Capitulo VII

7.4K 553 88
                                    

Más confundida no podía estar. Un chico me estaba mandando dibujos, y ahora especie de poemas, y no tenía idea de quién podría ser.

Por otro lado, estaba Dominik, que me estaba causando serias alteraciones al corazón cuando se acercaba mucho a mí. Y esa frase...que ni siquiera terminó, no me dejaba de perseguir. Pero como siempre, cuando algo me da curiosidad, o al menos me deja pensando bastante, nunca hago nada por saberlo. Me quedo de brazos cruzados.

Luego de que Dominik se había ido al baño, no lo volví a ver. No sé qué habrá sido de él, si se quedó allí hasta que terminaron las clases, o si se escapó antes, lo desconocía.

Lo que es yo, esta vez me fui caminando a casa. Hacía un frío bastante poco soportable, y para mi mala suerte, se me ocurre olvidar la camisa en el casillero. Ahora solo vestía con una polera de tiras negra. Más congelados mis brazos, no podían estar.

De pronto, alguien me tomó por los hombros. Su tacto cálido en mi piel tan fría me dio una buena sensación. Volteé y quedé algo sorprendida.

—¿Damian?

Él solo sonrió.

—Creo que vamos en la misma dirección —dijo aún sin borrar la sonrisa de su rostro, mirándome fijamente a los ojos.

Aunque sus ojos bajaron a mis brazos desnudos, segundos después.

—Estás muy desabrigada Monika —se sacó rápidamente el polerón negro con capucha que llevaba y me lo ofreció—. Póntelo, debes tener frío

—No es necesario —protesté

—Si lo es. No quiero que te resfríes o algo así

Terminé por aceptar su polerón y usarlo. Era bastante de mi estilo su ropa, me gustaba.

Caminamos hablando un poco, hasta que llegamos a las afueras de mi casa.

—Acá vivo —le sonreí—. ¿Tú vives cerca?

—A dos cuadras de aquí

—¿Dos cuadras? ¿Cómo es que nunca nos hemos visto?

—Tu nunca me has visto, pero yo a ti si —dijo con una expresión algo desanimada

Me extrañé ante esto. Bueno, su expresión y saber que vivía a dos cuadras. ¡Nunca lo había visto!

—Ya debo entrar...además el clima se pone de mal en peor —comencé a abrirme el polerón para entregárselo pero su mano me detuvo.

—No te lo quites —su mano quedó quieta sujetando la mía—. Me lo devuelves después

Yo estaba inmóvil. Y algo nerviosa. Su mirada estaba fija en mis ojos. Ese chico tenía una manera extraña de mirarme, y siempre conseguía ponerme nerviosa con eso de mirarme fijo.

En realidad cada que alguien me miraba así, me turbaba. No solo él.

Pero al fin reaccioné y quité la mano, a lo que él hizo lo mismo.

—Bien, entonces te lo devuelvo mañana ¿Vale?

—Si —respondió seco—. Nos vemos, Monika.

Entonces entré a mi casa, y subí a mi habitación. Me recosté a mi cama a pensar un poco, mientras escuchaba música. Percibí entonces el aroma del polerón de Damian. Era un olor de perfume muy agradable, de esos que dan ganas de estar todo un día oliendo.

La imagen de Damian se vino a mi mente. Me gustaba su cabello, era oscuro, liso, largo y alborotado, tal cual... ¡Como el chico del dibujo! ¿Será posible?

Te odio y te amo |Dominik Santorski ☢RESUBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora