Capítulo XIX

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Llegué a la casa de Dominik en pocos minutos. Toqué el timbre muchas veces, y a la cuarta vez, salió él.

—¡Monikaa! —gritó sonriente —. Al fin, tenía muchas ganas de verte...

—Hola Dominik —sonreí algo desganada—. ¡Cuidado! —lo sujeté del brazo, casi se caía al suelo, al abrir la reja

Se puso a reír como loco.

—Lo siento, lo siento, es que el mundo me da vueltas, y vueltas... —trató de estabilizarse y volvió a caer sobre mi—. ¿Vamos a mi cuarto? Quiero mostrarte algo...

—Bueno... pero no te sueltes de mi brazo ¿Bien?

Creo que estaba ebrio. No podía equilibrarse al caminar, siquiera pudo abrirme las rejas de su casa, entonces me decidí por llevarlo a su pieza y cuidar un rato de él; porque suponiendo que si él me abrió la puerta, no había nadie más allí.

Subimos apenas por las escaleras, y estuvo todo el rato riendo como idiota y diciendo cosas raras. Jamás lo había oído decir cosas así.

—Monika, ¿Te puedo decir algo? —me miró de una manera extraña

—Si, puedes —sonreí moviendo la cabeza

—Que buen culo tienes, ¿Sabías? —sonrió mordiéndose el labio

Mis ojos se abrieron, y mis mejillas se encendieron.

—¡Dominik! —grité con tono de reproche

—¿Qué? —se acercó —. Oye... He tenido tantas ganas de ponerte contra la pared y besarte, y ...

Lo detuve, pues se estaba acercando mucho, y dudo que estando ebrio fuese a estar consciente de lo que hacía.

—Dominik, detente —lo detuve con la mano, y lo alejé—. ¿Qué se supone que tenías que decirme?

—¿Qué de qué? —me miró con el ceño fruncido

—Me mandaste un mensaje, querías que viniera ¿No? —lo miré seria—. ¿Para qué?

Miró a todos lados desorientado. Luego se sentó en su cama.

—Hum, si... te llamé porque quiero hacer algo —me hizo señas de que me acercara, y así hice.

Me tomó de la cintura, y se abalanzó contra mí, encima de la cama, besándome. Jamás me había besado de esa forma. O al menos no tan salvaje. Sus labios chocaban contra los míos de una manera voraz, y hambrienta, como un loco, y respiraba muy pesadamente. Cada segundo aumentaba la intensidad, hasta que se salió de control. Dominik creó una corta distancia entre nosotros, y metió su mano por debajo de mi blusa, acariciando con desesperación mi abdomen, y poco a poco subiendo, hasta llegar a mis pechos. Se levantó y se quitó la remera. Volvió a mi cuello.

—Quiero... Hagámoslo... te voy a hacer mía —susurró.

Pero me asusté. Caí en la cuenta de que no es lo más romántico estar haciendo este tipo de cosas mientras uno de los dos estaba bebido.

—Hey, no Dominik, ¡Dominik! —exclamé

—Que pasa... —murmuró algo molesto, deteniéndose

—Que no...es decir... ¡Estas borracho!

—¿Estás loca? No estoy borracho solo bebí un poco —volvió a besarme, pero con las mismas intensiones de antes, pues no despegaba sus manos de mi cuerpo.

—¡Ya! —exclamé —. Dominik, enserio, no...

—Shh —susurró

Pero entonces lo empujé, y me levanté.

—Ya, cuando digo que no, es no —me ordené la ropa—. ¿Sabes que acabo de pasar por un trauma, no? Ni siquiera respetas eso...

—¿Trauma? Agh...no seas escandalosa —se levantó y volvió a acercarse —. Vamos...solo un poco

—No, yo... —me tomó bruscamente y me empujó nuevamente contra la pared.

No lo reconocía. Está bien que fuese un poco brusco, eso lo entendía. Pero llegar a ese punto no lo aceptaba. Además con lo que había pasado con Damian era suficiente.

—Ya basta...—lo empujé, y salí de allí casi echando humos

—¡Monika! ¡Espera! —gritaba—. ¡No te enfadeeees!

No hice caso y salí de allí.

Al día siguiente, luego de bastante tiempo decidí pasármela con Janine. Digamos que para ser mi mejor amiga, la tenía bastante botada.

—¿Y? ¿Cómo va todo? —preguntó mientras comía de su helado

Estábamos en un centro comercial, habíamos salido hace poco de clases.

—Pues...nada —le di una chupada a mi barquillo

—¿Nada? No me vengas con cosas, han pasado muchos días no creo que te haya pasado ''nada'' en todo ese tiempo —dejó de comer, y me miró.

Yo seguía inspirada en mi helado de pistacho.

—¡Monika! ¡Te estoy hablando! —me tomó la mano, impidiéndome seguir comiendo

—¡Ya! En resumen... —estaba atenta—. Damian intentó... —se me trancó la voz, pero respiré y seguí—. Intentó violarme, Dominik se enfadó, luego nos reconciliamos, después volví a acercarme a Damian, pero le deje en claro lo que quería con él, es decir nada, y Por último..

Suspiré.

—¿Y por último? —me miró con los ojos bien abiertos

—Bueno, Dominik me llamó a su casa fui, y quería hacer cosas que yo no quería y...

—¡¿Y?! —abrió aún más los ojos

—Estaba ebrio, no hicimos nada, me fui y me enfadé con él

Quedé en silencio entonces. Ella me miró con cara sorprendida en exceso y luego habló;

—¿Y ahora qué? —preguntó entusiasmada...

—Pues...no lo sé —alcé los hombros

—¡¿Como que no lo sabes?! Tu vida parece una telenovela, mientras yo me aburro como una ostra...

—Pero no puedo saberlo todo, yo...

—¡Ya se! —gritó, y varios miraron

—¿Qué? —pregunté asustada

—Ya me harte de esas burradas de que le sacas celos... o que pelean por una estúpida...

—Zorra, perra y más, o mejor dicho, Danielle —agregué

—Si, eso... en fin, yo creo que debes estar sola, pues... mucho conflicto con eso de tener chicos en tu vida —me miró pensativa—. Corta con Dominik, y asunto arreglado

—¿Qué? ¿Estás...segura? —la miré con confusión

—Si...sería lo mejor, porque así te darás cuenta si estas enamorada o algo así —sonrió y siguió comiendo

En cambio a mí se me fue el apetito. Quizás tenía razón.

Alguien arrastró la silla muy fuerte, y me llamó la atención. Cuando miré, no pude ver, pues la persona andaba con gorro y se agachó. En fin, seguí comiendo el helado después de todo.

Cuando llegué a mi casa, alguien me había enviado una solicitud de amistad a mi cuenta de facebook. No sabía quién era. Y no tenía amigos en común. Sin embargo, lo acepté y me mandó un mensaje a los diez minutos después.

<<Tienes a un traidor cerca. Si te interesa saber, puede ser hombre como puede ser mujer>>

Te odio y te amo |Dominik Santorski ☢RESUBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora