Llegamos a la casa a eso de las seis, sabía que mi padre me regañaría por llevar a nuestra huésped tan tarde pero me daba igual, no iba a posponer la fiesta por estar con un estúpida como Natalia; no habíamos hablado en todo el trayecto y eso me tranquilizó, si la tonta abría la boca terminaría por provocar un accidente de tránsito. Introduje la llave lentamente tratando de no hacer mucho ruido ante la mirada expectante de mi acompañante, no se escuchaba un solo ruido en la casa por lo que deduje que aún seguirían durmiendo, era sábado y no había mucho que hacer. Sin esperar a Natalia, caminé por la sala y me dispuse a subir las escaleras cuando una voz me sobresaltó.
-¡Julianne! – Escuché la voz de mi padre - ¿Dónde estabas metida? Te estuve llamando toda la noche
-¡Hola papi! – Lo saludé con una gran sonrisa - ¿Dormiste bien?
-No me cambies el tema, Julianne – Dijo mirándome seriamente
-Está bien – Respondí rodando los ojos – Estuve con Melannie y Natalia ¿no te acuerdas?
-No estoy preguntando con quién – Frunció el ceño
-Umm... ¿por ahí? – Sonreí encogiéndome de hombros
-Mejor dime tú, Natalia – Desvió su mirada hacia las escaleras donde la chica se encontraba con una extraña mirada. Ante las palabras de mi padre me giré para mirarla. Sí decía algo la iba a matar
-Estuvimos... conociendo la ciudad – Dijo después de largos y tortuosos segundos – A Julianne se le descargó el celular por lo que llame a mi madre a avisarle pero al parecer usted ya estaba dormido –Explicó mirando a mi padre a los ojos ¡Vaya que la perra sabía mentir!
-¡Oh! Está bien – Se tranquilizó mi padre para luego despedirse y caminar hacia su estudio
Vi a Natalia subir las escaleras rápidamente; después de unos segundos desapareció de mi vista por lo que subí corriendo, quería saber por qué había mentido por mí
-¡Oye! Espera – Le grité justo antes que se introdujera en su nueva habitación, ella se giró y esperó paciente - ¿Por qué hiciste eso?
-¿Qué cosa? – Preguntó tratando de parecer confundida
-Ya sabes – Dije caminando hacia ella – Lo que le dijiste a mi padre
-Sólo evitar una discusión – Me miró dando un paso adentro de su habitación – Bebí un poco y lo único que quiero es dormir, así que... - Sin decir más, cerró la puerta en mi cara
Después de aquella conversación me quedé parada unos minutos delante de la puerta tratando de entender a Natalia, me odiaba y eso se notaba, pero ¿Para qué le había mentido a mi padre? Yo en su lugar me hubiera vengado diciendo la verdad ¿A qué estaba jugando? Respiré profundo y caminé hacia mi habitación que se encontraba al final del pasillo, el cansancio comenzaba a notarse y sólo podía pensar en dormir, así que después de cerrar la puerta con seguro, me dirigí a la cama y me desplomé con una sonrisa en mi rostro recordando aquella divertida noche.
(...)
Me desperté a las doce del día con un grito de mi padre para bajar a almorzar, aun me sentía agotada por lo que me tomé mi tiempo para levantarme, me dolía la cabeza y el suelo parecía dar vueltas pero aun así me las arreglé para meterme bajo la ducha. Sentir el agua caer por mi cuerpo me relajó y apaciguó un poco los efectos del alcohol. Me quedé sin moverme por varios minutos hasta que un nuevo grito de mi padre me sobresalto; salí de mala gana del baño y busqué un pequeño short que no dejaba nada a la imaginación, una blusa rosa ajustada y unas sandalias. Decidí no usar maquillaje y sin secar mi cabello bajé hasta la cocina donde se encontraba mi padre leyendo el periódico mientras Martha corría de aquí para allá buscando ingredientes.
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Juego de Adicciones
Teen FictionJulianne, chica rebelde, conflictiva, adicta al alcohol, al sexo y a la marihuana, tremendamente sexy y amante del control, el prototipo perfecto de la chica imperfecta, pero eso a ella no le interesaba, lo único importante en su vida era divertirse...