Capitulo XVIII

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Llegué con Damian al instituto algo tarde. ¿Quién entiende al tiempo? Salí de mi casa bastante temprano y llegué más tarde de lo habitual.

Al entrar al salón de clases, el profesor me regañó un poco. Que digo un poco, bastante.

—Señorita Alonso —me miró amenazante—. ¿Alguien puede decirme que hora es?

No le respondió nadie y él miró su reloj de mano.

—Son exactamente... treinta minutos más tarde que la entrada —todos me miraban, que vergonzoso

—Ok, se lo puedo explicar si quiere... —empecé a decir

—No explique nada —apuntó afuera del salón—. Se va a la biblioteca por toda mi clase, no admitiré a nadie impuntual aquí, y si ve a algún compañero suyo entrando, le dice que ni se acerca al salón

Salí como me había dicho, a la biblioteca. Que estupidez. No le costaba nada dejarme pasar y hacer su jodida clase.

Me senté entonces sin hacer nada. No entendía como pasaría los próximos noventa minutos admirando las estanterías...o quizás el paisaje de fuera.

Alguien abrió la puerta del lugar

—Sorpresa —sonrió desganado—. ''Señor Berezutski, lo siento pero las reglas del colegio cambiaron. Debe ir a la biblioteca'' —imitó la voz de su profesora—. Que les den —Se sentó a mi lado

Esto era incómodo. Estaba inmóvil, sin saber que hacer o decir, miraba a cualquier parte, y había un silencio aterrador, mientras escuchaba la respiración de Damian a mi lado.

—Hum... ¿Qué tal tu vida? —pregunté torpemente

—Pues... considerando que no me resulta nada bien...mal —respondió

De nuevo el silencio.

—Deberíamos dormir un rato...total no tendremos nada que hacer durante toda la hora —me miró a los ojos—. ¿Tus ojos son de color café claro?

—Si —sonreí—. Los tuyos son... —Arrugé los ojos—. ¿Verdes? No lo sé...

—Acércate y velos mejor —dio una sonrisa seductora

—No gracias, de aquí veo bien —sonreí incómoda, y miré a un lado

—No, no son verdes, son azules —respondió más serio

—Siempre confundo los colores —di una breve palmadita a mi frente—. O las cosas

—¿Y los sentimientos? —se acomodó en el sofá, ladeándose hacia mi lado

Quedamos nuevamente callados. Eso había sido extraño.

Me daba risa la situación. Típico silencio incómodo, donde el reloj como que retumba en el lugar, y hasta respirar piensas que se escucha fuerte.

—¿Cómo va tu tatuaje? —preguntó de repente—. Debes ir a la segunda sesión, porque le falta color

No tenía la mínima intención de recordar eso. Me daba pánico. O sea, piensen. Un chico estaba obsesionado conmigo, me raptó por decirlo así en el baño de un concierto, y tendría que estar con la espalda descubierta a él, me daba miedo sinceramente.

Aunque haya pedido disculpas, y aunque se estuviese comportando de lo mejor, me daba miedo aún.

—Hum, va bien —sonreí nerviosa—. Si, ¿Cuándo podría ir? Tengo entendido que debo reservar una hora ¿No?

—Nah, tu no, ve cuando quieras y dile a Mily que yo te dije que fueras —sonrió de lado—. ¿Me dejas ver?

—¿Qué? —respondí confundida

Te odio y te amo |Dominik Santorski ☢RESUBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora