CAPITULO 16: Licorería Evans

852 64 14
                                    

Voy a complacerl@s con un capítulo extra esta vez 🤭
Les gustaría que las actualizaciones fueran tres veces a la semana, ¿o mejor las dejamos en dos?

...

El día siguiente me desperté más temprano de lo normal y esto gracias a los incesantes pensamientos referentes a Natalia que no paraban de atormentarme, estaba frustrada, enojada y extrañamente satisfecha por la sesión de besos y caricias del día anterior, nunca creí poder tener una oportunidad como esa con aquella chica y aunque me complacía enormemente, su actitud me irritaba de igual manera. Gracias a eso no había podido dormir lo suficiente, pero afortunadamente mi cuerpo parecía no notarlo, así que fue por eso que decidí levantarme y organizarme para hacer nada en particular, sólo quería distraer mi mente de cualquier pensamiento que perturbara la tranquilidad que anhelaba tener.

Escogí un short negro de talle alto, una blusa blanca ajustada y unas sandalias, agarré mi cabello en una cola alta y apliqué sólo un poco de maquillaje, no estaba segura de lo que haría pero no pretendía quedarme encerrada entre aquella blancas y solitarias paredes que en vez de transmitir paz, causaban un sentimiento de soledad que no estaba dispuesta a soportar. Bajé en busca de algún ser vivo existente en la mansión y afortunadamente me encontré con Martha quien se encontraba preparando el desayuno; la saludé con más emoción de la necesaria y ésta me respondió con una evidente cara de sorpresa.

-Señorita Julianne, que sorpresa verla levantada tan temprano

-¡Ay, por favor! Ni que durmiera hasta tarde todo el tiempo – Dije tratando de sonar ofendida pero mi sonrisa me delataba. Martha me miró con una de sus cejas enarcadas y con una mano en la cintura, haciéndome reír para luego levantar las manos a modo de rendición – Está bien, está bien, como tú digas, pero conste que no estoy de acuerdo

Martha sonrió triunfante y continuó con lo que estaba preparando, me acerqué más para poder ver lo que estaba cocinando ya que el olor que desprendía era tentador y al ver los deliciosos pancakes fue imposible no estirar la mano para agarrar uno pero recibí un golpe en ésta antes de poder lograrlo.

-Aún no he terminado, así que mejor ve a esperar a otro lado antes que nos dejes sin desayuno

Le hice caso de mala gana y me fui a sentar junto a la isla mientras esperaba paciente, mi estómago comenzaba a protestar y la ansiedad se apoderaba de mi cuerpo, el reloj marcaba las ocho en punto y no paraba de preguntarle a Martha cuándo iba a terminar.

-¿Ya? – Pregunté de nuevo impaciente – Ya son las ocho

-Tal vez sea mejor que se siga levantando tarde – Comentó riendo mientras se giraba con un exquisito plato de pancakes, el cual cada lamina cubría una deliciosa capa de fresas y en la superficie, chocolate blanco adornaba la torre, a los lados de ésta se hallaban rodajas de manzana finamente cortadas y de tomar un refrescante jugo de naranja. Era el desayuno perfecto.

-Creo que la espera valió la pena – Dije emocionada como una niña pequeña una vez que el plato estuvo frente a mí

-Espero que lo disfrute – Sonrió satisfecha y siguió sirviendo los demás

Cada bocado que entraba en mi boca se sentía como saborear el mismísimo cielo, hacía mucho no disfrutaba un desayuno como aquel, la verdad hacía mucho que no disfrutaba un sábado en la mañana sin tener resaca y no estaba nada mal, me agradaba tener la compañía de Martha y gozar la tranquilidad que se sentía a esa hora, podía escuchar los pájaros cantar y sentir el leve calor del sol entrando por la ventana, era igual como cuando mi madre aún estaba viva, cuando iba a despertarme en la mañanas para avisarme que el desayuno estaba listo, cuando corríamos por toda la casa después de haberle untado el chocolate de los pancakes en la cara donde casi siempre terminaba dentro de la piscina luego que me atrapara, extrañaba aquellos tiempos donde parecía tener una familia, donde no tenía que esconderme en el alcohol o en la marihuana para ocultar mis sentimientos, la extrañaba demasiado.

Juego de AdiccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora