Capítulo 11

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POV _______

La idea de Billie en una bañera me había calentado. Estaba celosa de un patito de goma. Claramente, estaba enloqueciendo.

Me había despertado al romper el alba, y normalmente, eso me habría puesto de mal humor, pero se sintió como una señal. Me estaba volviendo descuidada con mi rutina de ejercicios. Esta era la oportunidad perfecta para arreglar eso. Me vestí rápidamente en pantalones para correr y una camiseta floja. Me deslicé en mis zapatos, tomé mi reproductor MP3 y mi celular, y entonces salí.

Aunque nunca había vivido en el suburbio en el que vivía actualmente, conocía bien mi ciudad. Había crecido aquí. Y con mamá siendo una madre soltera trabajadora, aprendí a moverme en transporte público.

Abordé un autobús justo en la esquina, pagué cinco dólares por un pase del día, y seguí mi camino. Cuando llegué a mi destino, salí del autobús, miré a la distancia, y sonreí.

La playa.

No había estado en la playa por cerca de cinco años. Era mi lugar favorito para ir a relajarme, y era hasta ahora que me sentí bienvenida. Cuando eras una mujer grande, la playa no era un lugar muy permisivo. Sentías los ojos de extraños apuntados en ti. No te sentías como si pertenecieras. Por supuesto, era probablemente todo parte de tu imaginación, pero aun así no se sentía bien.

La verdad era que ya no odiaba mi cuerpo. Seguro, no era exactamente delgada, y aún tenía curvas, pero estaba cómoda con mi cuerpo.

Caminando por el sendero, me encontré en la arena y mentalmente me preparé para un ejercicio difícil. Corrí en la arena hasta que mi corazón estaba acelerado y me detuve, trotando por un minuto. Hice esto una y otra vez, trabajando en intervalos hasta que mis piernas se sentían como gelatina y quería vomitar. No había puntos medios con un ejercicio como este. Era ir duro o ir a casa. Así que fui duro.

A medida que casi tropezaba de regreso al sendero, bebí de la fuente de agua y después me senté en un banco, aún jadeando. Me senté hasta que mi ritmo cardíaco desaceleró y pensé en Billie. Y como si escuchara mis pensamientos, mi celular sonó.

Billie: Por supuesto que tengo un patito de goma. No me digas que tú no. Eso podría ser un punto de ruptura para mí.

Levanté mi cabeza y bufé una carcajada hacia el cielo.

Yo: No tengo un patito de goma. Lo sé. Estoy avergonzada.

¿Cuenta un tapete anti-deslizamiento de patitos?

Su respuesta fue inmediata y casi la escuché burlarse.

Billie: ¡No, no cuenta! Está bien. Sólo voy a tener que conseguirte uno.

Sonreí tan grande como la tonta que era.

Yo: No tienes que hacer eso, Billie.

Me senté de nuevo en el banco y cerré los ojos, tratando en vano de alejar el cálido sentimiento creciendo en mi pecho, parcialmente sorprendiéndome. Mi celular sonó.

Billie: Sí, lo hago.

Mierda. Faltaban nueve días para el domingo. Aún estaba en cuenta regresiva.

Tenía una cita con una acompañante, y no podía esperar.

**

Llegué a casa de la playa a tiempo para atrapar a Camila y Lauren saliendo de su apartamento. Tan pronto como me vieron, ambas sonrieron de oreja a oreja.

Lauren llego a mí primero, besando mi mejilla.

—¡_______, dulzura, justo estábamos hablando de ti! Queríamos invitarte a venir esta noche a cenar, pero ninguna de nosotras tiene tu número.

Sobre anoche (Billie Eilish y Tu) G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora