CAPITULO 20: ¡No estoy celosa!

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Habían pasado exactamente cuarenta y seis minutos desde que había terminado el partido y me encontraba sentada en las bancas de los vestidores esperando a que las demás chicas terminaran de organizarse. Luego de darles la grandiosa noticia sobre la celebración a la cual nos había invitado nuestro querido Ian, todas habíamos corrido a las duchas para quitarnos el sudor de encima y así ponernos presentables para la noche que nos esperaba. A pesar de que gran parte de los estudiantes que habían asistido ese día al partido se habían marchado, la mayoría nos esperaba fuera del campus para celebrar la victoria. El partido no había sido algo relativamente importante ya que el campeonato a penas iba a iniciar, pero en aquel instituto siempre se buscaba la excusa más absurda para festejar, tanto así, que hasta varios de los profesores se nos unían, aunque seguramente lo hacían para vigilarnos.

Mientras miraba distraídamente la pantalla del celular, sentí aquel olor a fresas penetrar mis fosas nasales, levanté la mirada y la busqué entre los cuerpos semidesnudos que corrían de aquí para allá, hasta que la encontré reclinada en uno de los casilleros buscando quien sabe qué cosa dentro; sólo llevaba puestos unos jeans ajustados y el sostén, y como era costumbre cada vez que la veía, no pude evitar analizar cada rincón de su cuerpo, no era alguien demasiado delgada pero estaba segura que su peso no pasaba de los sesenta y cinco kilos, su cuerpo debidamente tonificado era algo digno de admirar las veinticuatro horas del día, su hermoso cabello negro caía sobre su espalda y mi mente no paraba de imaginar las miles de maneras de agarrarlo entre mis manos mientras la hacía mía. Recorriendo su piel desnuda pude notar una débil marca que se extendía desde su hombro izquierdo hasta casi llegar a su omoplato derecho, la cicatriz era difícil de notar pero si prestabas la suficiente atención te dabas cuenta de la imperfección en su piel. Estuve mirándola por un largo rato intentando descifrar la posible causa de aquella herida ¿se habría metido en alguna pelea? Tal vez debería preguntárselo. Me disponía a levantarme cuando alguien me sacó de mis pensamientos.

-¿Acosando a la hija de la empleada? – Preguntó Melannie con una reluciente sonrisa mientras peinaba su cabello mojado

-Claro que no – Le respondí arrebatándole el cepillo para hacer lo mismo con mi cabello

-Ajá – Me sonrió sentándose a mi lado para luego pasarme un vaso de plástico vacío

-¿Y esto para qué es? – La miré con desconfianza

-Para que botes la baba que tienes colgando, chica – Dijo a punto de echarse a reír, así que recibió un puño de mi parte por lo que tuvo que contenerse

-¡Es hora de irnos! – Gritó Katherine desde la puerta por lo que nos dispusimos a seguirla en medio de gritos efusivos y porras sin sentido que íbamos inventando

Al reunirnos con los demás estudiantes fuera del campus, miramos a Ian esperando a que nos diera indicaciones sobre el lugar donde iríamos y este se quedó pálido al tener más de cincuenta pares de ojos mirándolo, luego de un tiempo nos echamos a reír dándole a entender que ya no era necesario ya que uno de los integrantes del equipo de baloncesto masculino tenía un lugar donde sus padres solían hacer eventos y ya todo estaba arreglado por lo que nos dispusimos a subir a nuestros autos para ponernos en marcha; Paula, Melannie y Natalia se fueron conmigo mientras que las otras chicas se repartieron entre los demás autos.

Condujimos escuchando música a alto volumen por lo que varias personas que se encontraban en las calles volteaban a ver la gran caravana de autos que si no estaba mal eran más de veinte. Al llegar al lugar que indicaba el GPS bajamos del auto y nos encontramos con una enorme discoteca a las afueras de la ciudad la cual se encontraba vacía. Gran ventaja de tener padres millonarios

Todos comenzaron a entrar al iluminado espacio gritando miles de frases extrañas demostrándonos su apoyo. Yo me quedé parada unos segundos buscando a Natalia quien misteriosamente había desaparecido, hasta que la encontré un tanto apartada hablando con el idiota de Ian. Apreté los puños fuertemente y me adentré al lugar, no iba a quedarme a ser testiga de su estúpido romance.

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