Capítulo 45

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Lucia

Mi hermana estaba comprometida. Se iba a casar.

Este debería haber sido un momento estúpidamente feliz para mí y mi familia, aun así, de alguna manera me había aislado, ahogándome en un pozo de desesperación que yo misma cavé. Amaba a mi hermana. Ella era una de las dos personas en quien más confiaba en el mundo. La otra, era con la que se iba a casar.

¿Cómo había pasado esto? ¿Cómo había dejado que esto llegara a este punto?

Lo que más me asustaba era que con cada día que pasaba, podía pretender que no necesitaba a _______ o a Billie en mi vida. ¿Qué era lo peor? Que estaba comenzando a creer esa mierda. La verdad era, que estaba celosa. En varias formas.

Billie era mi amiga, la primera amiga verdadera que había tenido en años. Ella era una de las únicas personas con las que podía hablar acerca de cualquier cosa en absoluto y no ser juzgada. Era mi amiga. Una parte de mí sentía como si _______ me la hubiera robado.

Además, _______ era mi hermana. Había un código, y Billie rompió ese código. Entendía que lo que sucedió entre ambas fue por culpa de _______, pero aun así... ya ni siquiera podía hablar con Billie sobre sexo, porque todos sus ejemplos actuales serían usando a mi hermana, e imaginarme a mi hermana teniendo sexo... ugh.

No. Simplemente... no.

La otra cosa era que estaba celosa de lo que tenían. Renunciar a la profesión ni siquiera había sido nunca algo para Billie. Pensar en perder a _______ fue suficiente para asustarla hasta la mierda y encontrar un trabajo normal, y lo hizo felizmente. Cambió su vida por ella en un segundo. Y, hubo un tiempo, donde tuve algo así.

Me preguntaba por qué tuvo Billie su felices para siempre tan fácilmente, mientras que la mujer que yo amaba me dejó sin ningún esfuerzo. Seguro, era una acompañante pagada para estar con ella, pero nos enamoramos. Era mutuo. Sabía lo que teníamos; el tiempo no había distorsionado mis recuerdos. Sí, era poco convencional, pero funcionó para _______ y Billie. Yo habría cambiado por ella, dada la oportunidad, pero ella nunca siquiera me dio la oportunidad. Canceló su tiempo conmigo y me dejó sin una mirada atrás.

De acuerdo. Estaba inventando excusas. ¿Por qué no llamar las cosas como son?

Estaba amargada. Ahí está.

Pensar en el amor me daba náuseas. Y mi hermana no se merecía eso.

Caminé pasillo abajo, me detuve frente a la puerta del apartamento, y toqué ligeramente. Escuché una suave conversación venir de adentro y mi estómago se tensó. Ninguna cantidad de disculpas podría excusar lo que le había hecho a mi hermana. Me había convertido en la matona de quien la había protegido todos esos años atrás. La vergüenza me inundó.

La puerta se abrió y _______, con su cabeza mirando hacia atrás, amenazó en broma:

—En serio. Ni siquiera estoy bromeando ahora mismo. Míralo. Luego escuché a Billie:

—Ooh, estoy temblando en mis botas metafóricas.

Su rostro se giró y me encontró. La sonrisa cayó de su rostro tan rápido que algo dentro de mí se desgarró. Parpadeó y luego tragó grueso y musitó un suave e inseguro:

—Ho... hola.

Estaba ansiosa. Había conseguido que mi propia hermana se sintiera ansiosa alrededor de mí. Si no fuera una mujer adulta, el pensamiento me habría hecho llorar.

—¿Puedo entrar? Dudó antes de asentir.

—Ujum. —A regañadientes, dio un paso al costado, y caminé dentro, mis manos firmemente apuñadas en los bolsillos de mi chaqueta.

Sobre anoche (Billie Eilish y Tu) G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora