|14| Incómodo

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—Amigo, la cerveza —habló el sujeto que se encontraba al lado de Bruno, y sólo entonces Pol notó que el vaso que sostenía estaba a rebasar.

—Joder —murmuró el rubio ante el desastre que estaba haciendo, apartó el vaso y buscó un trapo para secar un poco, antes de volver a servir otra cerveza al hombre —. Perdona, aquí tienes.

Bruno no sabía que hacer. Todo este tiempo había evitado cruzarse con Pol y ahora no tenía claro cómo reaccionar, o cómo iba a reaccionar él.

¿Debía fingir que no lo conocía? ¿Saludarlo como si no hubieran pasado meses desde que se vieron? ¿Fingir no estar molesto? ¿Dar marcha atrás y salir de aquel bar?

No, no podía irse.

A menos que le pidiera a Ana que encargara las cervezas por él...

No. Tenia que hacer frente a sus problemas. Además, Pol ya lo había visto. De hecho, lo estaba mirando fijamente, como esperando a que hablara.

—¿Ibas a pedir una cerveza, no? —le preguntó Ana, que se había quedado observándolo quedarse quieto y sin reaccionar, como un estúpido.

—Si, una cerveza.

Pol asintió y comenzó a servir la bebida en silencio. Cuando acabó, le tendió el vaso al pelinegro.

—Aquí tienes, Bruno.

Al pelinegro le sorprendió un poco escucharlo llamarle por su nombre, supuso que Pol fingiría no conocerlo. No sería la primera vez que el rubio parecía avergonzarse de él.

—Gracias.

Pol parecía querer decir algo más, pero no lo hizo. Bruno se debatía entre comenzar una conversación o simplemente retirarse. De cualquier forma; si hablaban no sería en la fila de la barra donde todas las personas estaban impacientes por ser atendidas. El pelinegro dio un paso atrás.

—¿Tenes bebidas sin alcohol? —preguntó Ana, y sólo así el rubio apartó la vista de Bruno para observar confundido a la castaña —, limonada, algún jugo.

—Claro, hay limonada y...

—Perfecto, quiero una cerveza —pidió la chica y Bruno sonrió ligeramente ante la cara del rubio. La chica sonrió, como si hubiera logrado lo que quería —. Y una limonada, por favor.

Tras un momento de confusión, Pol asintió y se puso a lo suyo. De vez en cuando, el rubio echaba una ojeada a Bruno, quien no perdía detalle de sus movimientos; como si la respuesta al qué hacía trabajando allí se encontrara en ellos.

—Una cerveza y una limonada para la graciosa —ofreció Pol a la chica. Era evidente que no le había gustado la pequeña broma que Ana le había hecho.

La chica, lejos de molestarse, sonrió.

—Gracias —le contestó. Su sonrisa aún iluminaba su cara, y Bruno se preguntó si realmente le había gustado que le llame graciosa. Ana volteó a verlo —¿Vamos con Sara? ¿O te quedas?

—Vamos —contestó Bruno. No le apetecía quedarse allí.

Sin volver a dirigirle la mirada al rubio, Bruno acompañó a la castaña hacia la mesa que tenían reservada. Allí los esperaba Sara, quien sonrió al ver al pelinegro y luego estiró el brazo en dirección a la argentina para recibir la cerveza.

—¿Por qué tardaron tanto? ¿Habían muchas personas o el que atendía el bar estaba bueno? —preguntó la chica, dando un sorbo a su bebida. Ana y Bruno alzaron una ceja en su dirección ante la sugerencia. Sara se encogió de hombros y aclaró: —. Ángel me ha dicho que Pol trabaja aquí.

Sara indicó con la cabeza la dirección en la que se encontraba el venezolano. Bruno debía hablar con él, por lo que se alejó de las chicas.

—Podrías haberme avisado, cabrón —le reclamó cuando se acercó a él, lejos de los comensales. Tampoco le quería traer problemas en su trabajo, por muy molesto que estuviera.

—Lo siento, Bruno. Lo siento —juntó ambas manos en un gesto de perdón y el pelinegro se cruzó de brazos —. Mira, he intentado decirte, de verdad. Pero nunca se daba la oportunidad porque no querías hablar de él...

—Si no quería hablar de él, ¿qué te hizo pensar que quería encontrarme con él?

—... y luego pensé en eso y crei que si te lo decía no querrías venir al bar. Y llevo insistiendo tanto en que bailes... al fin habías aceptado... perdona.

Bruno suspiró molesto y separó los brazos. Ángel probablemente tenía razón en algo: si supiera que Pol trabajaba allí, no hubiera aparecido por el bar.

—¡Al fin los encuentro! —Samuel apareció a sus espaldas, le dio un beso en la mejilla a Bruno y abrazó rápidamente a Ángel —. Pensé que estarían en la fila para las bebidas, pero no se veía nada, ¿acaso hay ofertas esta noche?

—Es que contrataron a un nuevo chico y atrae a muchas personas...

Bruno miró con el ceño fruncido al venezolano. ¿Era tan difícil decírselo antes? La situación se le hacía en extremo incómoda, no le había hablado al moreno sobre Pol, ni mucho menos al rubio de Samuel.

—¿Ah si? —preguntó Samuel y vio la cerveza en manos del pequeño Bergeron —, ¿a ti que te parece Bruno? Ya lo has visto, ¿crees que tengo competencia?

Vale, ahora se había vuelto realmente extraña la situación.

¿Cómo se supone que debía responder a eso? Para él, Pol era el chico más atractivo que había conocido. Pero no podía decirle eso a su casi novio, sobretodo si quería que se convierta en su novio. Decidió ignorar la primer pregunta.

—No tienes competencia.

Podía sentir la mirada de Ángel puesta en él, pero no volteó a verlo. Sabia que estaba evaluando la veracidad de su respuesta. En cambio, fijó su vista en Samuel. La sonrisa que el moreno le dedicó logró que él también sonriera.

—Samuel, ¿Qué quieres tomar? ¿Una cerveza? Te la traigo, aprovechando que mi turno ya casi termina. Ponte cómodo, ¡ya vuelvo!

Ángel seguía hablando a medida que se alejaba rumbo a la barra, sin dar oportunidad al estudiante de psicología a contestar.

—Podría haber ido yo —murmuró para Bruno, mientras pasaba un brazo por sus hombros, guiándolo a la mesa que tenían reservada.

—A lo mejor sólo quiere hacerte un favor —contesto Bruno, disfrutando del contacto.

En realidad, pensó, el favor me lo está haciendo a mi al evitar que se crucen.

Toda esperanza se perdió cuando, unos quince minutos más tarde, Ángel se presentó en la mesa con una cerveza en la mano izquierda y un Pol bastante cohibido sujeto con la mano derecha.

—Para los que no lo conocen, ¡les presento a Pol Rubio!

🍒

¡Hola!

Estuve rindiendo la semana pasada (como creo que mencioné en bastantes ocasiones jaja) y ¡me fue bien! Aún tengo exámenes, pero encontré un tiempo para escribir.

¿Qué les pareció el capítulo? Cualquier opinión la comentan:

Espero actualizar pronto, como siempre ¡muchas gracias por el apoyo! ❤

Yo no soy MerlíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora