Capitulo XVII

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—¿Hola? Benjamín, mira, no se mueve —escuché una suaves vocecitas cerca mío—. ¡Trata de abrirle un ojo!

—¿Y si me pega? —respondió otra voz melodiosa y tierna

—No creo...tócale la cara entonces

—Bueno, mejor le abriré un ojo...pero si despierta le diré que fuiste tu —entonces sentí unas pequeñas manos, tocándome la cara, e intentando abrir mis ojos.

Desperté totalmente, abriendo los ojos y encontrándome con dos pequeños niños, que al verme se asustaron y dieron algunos pasos atrás. ¿Dónde demonios estaba?

Aún somnolienta, miré a mi alrededor. Tenía un sol radiante, iluminando un parque de juegos, con muchos pequeños que llevaban el mismo delantal, jugando por todos lados. Y recordé todo. Me había dormido ahí.

Me levanté del banco, para acomodarme un poco, ya que tenía un dolor agudo en la espalda, y los pequeños salieron corriendo. Supongo que mi aspecto era muy horrible.

●●●

—¡Monika Makarena Alonso! ¡¿En qué estabas pensando?! —gritó furiosa mi madre, mientras me jalaba de una oreja adentro de la casa—. ¡¿Son horas de llegar?! ¡Nunca en la vida vuelves a ir a un concierto! ¡Podrían haberte violado o raptado!

Que si hubiese sido violada, casi me pasa. Por Damian. Recordé todo y me dolió el estómago de angustia.

—Ya Má...cálmate —miré cabizbaja

—¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡Quizás donde pasaste la noche jovencita! ¡Y encima hoy tienes colegio!

Ya me tenía la cabeza reventada. Chillaba, y chillaba.

—¡Ya, joder! —exclamé algo cabreada

—¡Mide tus palabras, Monika! —gritó aún más fuerte—. Ve a tu cuarto antes que me de rabia y te pegue palmadas en el trasero...

¿Me vio cara de ser una pequeña de 6 años?

—Mamá...lo dices en broma porque supongo...

—Quédate, y averígualo —me miró amenazante—. A tu pieza, ahora. No sales en un mes.

Miré cabizbaja y subí. No tenía ganas de discutirle más. Y por mi quedarme allí para siempre, a pesar de que tenía ganas de salir y tomar aire fresco, me sentía un poco mal.

Tenía colegio hoy. No pensaba ir. Menos si mi querida madre, dijo que no saliera en un mes...sacaría algo bueno de eso. Supongo y no se refería a eso cuando me dijo que no saliera, pero tengo mis argumentos ahora, si me pregunta porque no voy a la escuela.

Luego de días encerrada, y sin comer mucho, salí con una cara pálida y ojerosa, a la escuela. Luego de tres semanas. Si, tres. Cualquiera podría preguntarse, ¿Y esos padres, donde estaban? Pues, trabajando.

Lo peor de mi situación, es que la mayoría del tiempo, mis padres están ausentes, pero cuando están, me joden regañándome por cualquier cosa. En resumen, o es no verlos, o es escucharlos gritarme.

Si antes ya me vestía con cosas no muy provocativas, ahora me vestía prácticamente con sacos. Lo sucedido con Damian, me había dejado algo de trauma psicológico, y quería lucir mal para que nadie me mirara.

—Pero que mierda... —Janine puso cara seria y asombrada—. ¿Monika, que te pasó?

—¿Me veo tan horrible? —repuse sin ganas

—No, no es eso...bueno si un poco...es que te ves mal, pero en el sentido de salud —me miró aún preocupada—. Monika, joder, no quiero verte así, ¿Qué sucede?

Te odio y te amo |Dominik Santorski ☢RESUBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora