Capítulo 32

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POV _______

Saliendo apresurada de la ducha, me sequé, tirando mi toalla detrás de mí, y me puse mi pijama. No mi camiseta raída, sino el conjunto malva de seda que compré en mi expedición de compras con Edita. Las finas correas de la parte superior se sentían increíbles contra mi piel desnuda, y el short apenas me cubría, pero era a Billie a quien estaba tratando de impresionar.

Me puse de pie y después me detuve mientras mi estómago saltaba. Coloqué una mano tranquilizadora sobre él. Oh, Dios. Billie iba a venir. Como en, venir a mi apartamento. Al lugar donde vivía. Donde me duchaba y comía, y ¡donde hacía cosas mediocres como dormir!

¡Agh! ¿Por qué sentía como si esto fuera algo especial? Sacudiendo mi cabeza ante el aleteo en mi vientre, suspiré ligeramente y me fruncí el ceño mentalmente por hacer de esto más de lo que era. Tal vez Billie hacía esto con otras amigas. Tal vez esto no era nada para ella más que pasar el tiempo. Tal vez estaba aburrida y yo estaba simplemente disponible.

Me hizo pensar sobre algo que mi hermana me había dicho cuando era una adolescente. No hagas prioridad a una mujer que solo te toma como una opción. ¿Eso era lo que estaba haciendo? ¿Me estaba saliendo de mi rutina para apaciguar a Billie? ¿Era solamente su opción? Porque, francamente, eso apestaría.

Mi estómago se hundió. Pensé en cambiarme en algo un poco más conservador, cuando un ligero golpeteo en mi puerta frontal sonó. Mis ojos fueron hacia la puerta. Me miré y golpeé una mano en mi frente. ¿En qué demonios estaba pensando?

Otro golpeteo sonó. Era demasiado tarde. Abriría la puerta como estaba, a pesar de lo patética que era. Podía ser realmente sexy si lo intentaba. Caminé hasta la puerta, colocándome mis sandalias en el camino. Desbloqueé la puerta y la abrí, ignorando el retorcijón en mis tripas.

Billie se apoyaba en el marco, su cuerpo relajado, su cara sombría.

Cuando vio lo que estaba usando, se enderezó y parpadeó mirándome.

—Guau.

Mis mejillas se encendieron.

—Um...

Se estiró y sus dedos empujaron gentilmente un fino tirante de mi camiseta de seda.

—Esto es lindo.

Tragué fuerte antes de dejar salir:

—Entra. —Seguido de tomar su mano en la mía y llevarla dentro. Fue entonces cuando noté la pequeña bolsa blanca en su otra mano. Me la tendió sin decir nada. La acepté con los ojos entrecerrados.

Realmente, amaba las sorpresas, pero si esto era otro vibrador, la golpearía en la cabeza con él. Al completo estilo de Billie, solo sonrió mientras miraba dentro. Lo que fuera se sentía suave. Lo saqué y jadeé.

Tirando la bolsa, boqueé ante el claramente caro suéter. Era del color del caramelo, más suave que una nube en el cielo, y se veía elegante. Miré la etiqueta y chillé.

Armani.

Oh, no. Esto no era solamente Armani. Era maldita cachemira.

¿Sabía lo que esto significaba?

Nunca podría usar esto. Esta sería la única prenda de ropa que compraría para mirar, admirar, pero nunca podría arriesgarme a usar este maldito suéter estúpido por mi torpeza. Le daría una semana. Tendría un hoyo en él. Se lo lancé y salté hacia atrás, viendo con horror mientras la manga del suéter caía sobre su cabeza.

Se lo quitó de encima y me miró como si hubiera perdido mi cabeza mientras murmuraba lentamente:

—Estááá bien entonces. Pero sacudí mi cabeza.

Sobre anoche (Billie Eilish y Tu) G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora