Como cada seis meses, a mediados de mes se celebraba una pequeña fiesta para recaudar fondos para la educación de niños y la protección de animales. No era nada de otro mundo, pero gracias a que la mayoría de invitados llevaba consigo a sus hijos, la diversión nunca faltaba. La última vez recuerdo haber terminado besando a una chica y otros dos chicos al mismo tiempo en mi cama y semidesnudos. No recuerdo muy bien que fue lo que pasó luego ya que los niveles de alcohol y marihuana en mi sistema eran bastante altos. Lo importante era que me había divertido como nunca, aquellas fiestas siempre terminaban de la manera más interesante que pudiera imaginar. Una vez desperté en la cama de una de las secretarias de mi padre y me daba un diez por eso, pero algo me decía que en la fiesta de ese día las cosas no terminarían de la misma manera, ahora tenía un problema familiar que afrontar y una extraña relación con una chica que aún no podía descifrar.
La conversación del día anterior había hecho cuestionarme muchas cosas y estaba haciéndome mirar algunas otras desde otro punto de vista. No podía caer en el mismo error de mi padre, no podía perder momentos, experiencias, alegrías, decepciones y compañías por cosas que al final no valían la pena, quería cambiar todas las mentiras que vivía cada día por algo real, algo puro. Debo admitir que me daba miedo tropezar en aquel camino que quería comenzar a emprender, pero no podía dejarme llevar por el temor y perderme de buenos momentos como lo había hecho mi padre. Cambiaría eso, lo haría por mí.
No había mucho que hacer ese día por lo que ayudé a organizar la casa para la fiesta en compañía de Martha y los demás empleados.
Natalia no había aparecido hasta la una de la tarde que la vi entrar apresurada a la casa y luego de varios minutos había vuelto a bajar para irse de nuevo.
-¿Por qué siempre sales tanto? - Pregunté sin poder ocultar la curiosidad mientras ponía unos manteles en algunas mesas de la sala
-Tengo asuntos que atender - Respondió despreocupadamente mordiendo una manzana
-Ummm... Claro - No me gustaba la actitud de la chica para algunas cosas, era como si ocultara algo y no sabía qué
-Nos vemos luego en la fiesta - Comentó caminando hacia la puerta - Tu primo me invitó
Claro que mi primo la había invitado, el chico sólo quería ganar puntos con Natalia, pero lo que ella no sabía es que no hacía falta una invitación para la fiesta, el que viviera bajo nuestro propio techo, ya le concedía todas las entradas VIP a las fiestas que mi padre o yo hiciéramos, pero supongo que era más fácil seguirle el juego a mi primo.
Toda la tarde estuvimos haciendo las últimas decoraciones y probando los exquisitos platos que iba preparando Martha, esto último en compañía de Melannie que no dudó en llegar a la casa en cuanto le conté que nuestra empleada había comenzado a cocinar.
No tenía mucho ánimo en participar de aquella fiesta, mi energía aún no se había recargado por completo, pero no podía dejar plantado a mi padre en una fiesta que claramente debía asistir ya que era una de las anfitrionas, así que dos horas antes que los invitados comenzaran a llegar, decidimos subir a mi habitación para ducharnos y organizarnos.
-Has estado bastante extraña hoy, ¿estás bien? - Preguntó Melannie secándose el cabello mientras yo buscaba que ponerme
-Sí, estoy bien - No estaba segura si quería hablar del tema, me daba miedo que aquella conversación con mi padre se quedara sólo en eso y al final me hubiera ilusionado para nada
-No te creo - Sus ojos se encontraron con los míos por lo que tuve que desviar la mirada por miedo a que encontrara en ella lo que estaba buscando - Vamos Julianne, ¿acaso ya no confías en mí?
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Juego de Adicciones
Teen FictionJulianne, chica rebelde, conflictiva, adicta al alcohol, al sexo y a la marihuana, tremendamente sexy y amante del control, el prototipo perfecto de la chica imperfecta, pero eso a ella no le interesaba, lo único importante en su vida era divertirse...