CAPITULO 32: Secretos

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Nota: Hemos llegado a una de las partes más esperadas y nada me hace más feliz que el haber decidido compatir esta historia con ustedes. Me encantan sus comentarios y reacciones en todos los acontecimientos que hemos tenido que pasar con ese par de chicas y me gustaría verlos aún más en este capítulo así que espero con ansias sus comentarios.
Sin más que decir, disfruten...

...

-La pregunta es, ¿qué haces corriendo de esa manera? – Sus profundos ojos me escudriñaron buscando una respuesta a lo que sólo pude encogerme de hombros

-Nada importante... ¿Tú qué haces aquí? – Pregunté rápidamente para cambiar de tema

-Vine a traerle el auto a Erick – Se explicó señalando el auto negro el cual estaba acompañado de su hombre de confianza – Tuve que utilizar el suyo esta noche ya que el mío se averió

-Ah – Exclamé sin saber que más decir, la sola mención de mi primo traía a mi mente la última escena que había presenciado haciendo que mi corazón se rompiera nuevamente

-Estás muy linda esta noche – Sonrió sacándome de mis patéticos pensamientos - ¿Ya vas para la casa?

-Gracias – Acomodé el cabello que caía sobre mi cara y forzando una sonrisa, lo miré - Sí, ya la fiesta terminó, así que...

-¿Y tienes quien te lleve? – Cuestionó mirando a su alrededor. Las pocas personas que aún quedaban ya se estaban marchado – Si quieres puedo llevarte

-Eso sería estupendo – Le sonreí tomando el brazo que me ofrecía

-¿Te molesta si vamos a la fábrica primero? Necesito unos papeles que dejé en la oficina

-Claro, no hay problema

El largo trayecto en el asiento trasero de aquella camioneta estaba comenzando a incomodarme y esto gracias al terrible silencio que nos inundaba el cual no ayudaba a acallar mis pensamientos. En mi mente no paraba de reproducirse las últimas semanas en las que la pelinegra había empezado a formar parte de mi vida.

Se supone que la vida es una montaña rusa con constante subidas y bajadas, pero Natalia parecía ser el Kingda Ka, las subidas eran lentas y tranquilas haciéndome llegar casi al cielo, pero de un momento a otro la caída era inminente y terriblemente inclinada, terminando así con la poca dignidad que me quedaba.

A pesar de las señales que recibí de su parte, decidí cerrar los ojos, me lancé al abismo en el que juré nunca caer y el duro cemento me recibió con los brazos abiertos ¿Quién era Natalia para haberme hecho ir en contra de mis creencias?¿Por qué no accioné el freno a tiempo?

De vez en cuando pude percibir las miradas que me daba mi tío a mi lado quien pareció notar que algo me pasaba y había decidido no decir nada al respecto. Aquel hombre era realmente discreto y comprensivo, siempre me había tratado como una hija y no podía estar más agradecida. Mientras mi padre se ausentaba de casa, él llegaba a hacerme compañía cada que podía y aquellas visitas se sintieron mucho más agradables después de la muerte de mi madre. A pesar de verlo pocas veces a la semana, era bueno sentir su apoyo.

Desvié la mirada de la ventana en cuanto sentí que el auto disminuyó su marcha.

-¿Me acompañas? – Ofreció mi tío con una reluciente sonrisa

-Claro – Contesté después de meditarlo unos segundos. No pretendía quedarme a solas con aquel mal encarado hombre que tenía mi tío como mano derecha

Bajamos del auto en silencio y nos encaminamos hacia la entrada de la fábrica luego de que mi tío me ofreciera su chaqueta para protegerme del frío que comenzaba a penetrarse por la delgada tela de la ropa que llevaba. Agradecida, me abracé para comenzar a entrar en calor.

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