CAPITULO 17: ¿Y si vemos una película?

904 69 10
                                    

El recorrido a la empresa había resultado ser más entretenido de lo que pensaba, Natalia no había parado de hablar y mi tío y yo no habíamos parado de reír ante su emoción. Habíamos pasado toda la mañana recorriendo cada rincón de la empresa la cual no había cambiado mucho a pesar de los años. Muchos de los empleados seguían siendo los mismos y no dudaron en saludarme en cuanto me vieron. A eso de las dos de la tarde decidimos ir a almorzar en compañía de mi tío el cual estaba encantando con la compañía de Natalia, tal vez era natural en ella conquistar a todas las personas con las que se rodeaba sin tener que hacer mayor esfuerzo, su personalidad a parte de su físico cautivaba a cualquier persona. Luego del almuerzo nos la pasamos hablando de las posibilidades que la chica tenía de entrar a la empresa después que se graduara para que comenzara a aprender un poco más de los manejos de la licorería, cosa que no creo que le resultara difícil ya que tenía muy buenas bases. Pasamos prácticamente todo el día con mi tío el cual tuvo que cancelar varios de sus compromisos. Hacía mucho tiempo que no pasaba tanto tiempo con él, siempre había sido muy atento conmigo, se había comportado como otro padre para mí y nuestra relación se había fortalecido aún más desde la muerte de mi madre, a pesar de permanecer ocupado la mayor parte del tiempo siempre buscaba la forma de verme así fueran unos minutos y se lo agradecía enormemente, era bueno sentir de vez en cuando que eres importante para alguien.

Nos despedimos de él a eso de las siete de la noche luego de haber ido a comer los mejores helados de la ciudad y de haber terminado con un posible coma diabético, pero eso a Natalia parecía no importarle ya que se podía notar lo satisfecha que estaba con la tarde que habíamos tenido y yo estaba igual. Entramos a la casa y se encontraba en el típico silencio sepulcral que la caracterizaba, avanzamos con la ayuda de la luz de la linterna del móvil hasta llegar a la cocina donde fui directo al refrigerador para tomar un poco de jugo, al girarme me encontré con la mirada penetrante de Natalia, no estaba segura del por qué me miraba de aquella manera pero me estaba poniendo nerviosa.

-¿Quieres tomar algo? – Pregunté mostrándole el vaso pero ésta negó con la cabeza

-¿Por qué has estado tan extraña hoy? – Preguntó luego de un incómodo silencio

-¿Extraña? ¿De qué hablas? – Respondí con una sonrisa – Así soy yo cuando me dejan frustrada en medio de un orgasmo – La miré mientras esta se ponía tensa, reí y luego salí de la cocina hacia mi habitación

Al llegar a mi destino, saqué el celular de uno de los bolsillos del short y comprobé que tenía más de treinta mensajes, tres eran de Nathan y los otros veintisiete eran de la loca de Melannie. Al abrir el chat encontré un ochenta por ciento de emojis y un veinte por ciento de audios los cuales no tenían ningún sentido, de los dos minutos que tenía uno, casi minuto y medio eran risas y el resto eran suspiros con palabras encriptadas en latín porque no entendí nada, el segundo audio eran sólo gritos e insultos porque no le contestaba ninguno de los mensajes. Le escribí uno explicándole lo que había hecho todo el día y luego me tiré sobre la cama, aun no tenía sueño, estaba muy temprano pero no quería salir a ninguna fiesta esa noche, estaba lo suficientemente cansada para quedarme encerrada en la casa pero no con el suficiente sueño para quedarme sin hacer nada. Sin saber qué hacer, salí de la habitación en busca de Natalia y la encontré en su habitación con la puerta abierta. Me quedé parada un rato en el umbral mientras la miraba escribir en su celular, estaba tan concentrada que no se había percatado de mi presencia, tanto así que tuve que tocar la puerta.

-¿Estás muy ocupada? – Le pregunté cuando su mirada encontró la mía

-No, ¿por qué? – Dijo levantándose de la cama

-No sé, creí que querías hacer algo, ya sabes, como no hay nada que hacer...

-Ah – Me miró por largos segundos y perdí el hilo de la conversación hasta que volvió a hablar – Pues no se me ocurre nada, ¿qué quieres hacer tú? - ¿Por qué tenía que preguntarme eso?

Juego de AdiccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora