capaz. La sola idea le producía un intenso dolor en el pecho. Aún así necesitaba saber —¿No tienes SIDA?
—No, tengo VIH. El SIDA es lo que acabaria desarrollando si no me medicara —repitió pacientemente Pol las mismas palabras que su doctor le había dicho hace tiempo —. El VIH no se cura, pero se puede vivir con él.
—Metiéndote pastillas.
—Cada día.
Bruno asimilaba la nueva información en silencio y recordó algo que Pol había dicho. Se le puso la piel de gallina ante el nuevo hilo de pensamientos que se iba formando en su cabeza. Ojalá estuviera equivocado.
—Me has dicho que hablaron a principio del semestre y que, luego del curro, esa fue la primera vez que se volvieron a ver —repitió Bruno lentamente. Pol asintió nervioso, lo que confirmaba sus sospechas. Joder —. O sea que te contagió aquella vez... antes de que tú y yo...
—Usamos condón. Las probabilidades de que tengas VIH son mínimas —quiso tranquilizarlo Pol, o quizás tranquilizarse a si mismo.
—Las probabilidades.... —repitió Bruno, claramente alterado —. Joder.
—Deberías de hacerte la prueba —dijo Pol suavemente.
—¡¿No dijiste que las probabilidades son mínimas?! —a Bruno le costaba respirar.
—Para descartarlo y estar seguro por completo —insistió el rubio.
—Lo has sabido todo este tiempo —lo acusó entonces el pelinegro. Se pasó una mano por el cabello y respiró hondo —, y no fuiste capaz de decírmelo antes.
—Intenté decírtelo aquel día que te llamé, pero me acojoné —admitió Pol, recordando aquella llamada de hace semanas, antes de reencontrarse en el Satanassa.
—Tania —recordó de pronto Bruno a su amiga, ella fue novia de Pol luego de aquel trabajo en el súper —, ¿se lo has dicho?
—Eres la primer persona a la que se lo digo, Bruno.
—Pues más vale que la siguiente llamada que hagas sea a su número, Pol, porque como no se lo digas tú se lo haré saber yo —amenazó Bruno.
—Lo haré —prometió Pol.
—Tienes hasta mañana.
Bruno se alejó de allí tras darle a Pol ese ultimátum. Estaba realmente alterado, un momento estaban discutiendo sobre la fiesta y al siguiente le decía que debía hacerse la prueba de VIH. La primera parte de la conversación ya se la podía haber imaginado, pero la segunda lo tomó completamente desprevenido.
¿Qué iba a hacer ahora? ¿Debía hacerse la prueba? La verdad es que quería olvidar el asunto, pero eso resultaba imposible.
Aún se encontraba alterado cuando Samuel lo llamó por la noche. La Calduch había estado en el teatro toda la tarde y aún no regresaba, por lo que se había evitado las preguntas que sabía que recibiría en cuanto la mujer viera la cara que llevaba.
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Yo no soy Merlí
Fanfiction"Yo nunca he estado enamorado de ti" le dijo, y no pensó en la fuerza de sus palabras ni las consecuencias que traerían a su futuro. • Fanfic Brunol • Ubicado temporalmente al final de la primer temporada de Merlí Sapere Aude