Después de haber pasado una noche bastante traumática y haberla terminado de la mejor manera, debía volver a la vida real. Mi madre estaba muerta y Natalia no era mi salvadora de armadura plateada que me tomaría en sus brazos y me protegería de cualquier peligro. Punto final.
El domingo desperté sola; nada sorprendente. Ya tenía que desechar la patética idea de que en algún momento recibiría por parte de la pelinegra alguna atención más allá de la sexual de una vez por todas. Eso no iba a pasar ni en mis mejores sueños, así que debía abrir los ojos de una buena vez, ya lo había decidido. Aquella noche había sido la última en que me había dejado dominar de mis deseos hacía la chica y aunque los próximos encuentros 'porque estaba segura iban a pasar' no iban a ser fáciles de resistir, lo haría por mí. Si realmente quería empezar a vivir una nueva vida, ahora en compañía posiblemente de mi padre y de mi poderoso deseo de no caer en sus mismos errores, tenía que ponerle punto final a todo aquello que no me regalaba la paz que tanto anhelaba.
Aquella semana en el instituto fue aún peor que la anterior. La fiesta sería el viernes por lo que los últimos preparativos se estaban llevando a cabo para hacer de aquella celebración la mejor de todo el año. Natalia había intentado en varias ocasiones hablar conmigo, cosa que no logró ya que la evadí en todos y cada uno de sus intentos. No había nada de qué hablar. Lo que pasó aquella noche sólo fue por la vulnerabilidad del momento. En aquel instante me sentí sola y ella fue la única opción en ese momento para llenar aquel vacío y fue un completo éxito, logró hacerme olvidar el mal sabor de esa horrible pesadilla; ahora sólo podía darle las gracias y seguir mi camino.
Melannie intentó persuadirme para escuchar lo que Natalia tenía que decir, pues suponía que pese a su insistencia tal vez tendría algo muy importante que decirme y estuvo a punto de convencerme hasta que sentados en la cafetería, Erick le pidió ser su cita y esta había aceptado con una enorme sonrisa en su rostro. Lo que tenía que decirme seguramente no valía la pena.
El día viernes llegó junto con la emoción de los alumnos. La fiesta pretendía ser toda una hazaña teniendo en cuenta que habíamos logrado infiltrar algo de alcohol gracias a la coordinación con el comité de organización que se encargó de ocultar las botellas en las cajas que se encontraban bajo las gradas del polideportivo.
En la tarde salí hacia la casa de Mel ya que habíamos concretado arreglarnos allí y teniendo en cuenta que mi decisión de ir a la fiesta no había sido concretada hasta el día anterior donde Martha y mi amiga habían decidido ponerse de acuerdo para hacerme la vida imposible hasta que aceptara ir ya que según ellas necesitaba distraerme, tuve que buscar el disfraz ese mismo día y estaba sobre el tiempo.
Justo antes de salir, me había encontrado a Natalia en las escaleras y esta había intentado de nuevo acercarse asegurando que teníamos que hablar; pero de nuevo me negué e ignorando sus suplicas salí de la casa.
(...)
-¡La princesa de Egipto, Melannie, hace su aparición! – Anuncié usando un cuaderno como megáfono
Ante mis palabras mi amiga salió del baño haciendo una divertida pasarela mientras saludaba a su público imaginario. Su disfraz le quedaba realmente increíble. Un estrecho y corto vestido blanco escotado se ajustaba a su cuerpo con un cinturón dorado al igual que los largos brazaletes de los cuales colgaba un velo del mismo tono del vestido. En su cabeza se encontraba una corona dorada con diferentes piedras que se ajustaba al contorno de su cara que combinado con el maquillaje, más específicamente el de sus ojos, hacía resaltar las facciones de su rostro en especial su mirada. Y por último, unas sandalias de tacón con un amarre de tejido hasta debajo de sus rodillas y un bastón dorado.
-Estás hermosa – Comenté emocionada acercándome a ella que se había quedado mirándose en el espejo de cuerpo entero
-Tú igual lo estás – Aseguró sonriéndole a mi reflejo – Incluso me atrevería a decir que más hermosa que yo
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Juego de Adicciones
Teen FictionJulianne, chica rebelde, conflictiva, adicta al alcohol, al sexo y a la marihuana, tremendamente sexy y amante del control, el prototipo perfecto de la chica imperfecta, pero eso a ella no le interesaba, lo único importante en su vida era divertirse...