El resto de la noche evité a Natalia lo mejor que pude. Después de escuchar aquel devastador fragmento de aquella conversación, la sensación de ira y confusión circulaba por todo mi cuerpo. Aun no lograba descifrar quién era aquel odioso chico, pero probablemente sería su novio o algo parecido y tal vez era por eso que evitaba que fuéramos vistas en público y se mostraba tan indiferente. Probablemente había estado jugando conmigo todo este tiempo al igual que con mi primo, con Ian y seguro que también con ese chico. Aunque no era como si nuestra relación fuera algo serio, ambas habíamos dejado en claro que era solo sexo y probablemente la relación con aquellos chicos era lo mismo. Seguramente la chica sólo quería experimentar con varias personas como yo lo había estado haciendo por varios años. No le veía problema a eso, pero extrañamente que la chica no tomara en serio lo que teníamos, me dolía porque la verdad era que yo ya lo estaba haciendo.
Cuando todos los invitados se marcharon, mi padre ordenó a todos los empleados que fueran a descansar ya que la reunión terminó a eso de las dos de la mañana por lo que la limpieza se haría mejor en la mañana.
Luego de despedirme de Martha y de mi padre, subí rápidamente las escaleras y me encerré en mi habitación antes de encontrarme a Natalia. A pesar de la situación, no tenía fuerza para enfrentarme a ella en aquel momento, es por eso que en cuanto me desperté a la mañana siguiente, le pedí a Melannie poder quedarme en su casa lo que quedaba de aquel fin de semana.
Antes de salir de la casa, me dirigí a la cocina para informarle a Martha a dónde iría, cosa que me resultó bastante incomoda ya que Natalia se encontraba allí. Estoy segura que el cambio de mi actitud hacia ella no pasó desapercibido y agradezco que no hayamos estado a solas porque no sabía cómo habría reaccionado.
(...)
La ventaja de ir a la casa de Melannie era que su madre se la pasaba metida en la cocina mientras que su padre, al igual que el mío, se la pasaba pendiente de su móvil o su laptop revisando informes y presenciando un sinnúmero de reuniones virtuales con sus clientes. El señor Richard Miller tenía una enorme empresa de ventas de yates y a causa de ser la más exitosa de la ciudad, esto había llamado la atención de varios clientes extranjeros por lo que la mayoría de su tiempo lo había centrado en su trabajo, aunque de vez en cuando buscaba pasar parte de el con su familia en pequeños viajes que hacían para probar sus productos o para asistir a aburridas reuniones donde Melannie siempre buscaba la forma de escabullirse.
El señor y la señora Miller me recibieron con una enorme sonrisa, ambos, después de largos años de amistad con su hija, ya me veían como un miembro más de la familia por lo que mis visitas a aquella casa no se sentían tan extrañas.
Su casa no era muy diferente a la mía en cuestión de tamaño, en cambio su repartición variaba un poco. La cocina era unos cuantos metros más grande a diferencia de la sala que era más pequeña que la nuestra y ninguno de estos espacios conectaba con la parte trasera de la casa, a la cual se accedía por la habitación siguiente a la sala donde se hallaba la biblioteca. El patio trasero contaba con una piscina de tamaño normal, un jacuzzi que su madre había mandado a construir hacia menos de un año y una pequeña zona para hacer asados. En mi casa sólo solía usar la piscina ya que el asador había terminado archivado en la caseta junto a la piscina al lado de una gran cantidad de objetos que habían pertenecido a mi madre. Para ser honesta, habían muchas cosas en la casa que se habían dejado de usar. El cuarto de lectura del segundo piso, se había cerrado meses después de su muerte donde varias de sus fotografías reposaban cubiertas de polvo sobre los viejos muebles y las rebosadas repisas. La pequeña caseta hecha de enormes ventanales había sido cubierta por bolsas negras y el interior había pasado de ser una iluminada habitación llena de cuadros hechos por ella, a ser un lúgubre lugar atestado de recuerdos dolorosos. Y el pequeño terreno detrás de esta que se convertiría en una cancha de baloncesto, se encontraba lleno de maleza.
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Juego de Adicciones
Teen FictionJulianne, chica rebelde, conflictiva, adicta al alcohol, al sexo y a la marihuana, tremendamente sexy y amante del control, el prototipo perfecto de la chica imperfecta, pero eso a ella no le interesaba, lo único importante en su vida era divertirse...